Aquí también los modernos son bien recibidos. La cocina tradicional española es un tapiz de historias, paisajes y sabores que se entretejen en la memoria colectiva del país. En esta ruta de cinco paradas, exploramos algunos de los restaurantes más emblemáticos, donde la herencia familiar y la innovación se dan la mano para ofrecer experiencias culinarias únicas. Cada uno de estos templos esconde una historia singular, una carta que rinde homenaje a su tierra y una filosofía que trasciende la mera restauración: esto es arte, cultura y pasión.

Estos restaurantes son mucho más que lugares donde comer: son guardianes de la memoria, laboratorios de sabor y embajadores de sus territorios. Cada uno, con su historia y su carta, ofrece al viajero gourmet una experiencia irrepetible, donde la tradición se reinventa cada día y la pasión por la cocina se transmite de generación en generación. Comer en ellos es recorrer España a bocados, con la certeza de que, en cada plato, late el corazón de una cultura milenaria.

VENTORRILLO EL CHATO (CÁDIZ)

Tres siglos de historia… y tortillitas de camarones. A pie de playa, Ventorrillo El Chato es una institución gaditana, con casi 300 años de vida. Fundado en el siglo XVIII, ha sido testigo de la evolución de la ciudad y su cocina. Su especialidad, las míticas tortillitas de camarones, es un emblema local y un imprescindible para quienes visitan la capital gaditana.

La carta es un homenaje a la cocina tradicional andaluza y de la bahía: tortillitas de camarones, pescados fritos, guisos marineros y productos frescos del litoral. El ambiente —entre la brisa atlántica y la historia viva del local— convierte cada comida en una celebración del sur.

ESTRELLA DEL BAJO CARRIÓN (VILLOLDO, PALENCIA)

Estrella del Bajo Carrión es un referente de la cocina castellana, situado en Villoldo, en pleno corazón de la Tierra de Campos palentina. La familia Pedrosa ha sabido conservar el alma rural y la autenticidad de los productos locales, convirtiendo este restaurante en destino habitual de peregrinos y gourmets.

Su cocina se basa en la despensa de la tierra: legumbres de la comarca, cordero lechal asado, guisos tradicionales, verduras de la huerta y postres caseros. El menú degustación permite recorrer los sabores de Castilla con platos como la menestra de verduras, los pichones estofados y los quesos locales. La bodega, con referencias de las DO Cigales y Ribera del Duero, redondea la experiencia.

BIDEKO (LEZAMA, ÁLAVA)

El caserío vasco hecho alta cocina. Bideko, ubicado en un antiguo caserío de Lezama, es un homenaje a la tradición culinaria de Euskadi. La familia que lo dirige ha sabido preservar recetas ancestrales y actualizarlas con técnicas modernas y una impecable selección de producto local.

La carta es un despliegue de sabores vascos: txuletón de vaca vieja, bacalao al pil-pil, verduras de temporada, hongos y setas, y postres de la casa. El menú degustación repasa los grandes clásicos de la gastronomía vasca, con especial atención a las carnes y pescados a la brasa. La bodega rinde tributo a los vinos de Rioja Alavesa.

ECHAURREN (EZCARAY, LA RIOJA)

Echaurren es un icono de la gastronomía riojana, dirigido por la familia Paniego desde hace más de un siglo. Francis Paniego ha logrado unir la cocina de su madre Marisa —con sus legendarias croquetas— con una propuesta de alta cocina contemporánea que le ha valido una estrella Michelin.

La carta es un homenaje al recetario riojano: croquetas de Marisa, menestra de verduras, caparrones, cordero asado, bacalao a la riojana y postres tradicionales. El menú degustación alterna platos de la memoria familiar con creaciones de autor, todo en un entorno donde la hospitalidad se respira en cada rincón.

GAYARRE (ZARAGOZA, ARAGÓN)

Gayarre es uno de los grandes restaurantes clásicos de Zaragoza, conocido por su elegancia y su firme apuesta por el producto aragonés. Un espacio donde la tradición, el servicio impecable y el sabor se dan la mano.

La carta recorre la riqueza gastronómica de Aragón: ternasco asado, borrajas con almejas, migas, bacalao ajoarriero y postres como la trenza de Almudévar. El menú degustación permite descubrir esta despensa única en un ambiente sereno y distinguido.