JUANITA BROWN

Categories: Gastronomía539 words2,8 min read

Dicen que el sexo, los viajes y la gastronomía son las principales fuentes de felicidad en el ser humano… Seguro que está demostrado por una universidad coreana o hay un estudio científico que demuestra lo contrario… pero me da igual. Seducir, moverse y comer sigue siendo un valor en alza y apostamos por ello.

Por eso cuando se llega a Madrid, se encuentra un lugar agradable, donde uno se deja seducir por la compañía y donde surgen las risas con facilidad… Hemos acertado. Juanita Brown es un local de esos que nacen con esa intención, un negocio a la antigua usanza que, sin embargo, tiene un ojo puesto en el futuro.

Ubicado en el barrio de Chamberí, este restaurante de dos plantas con terraza acristalada y aires folk se abre al exterior para ofrecer cócteles y gastronomía de otras culturas bien aderezadas con nuestra propia idiosincrasia de la piel de toro. Un lugar bonito, agradable y uno se siente cómodo, porque la vida se viene disfrutar.

Estamos en la madrileña calle Monte Esquinza 39 encontramos esta propuesta netamente española con sabor internacional. Fuera, un barrio muy poblado que nos ayuda a entrar en ambiente. Dentro, sillones Chester, decoración art decó y mucha madera dan al local un aire cálido, acogedor, familiar… pero también sumamente elegante. Es como si la experiencia de los años se combinase con la frescura de lo nuevo, con jarrones de porcelana y fotografías clásicas atrayendo nuestra mirada antes de echar un ojo a una carta que, en efecto, es lo fundamental, y que también sabe fusionar cosas, en este caso la cocina española con la internacional.

Tras Juanita Brown se encuentran dos jerezanos con experiencia en el sector, Pablo Vázquez y Sergio Navarro. Además de, por supuesto, la propia Juanita Brown, una musa de espíritu libre que lleva al comensal por EEUU, Cuba, Europa y otros destinos exóticos plasmados en un menú con tanta fusión como la música que sale de los altavoces. Pero antes -o después-, un cóctel en la barra. El mojito o el Bloody Mary nos ayudan a entrar en ambiente mientras seguimos observando la variada decoración de las paredes, que mezcla motivos de la movida con otras ideas exóticas, y la acertada combinación de colores. Este gusto musical se manifiesta en las actuaciones en directo, perfectas para poner un broche de oro después de la cena, los viernes y los sábados antes de medianoche.

Deliciosos los tacos mejicanos de chicharrones, ideales para compartir, como también las croquetas de rabo de toro. Pero la trama se complica según avanzamos, con excelentes pescados -no podía ser de otra manera viniendo de quienes viene- con especial énfasis en los atunes y el ceviche de corvina. También hay carnes rojas, porque aquí se ha pensado en todo. Pero los postres nos dan un último empujón con una tarta árabe con almendra y frutos rojos que es simplemente perfecta.

Un lugar para repetir y dejarse caer de vez en cuando, porque Juan siempre encuentra hueco para esa mesa que tanto nos gusta.

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