RESTAURANTE MANOLO 1934 Los recuerdos también se renuevan.

Para una generación la calle Princesa de Madrid fue, es y será un símbolo. Fue el santuario de las primeras salidas preuniversitarias, de las primeras zapatillas Adidas compradas en la Deportes Princesa, los ratos en el escaparate de la Tienda Equus o las primeras cervezas den el Parador de Moncloa con aquella chica de Oviedo que estudiaba en el CEU y parecía inalcalzable. El bar de Manolo era una pieza más de ese engranaje. Una ración de calamares o unas cañas era un lujo para el fin de semana o el viernes al salir de clase.
Por eso, cuando se reserva ahora de nuevo una mesa en los salones de esta casa de comidas actualizada siempre hay una cierta dosis de añoranza. La historia no se improvisa. La familia y su manera de entender la hostelería mantiene esa forma de regentar el negocio. Aunque algunos de quienes hoy siguen comiendo en sus clásicos salones o desayunando en la barra más modernizada recuerdan haber conocido también al abuelo Enrique, él es sin duda quien ha mantenido contenta y fiel a la clientela en las últimas décadas.
Los que celebramos muchas notas con las cañas que ponía Enrique ahora podemos disfrutar del trabajo de sus hijos, que se criaron entre fogones pero tomaron sus propios caminos -Manuel, historiador del arte; Paloma, profesora; y Juan, que viene del sector de la banca-, se reunieron y decidieron continuar con el precioso legado familiar.
Los que celebramos muchas notas con las cañas que ponía Enrique ahora podemos disfrutar del trabajo de sus hijos, que se criaron entre fogones pero tomaron sus propios caminos -Manuel, historiador del arte; Paloma, profesora; y Juan, que viene del sector de la banca-, se reunieron y decidieron continuar con el precioso legado familiar. Posiblemente, el mejor referente para una parada es su cocido madrileño, que asume el espíritu del barrio de Arguelles. Su cocido madrileño se sirve miércoles, sábados y domingos entre octubre y mayo por 24 €. Aquí se toma en dos vuelcos y con la rica pelota de miga de pan, ajo y perejil acompañando a las carnes y verduras en el segundo pase, como vienen haciendo prácticamente 90 años. Por si había alguna duda, sigue igual de rico, porque la fórmula es la misma, la que tienen manuscrita en el recetario familiar.
Todo el cariño de Juan y Paloma con sus clientes en la sala es la prolongación de las habilidades de Manuel en la cocina. Su creatividad es perfecta para reinterpretar los mejores platos del recetario familiar. Pulpo a la gallega hecho en su punto óptimo y como manda la tradición, sobre cama de cachelos y con pimentón, aceite y sal, en ese orden; Mollejitas de cordero encebolladas y reducidas con vino blanco; Callos a la madrileña; Croquetas caseras -y bien cremosas- de jamón y de cocido; Torreznos caseros con patata revolcona; Pero si tenemos que caer en la tentación podemos reservanos para sus bocaditos de merluza rebozados, sus Calamares en su tinta; o unas delicadas Flor de alcachofa rellena de champiñones y jamón. Por supuesto que no falta su Rabo de Toro para los días de feria y unas Carrilleras Ibérica que vamos a recordar.
Por supuesto que hay menú del día con un precio muy interesante. 15,50 en barra y 18,50 en sala o terraza. Si a esto unimos una interesante bodega donde no faltan las referencias francesas o alemana para acompañas a los Riojas o a los Ribera, pues estamos en el momento perfecto.
Restaurante Manolo 1934 (www.manolorestaurante.com) tiene capacidad para 96 personas entre salones y zona de barra, El precio medio en comidas o cenas es de 30 €; el del menú del día son 15’50 € en barra y 18’50 € en sala o terraza.
Restaurante Manolo 1934 (Calle de la Princesa, 83. Tel. 91 544 12 22. www.manolorestaurante.com.
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