EL RÍO CEGA SE PONE EN VALOR: Pueblos olvidados se revalorizan en la cotización rural
Pocos piensan al ver el nacimiento del Cega que ese arroyo va a con convertirse en río. Dicen que el río nace en la vertiente norte de la sierra de Guadarrama, próximo al puerto de Lozoya, en la divisoria de aguas entre las cuencas del Duero y el Tajo. Su origen se encuentra en el manantial conocido como fuente del Mojón, situado en el término municipal de Navafría de la provincia de Segovia. Los amigos de las setas conocen bien estos parajes y los ciclistas saben que la bajada hasta Navafría es más de habilidad que de fuerza.
Es el inicio de casi 150 kms. de aventuras, recorriendo las provincias de Segovia y de Valladolid, para desembocar en la margen izquierda del Duero, 1 km aguas arriba de Puente Duero (provincia de Valladolid). “Su principal afluente es el río Pirón, aunque también cuenta con otros como los ríos Santa Águeda y Vadillo, y arroyos como el Cerquilla, el de las Mulas, el de Santa Ana, el Malucas, el Marieles, el Pradillos o el Ternillo” como bien cuentan los manuales de geografía de la zona.
Esos inicios parecen olvidarse cuando llega a la villa segoviana de Cuéllar, se encaja en barrancos con una profundidad de 20 a 60 metros y una anchura máxima de 300 metros. La arquitectura civil marca el escenario. En el término municipal existen varios puentes medievales, como el puente de Barrancales o el de La Aceña. Otros puentes en la zona son el puente de la Minguela, en término
de Vallelado, o el del molino Ladrón, entre Lastras de Cuéllar y Zarzuela del Pinar.
Cuando se adentra en la provincia de Valladolid por el término municipal de Cogeces de Íscar, donde sus aguas son muy aprovechadas para el riego, ya es otro ritmo. Durante un pequeño tramo, su cauce hace de límite con el término de Íscar, y es aquí donde desemboca el río Pirón en su orilla izquierda. El nombre de este pueblo no ha cambiado a través de los siglos. Como su nombre indica (Nava) se trata de un llano con pasto al pie de la montaña. Nava es un nombre tremendamente frecuente en Castilla.
Un asentamiento que desde el medievo creció en base a la agricultura, a la ganadería y a sus bosques y que en nuestro tiempo, por su enclave especial en la naturaleza, su singular belleza y entorno junto a la gentileza de sus gentes es un referente fundamental de primer orden en el turismo de interior de calidad, sin olvidar los medios de vida y los usos tradicionales que son base de su historia y su cultura.
Bañado por el río Cega junto a la Cañada Real Soriana Occidental, Navafría es un espacio de interés turístico preferente que ofrece a sus visitantes naturaleza, arte, turismo rural y activo junto a una excelente gastronomía, con fácil comunicación y acceso.
El Cega ha servido para mover los martinetes, de los cuales uno se conserva como museo etnográfico, en el que se hacían los calderos de cobre. Las aguas del Cega llenan la piscina natural que hay en el
pueblo. Los platos típicos son la sopa castellana, caldereta de cordero, asados y sin olvidar el “cochifrito” que tiene gran fama en la localidad. La población vive de la ganadería, del trabajo forestal en sus pinares y de la construcción fundamentalmente.
A unos dos kilómetros del pueblo, aproximadamente, se encuentra el paraje llamado “El Chorro”, donde se puede disfrutar de un maravilloso día de campo, ya que este parque dispone de barbacoas, mesas y bancos, dispuestos para la comodidad del usuario, así como agua potable, servicios, parque infantil, un restaurante de estilo rústico y una zona de estacionamiento y piscina natural.
Después de recorrer La Torre de Val de San Pedro y Requijada, parece que quiere evitar Pedraza, como huyendo del bullicio para recogerse en Pajares o Rebollo, para asimilar mejor la vida de pueblo. Estos pueblos, junto a La Puebla y Frades, parecen recobrar vida, a las orillas de este río que demuestra su energía en primavera con el deshielo.
Los amantes de las caminatas saben que es casi obligación conocer la Senda de los Pescadores. El trazado total es de 26 km. y va desde La Velilla hasta Pajares de Pedraza, pasando por Val de San Pedro, Requijada y Arahuetes. No es una ruta al uso, ya que tiene ciertas dificultades y hay que ir con atención, sobre todo si el terreno está húmedo, pues tiene un gran número de pasarelas y
escaleras de madera para salvar las rocas que están junto al río. La zona es una depresión rodeada de páramos calizos y oteros con numerosos enebros o encinas. Es un recorrido lleno de grandes rocas y desniveles que nos van ofreciendo preciosos rincones, hasta llegar a frondosas choperas y prados. Un recorrido cargado de emociones que merece la pena hacer sin prisas.
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