Un lugar perfecto para la memoria gustativa.

Hay mil maneras de pasar unas vacaciones, y alojamientos como Chateau de Bel Ombre permiten hacerlo como si viajáramos en el tiempo, con las comodidades y necesidades de un viajero sofisticado del siglo XXI.

No estamos en un simple hotel de lujo. Bel Ombre es casi una nueva manera de entender nuestro tiempo de ocio. La historia y la vanguardia se unen entre palmeras con esa hospitalidad mauriciana. El lugar está calificado como monumento histórico en Isla Mauricio, este edificio del siglo XIX. Este hotel nos acerca de lleno en una atmósfera colonial distinta, con muebles cuidadosamente restaurados y una decoración que remite directamente a 1.810, cuando esta mansión colonial fue construida.

Su recuperación ha sido casi un ejercicio cultural. Este respeto a los elementos de origen es una declaración de identidad, de respeto a la Historia con mayúsculas. A partir de ahí se desarrolla una oferta de ocio, gastronómica, con multitud de facetas interesantes y originales. El privilegiado entorno, con un jardín de productos de la huerta locales demuestran el compromiso con la agricultura y productores de la zona. Por un lado hay un interés por la reducción de la huella de carbono; por otro adaptarse a las tendencias de una clientela muy global. Y en este caso se logra.

Parte del éxito se debe a su restaurante que responde a las expectativas creadas. Dotado de ochenta plazas y una excelente bodega, permite conocer la carta gourmet de “Cuisine du Terroir” organizada en torno a productos locales seleccionados por el chef francés David Toutain, premiado con dos estrellas Michelin. El lugar, por cierto, es ideal para celebrar bodas y otra clase de eventos sociales debido a lo bucólico del entorno.

Una dirección que ya merece el viaje. Los productos se ajustan una carta donde el cordero, langosta o ternera son compatibles con raviolis, trufa o verduras del huerto cercano. El resultado es una joya histórica justamente merecedora de los tres World Luxury Restaurant Awards obtenidos este pasado 2023. La carta anima a la creatividad y eso siempre se agradece después de un día navegando frente a la costa o una jornada intensa de golf y spa.

Además, se puede combinar con pasar la noche en alguna de sus habitaciones y la experiencia será inolvidable. Sus suites están dotadas de todos los servicios y en ellas no echaremos en falta ningún placer moderno. Pero su decoración invita a viajar aplazado con atmósferas decorativas y francesas muy bien estudiadas y un personal dispuesto a ofrecer un trato exquisito. El look de cuento de hadas del lugar llega a su paroxismo en el exterior, con una cuidada iluminación que respeta el aspecto general del edificio y que nos permitirá pasear por una auténtica plantación azucarera del siglo XIX.

Todos los secretos de la época parecen descubrirse en las dependencias de una casa de 200 años de antigüedad, pero meticulosamente restaurada, donde las exquisitas carnes y pescados seleccionadas por Toutain parecen saber todavía mejor. Apetece tomar el té y obedecer a la tradición mientras estemos bajo su techo y mientras esperamos a que llegue la noche, donde podremos cenar amenizados por músicos, o bien pasear por sus apacibles jardines de estilo francés.

En el exterior nos espera la costa de aguas cristalinas de Mauricio, a unos miles de kilómetros de África. El chateau está situado al sur de la isla, apenas 50 kilómetros de la capital de la misma, Port-Louis (y a poco más de media hora en coche del aeropuerto