Las leyendas nos ayudan a entender mejor nuestra manera de vivir. La vida es corta para no creer en la ficción y las leyendas ayudan a comprender la historia. Soria también es misterio e historia.

Hay romances, poesías y relatos que forman parte de nuestra cultura tradicional que explican el atractivo de esta tierra desde tiempos inmemoriales, y de paso enriquecen la mitología y nuestra historia. Estas cuatro leyendas también sirven para conocer Soria.

LA AFRENTA DE CORPES

Uno de los tres cantares del Mío Cid, en concreto el tercero y último, es el de la Afrenta de Corpes, en el que se cuenta el enfrentamiento con Diego y Fernando, los infantes de Carrión, que previamente habían pedido a sus hijas Elvira y Sol en matrimonio, con los hombres del Cid, que los habían insultado.

Para entender esta circunstancia, hay que conocer Castillejo del Robledo. Es el pueblo más occidental de Soria y pieza clave del Camino de El Cid. Las ruinas de su castillo templario son un referente para los aficionados a las fortalezas.

Cuentan los cronistas que tras la agresión a sus esposas durante el regreso a Castilla (que tiene lugar en el robledo de la Lanzada en Robledo de Corpes y en las que las dejan medio muertas y abandonadas) el Cid pide venganza al rey Alfonso VI, que convoca las Cortes de Toledo. Tras vencer a los infantes en duelo, Elvira y Sol se vuelven a casar con los infantes de Navarra y Aragón.

ALVARGONZÁLEZ

El romance de La tierra de Alvargonzález es una obra de Antonio Machado aparecida por primera vez en Campos de Castilla, su poemario de 1912. Más tarde el autor convirtió sus 712 versos en una leyenda debido al atractivo de su gesta heroica, dedicada a Juan Ramon Jiménez y relatada inicialmente por un campesino en un viaje entre Cidones y Vinuesa.

Dos de los tres hijos de Alvargonzález, Juan y Martín, matan a su padre para conseguir su herencia, y venden sus tierras a Miguel, el hermano menor. Pero los asesinos acabarán sus pasos en la Laguna Negra, el mismo lugar donde arrojaron el cuerpo de Alvargonzález.

LA PROMESA Y EL MONTE DE LA ANIMAS

Esta leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer contiene todo el romanticismo de su autor. Se trata de una historia de terror muy próxima a los relatos de Edgar Allan Poe en la que un joven noble, Don Alonso, vive profundamente enamorado de una dama, su prima Beatriz.

Ella no quiere volver a Palacio durante una noche de cacería en el monte, que coincide con la noche de Todos los Santos, y él le cuenta la terrorífica historia del monte de las Ánimas, ambientada en la época de los Templarios. En el pasado éstos se enfrentaron a los nobles en una terrible batalla ambientada en la misma noche de Todos los Santos.

La leyenda, le cuenta Alonso, dice que cada noche de todos los Santos los espíritus de esos soldados emergen y los esqueletos buscan por el bosque nuevas presas para sí. Él, loco de amor, regresará no obstante al monte en plena noche para buscar una banda azul de su amada y ella, poco crédula, se dispone a dormir envuelta en una difusa sensación de terror. Por la mañana recibirá de una criada la noticia de la muerte de Alonso y encontrará una banda azul ensangrentada en sus aposentos.

ULTIMOS DIAS DE ALMANZOR.

Almanzor fue un político y gobernante andalusí durante el Califato de Córdoba, paladín del Islam y responsable de numerosas gestas en la Península Ibérica que le convirtieron en el gobernante musulmán más temido.

Usurpador del verdadero califa Hisham II, la leyenda de sus últimos días cuenta cómo el caudillo, tras ejercer su dominio en Al-Andalus, acabó sus días en la batalla de Calatañazor, en Soria. Luchando contra el conde de Castilla Sancho García, pero Almanzor acabó huyendo debido a la aplastante victoria cristiana y falleciendo en Calatañazor.

Varias leyendas adornan la historia. Una, por ejemplo, cuenta cómo un pescador se desvanece y aparece como un espíritu mientras pronuncia “en Calatañazor perdió Almanzor el tambor”.

Otra versión señala que los últimos días de Almanzor tuvieron lugar después de sitiar Santiago de Compostela, cuando una plaga enviada desde el cielo diezmó el ejército árabe y acabó con Almanzor en plena batalla con los cristianos en Calatañazor. Otra tesis apunta a una herida en una batalla en el castillo de las Águilas. Todas coinciden en apuntar que la desaparición de Almanzor fue el principio del fin de la dominación musulmana en la Península Ibérica.