Cada vez son más las personas que optan por la caravana para irse de vacaciones o de escapada. Es una opción que da bastante libertad ya que nosotros mismos somos los dueños del viaje, del tiempo que pasamos en cada lugar y de las distancias que recorremos. Llevar tu casa contigo mismo te quita de ataduras y horarios. Sin embargo, sí hay que estar al tanto de las posibilidades y normativas en cuanto a este vehículo, por eso vamos a conocer tres pueblos caravan friendly pasando a orillas del Duero.

Simancas (Valladolid)

Una de las joyas vallisoletanas que debe su nombre a la leyenda de las siete doncellas: mujeres que debían de ser entregadas a Abderramán II y que decidieron cortarse las manos para que las rechazaran. Así que el monumento dedicado a ellas es de obligada visita.

El Área de Autocaravanas de Simancas (Camino del Batán, s/n) se encuentra pegadito al puente, mejor imposible, cuenta con 6 plazas y una estancia autorizada de 48 horas. Eso sí, se prohíbe sacar mesas, sillas, toldos y cualquier otro elemento que suponga una acampada. Junto al rio y perfecto para disfrutar de los caminos cercanos…

Nada más salir de la caravana hay que pasar por el puente medieval del siglo XIII, sus vistas al Pisuerga son la mejor bienvenida que se puede tener. Una vez adentrados en el pueblo, hay que ponerse las gafas y coger papel y lápiz para admirar y apuntar cada dato de cada rincón rebosante de historia. Su Plaza Mayor os recibirá con los brazos abiertos para que os toméis un descanso y probéis la gastronomía local. Un casco antiguo presume de iglesia gótica (aunque con tardía influencia renacentista) con la de El Salvador del siglo XVI y que muy cerca tiene el Hospital de El Salvador.

Por último, pero no menos importante, la joya de la corona, el castillo de Simancas también Archivo General del Reino. Levantado en el siglo XV por la familia Enríquez sobre una antigua fortaleza árabe, los Reyes Católicos lo incorporaron al reino de Castilla. Su buen estado de conservación hace que su visita sea lo más parecido a usar una máquina del tiempo.

Berlanga de Duero (Soria)

Ubicado en el suroeste de Soria, cuenta con un magnífico castillo al pie del cerro. Tierras que ocuparon diferentes asentamientos y lugar de batallas y reconquistas por su posición fronteriza. Cerca del Duero y a la orilla del rio Escalote. Todavía se puede ver el esplendor de su pasado en sus murallas, calles porticadas y demás edificios monumentales, lo que ha convertido a esta localidad en Conjunto Histórico Artístico.

A unos cientos de metros del casco histórico, se encuentra el área de autocaravanas Berlanga de Duero (Calle Calzada, 30P), un recinto embaldosado con hierba que dispone de nueve plazas reservadas delimitadas, una estancia máxima de 72 horas y buena iluminación nocturna. Después de tomarse el café mañanero admirando las buenas vistas que ofrece, es el turno de una completa ruta a pie para descubrir cada rincón de Berlanga de Duero: su Plaza Mayor, la Colegiata Santa María del Mercado, el Convento de las Concepcionistas, la Ermita de la Soledad, el Hospital de San Antonio, el Palacio Ducal… Y no desvelamos más para que descubráis vosotros mismos el resto.

Toro (Zamora)

A escasos 30km de Zamora, esta localidad que no llega a los 9.000 habitantes y presume de cierto aire capitalino. En resumen, Toro es todo un monumento.

Hace apenas más de un año que inauguraron en el barrio del Carmen el área de autocaravanas. Se encuentra a 700 metros de la N-122, cuenta con 12 plazas (más otras dos para la toma de agua) y una estancia máxima de 72 horas. Además, está justo al lado de un parque infantil, destino preferido por los peques de la familia se esté donde se esté.

Toro constituye un importante núcleo del románico-mudéjar en Castilla y León. La mayoría de sus iglesias son de entre los siglos XII y XIII: San Lorenzo El Real, San Salvador de los Caballeros, iglesia del Santo Sepulcro, la ermita de Nuestra Señora de la Vega… La lista es infinita si se continúa con el Alcázar de la Ciudad de Toro, la Colegiata de Santa María la Mayor, el Monasterio de Sancti Spiritus el Real, el palacio de Valparaíso. Hay que llevar el carrete de fotos bien preparado, o en su defecto, un móvil con mucha batería para poder fotografiar tanto patrimonio. Si es que lo tenemos todo… comodidad e interés cultural.