Con el Cid por Guadalajara
Hay que ir pensando en disfrutar del campo en nuestros días de ocio. La historia y la literatura suelen dejar al que las aprecia un sabor de boca que, a pesar de ser delicioso, siembra cierta inquietud. Si a esto le unimos un poco de deporte, el fin de semana puede ser perfecto. Un buen lector suele entusiasmarse con la idea de recorrer los mismos sitios que recorren los personajes en sus libros, y a veces no se descansa hasta que se logra. Paisajes salvajes, donde el frío y el calor marcan las estaciones…
Para otros son las tierras del Cid. Toda clase de opciones para viajeros polivalentes. La silueta del castillo de Torija obliga a salirnos de la autovía A-2 y acceder al pueblo por un viejo recorrido de la antigua carretera nacional. Torija parece negarse a crecer. Conserva el aire de los antiguos pueblos castellanos con su Plaza de la Villa en la que destaca el planteamiento radial. Sin embargo todo queda en un segundo plano, detrás de su castillo. Su historia corre paralela a la del municipio, pueden adivinarse sus orígenes del siglo XV, obra de la familia Mendoza, que desde su llegada a Castilla, estuvo vinculada a Torija. Sobre la muralla corre de torre a torre un paseo.
Si nos animamos a sacar nuestras bicicletas, una pequeña carretera local nos lleva hasta Brihuega. Aquí la parada es inevitable… Su situación en la vega del Tajuña atrajo a los iberos y después a los romanos que lo convirtieron en Castrum Brioga, y de ahí la Brihuega de nuestros días, con un casco antiguo que es Conjunto Histórico Artístico.
Antes de salir, hay que darse una vuelta por su iglesia románica de Santa María y echar una ojeada sobre el valle desde su mirador. Por supuesto, hay que contemplar los restos de su castillo y asomarse a la antigua Fábrica de Paños de estilo versallesco.
A Brihuega muchos se acercan en busca de antigüedades, y otros a comer en sus fogones. Desde aquí el viaje a la Alcarria es inevitable: Cifuentes, con una plaza mayor soportalada y si hay más tiempo, el camino nos llevará por los lugares del célebre libro de Cela, como Durón y Budía. La llegada a Jadraque recuerda a las viejas postales y desde su plaza sale otra pequeña carretera que nos lleva hasta Sigüenza. En Jadraque, cuyo castillo domina desde la cima del cerro, hay vistas espectaculares de los alrededores. Este castillo, llamado precisamente de El Cid, fue mandado construir por el Cardenal Mendoza en 1489.
Llevar a la ciudad de El Doncel sirve de descanso. Con su aspecto de fortaleza a orillas del Henares y envuelta en tonos rosáceos, Sigüenza es una de las joyas de la arquitectura castellana, cuya larga historia se muestra sobre todo en su típica plaza castellana con soportales presidida por la Catedral. Su mayor tesoro es el sepulcro del «Doncel», una magnífica pieza de la imaginería hispana. El Doncel fue en realidad Don Martín Vázquez de Arce, quien encontró la muerte a las puertas de Granada, y el descanso en el frío mármol de la Catedral de Sigüenza.
El paseo por Sigüenza tiene otra referencia obligada en lo alto del pueblo, en el Castillo, convertido en Parador gracias a una completa restauración tanto interior como exterior. Fue morada de los obispos de Sigüenza y de Doña Blanca, la repudiada esposa de Pedro I el Cruel, que lloró amargamente en una de sus torres. El camino entre la Catedral y el Castillo es un conjunto medieval con iglesias que bien merece un paseo.
Y como cambian los tiempos, también han mejorado las comodidades.
Restaurante El Doncel
Pº de la Alameda, 1. Sigüenza.
Tf: 949 39 00 01.
Una buena dirección para los amantes de la buena gastronomía. La calidad no se mide por las estrellas, pero su estrella Michelin es muy merecida. Su carta está elaborada en base a la temporada y también ofrece una cocina de autor siempre elaborada con las estupendas materias primas que ofrece la tierra. De entre sus especialidades cabe destacar la terrina de foie sobre manzana ácida y caramelo de Oporto o las migas castellanas con huevo y uvas.
Hotel Spa Niwa
Pº Jesús Ruiz Pastor, 16. Brihuega.
Tlf: 949 28 12 99 / 606 410 788.
Elegante y perfecto para hacer del descanso y el relax su principal reclamo.
Molino de Alcuneza
Ctra. Alboreca, km 0,5. Alcuneza – Sigúenza.
Tlf: 949 39 15 01.
Un auténtico hotel con encanto situado a escasos kilómetros de Sigüenza. En un edificio del siglo XIV con 17 maravillosas habitaciones decoradas con mucho gusto. También dispone de área Spa para relajarnos y disfrutar de una variada gama de masajes.
Parador de Sigüenza
Pz. del Castillo, s/n. Siguenza.
Tlf: 949 39 01 00.
Un lugar ideal para sentirte como un auténtico rey. Situado en una antigua alcazaba árabe. Decoración sobria castellana y habitaciones amplias y luminosas.
Camino de Atienza, por una carretera comarcal, nos paramos a hacer un alto en Imón donde, a tan sólo cien metros del balneario de Baños de Imón, se encuentra una casona señorial del S. XVII, convertida en un magnífico hotel rural. Todo un lujo para un fin de semana elegante y relajado.
Atienza es célebre por su fiesta de la Caballada, que se celebra cada Domingo de Pentecostés, reviviendo la gesta de los arrieros de Atienza quienes, bajo sitio de Fernando II de León, y después de cabalgar siete días y siete noches, liberaron a Alfonso VIII, el «Rey Niño», sobrino del anterior y pretendiente al trono de Castilla.
Caminando por las calles de Atienza nos encontramos nuevamente con dos de los alicientes de la zona, la gastronomía y la artesanía. En la calle Cervantes, Modesto Arias elabora inmejorables embutidos de acuerdo a la tradición. En la plaza de España, varias tiendas ofrecen distintas muestras de artesanía popular.
El Cid siguió adelante por “nuestro” camino y nosotros vamos llegando al final de la ruta. Pero antes merece la pena visitar Cogolludo, un pueblo que parece vivir en una eterna obra con su castillo que se desmorona cada año un poco más, sus iglesias que parecen construidas junto a un andamio y sobre todo un entorno salvaje perfecto para el disfrute…
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