Arte, paz y descanso en la Castilla profunda.

¿Sin ideas para un puente? ¿Un regalo perfecto para el día de la Madre? ¿Cómo dar una lección de agricultura a nuestros hijos en la Fiesta de San Isidro? Pues en Castrojeriz tienen la solución. Descubre la naturaleza y la gastronomía de una de las zonas más auténticas de España donde disfrutar de cultura y ocio para toda la familia de la mano del exclusivo Hotel Quinta San Francisco.

Para muchos, la localidad de Castrojeriz remite indisolublemente al Camino de Santiago. Resulta sencillo asociar a esta población burgalesa con la peregrinación compostelana. No obstante, este pueblo al estar situado en la campiña burgalesa, al Oeste y en el extremo occidental de Burgos, acoge un hostal que hace las delicias de los viajeros perseguidores del sosiego. La Quinta de San Francisco encarna los valores de la vieja Castilla, con un toque vizcaíno. Tradición y diseño actualizado para nuestros tiempo, con un tono labriego que atrapa.

Por situarse en uno de los puntos más emblemáticos del Camino de Santiago es bastante frecuente encontrarnos con peregrinos de todos los rincones del mundo. Sin prisa, pero sin pausa. Muchos son los que de optan por una segunda noche de descanso, porque el esfuerzo puede esperar. Si a esto unimos la hospitalidad de Leandro, como mejor guía de la zona las opciones ampliar la estancia aumentan con facilidad.

Técnicamente, estamos a tan sólo dos horas en coche de Madrid y Bilbao. Todo el lugar tiene un aire a villa de retiro, dentro del pueblo pero suficientemente aislado para disfrutar de su jardín, árboles y una huerta ecológica hace del enclave un lugar extraordinario en plena meseta castellana. Su propuesta aúna descanso, riqueza gastronómica y disfrute para toda la familia en un oasis que invita al sosiego y a la actividad relajada para reponer energías.

Con la llegada del buen tiempo y los días más largos, se reactiva el flujo constante de peregrinos que pasan rumbo a Santiago por Castrojeriz, una población que nació al calor de esta tradición. Así lo demuestra la Iglesia de San Juan, el Convento de Santa Clara o las Ruinas de San Antón lugares de culto que mantienen el protagonismo y el atractivo turístico en una de las zonas más profundas de Castilla.

Un alojamiento de 20 habitaciones completamente equipadas para dar un servicio de calidad y un descanso plácido. Las zonas comunes se han diseñado de modo que el huésped se sienta como en casa pero con las comodidades y servicios de un hotel. El ala norte del edificio hace a la vez de recepción y de sala de estar, un espacio que recibe al huésped e invita a relajarse en un rincón de amplios y cómodos sofás donde leer un libro o pasar un rato en compañía.

Si lo que se busca es la relajación, el área wellness del hotel es el espacio ideal para desconectar, pudiendo deleitarse con las maravillosas vistas que se observan a través de los grandes ventanales que dan al jardín, mientras disfrutas de las relajantes camas calientes, la sauna, el baño turco o la ducha de hidromasaje.

El diseño es otra gran apuesta. La rehabilitación demuestra una gran combinación moderna de espacios diáfanos y el uso de materiales tradicionales de la región como la madera y la piedra.

La propuesta gastronómica del hotel, de estilo casero y local, no dejará indiferente a ningún huésped pues sus productos son de alta calidad, de temporada y lo mejor, ecológico de su propio huerto sostenible. La chef Josefa Martínez Alonso, diseña y crea la carta cada temporada para ofrecer a los clientes la variedad de platos que la
gastronomía burgalesa ofrece.