Las tierras del Fluvia: ¿Mar o montaña?
Paraíso para nuestras autocaravanas.
Para quienes resultan difíciles de sorprender porque ya llevan unos cuantos miles de kilómetros a sus espaldas, buscar una ruta original no resulta sencillo. Sin embargo, eso no quiere decir que se trate de un imposible. Buen ejemplo son todas las comarcas cercanas al rio Fluvia. La Gerona prepirenaica es un lugar donde la montaña y el mar se integran para aportar todo lo que se necesita para vivir bien… Nieve y olas, primavera y otoño, vanguardia y tradición. En definitiva un gusto por las cosas buenas.
El rio Fluvia tiene de todo. Su vinculación con la Garrocha lo convierte en un lugar mágico. Para empezar porque encontrar algo siquiera similar a la llamada comarca de los volcanes es todo un reto que hasta la fecha no hemos sido capaces de lograr. La cuenca alta del río Fluvia, las cabeceras de la Muga y la riera de Amer y de Llémena dibujan un paisaje único que marca de alguna forma a quien lo conoce por primera vez. Tanto es así que volver acaba siendo una opción que pocos descartan. Un lugar que se debe conocer… Sin más!
Hay unas cuantas razones para ello: cuatro decenas de volcanes esperan al visitante en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrocha mientras que la Alta Garrocha es un Espacio de Interés Natural completamente distinto, con paisajes de montaña marcados por profundos y verdes valles además de altas paredes de roca cuya vista impresiona de verdad.
La zona es famosa por sus embutidos y también por los pequeños productores de cosas buenas que se encuentran en la zona. La quesería de la Xiquella es un buen ejemplo. En pocos años se ha convertido en un referente del turismo didáctico. Alojarse y saber cómo se hace queso es muy fácil en la zona.
Además es un buen punto para ver como se están transformando las explotaciones más tradicionales de la provincia. Nuestra autocaravana va a disfrutar en la zona. Por eso, recorrer las carreteras secundarias de la comarca de La Garrocha tiene tanto de especial que cada viajero puede marcar su propia ruta siguiendo sus impresiones.
La sierra de Portelles y el macizo de Rocacorba, la sierra de Ventanas y las sierras de Coll y de Ventatjol ponen el marco a este pueblo bañado por el río Tort donde al menos hay que visitar dos iglesias barrocas – la de Ruïtlles y la de Santa María de Freixas – además de otra barroca, la de San Pedro, antes de partir rumbo a la villa medieval de Santa Pau, en pleno Parque Natural, entre las sierras de Sant Julià del Mont y Santa Maria de Finestres.
Allí se encuentran algunos de los tesoros más preciados de la ruta, como el volcán de Santa Margarida, el volcán Croscat o el Hayedo de Jordá. Sin olvidarnos del paseo casi obligado por calles más estrechas de la población, donde parece haberse detenido el reloj hace siglos, haciendo evidente el pasado medieval de esta localidad. Castelfollit es otro buen ejemplo.
Besalú es una joya… Es el pueblo de los dos ríos. Si prestamos la debida atención, los muros de las callejuelas nos pueden contar historias mientras que su empedrado nos devolverá el eco de pisadas centenarias. Besalú puede ser ese viaje al Medievo que todos debemos hacer una vez en la vida.
Hay que dejar nuestra autocaravana en un espacio acondicionado para ellas. Es el lugar perfecto para llegar al Puente Medieval por el que acceder a la ciudad. Este puente de siete arcos tiene la particularidad de que no es recto al construirlo, fue el lecho rocoso del río Fluviá quien decidió el trazado. Pasamos por debajo de la última torre con la sensación de que la puerta del mundo moderno se cierra detrás para siempre.
Entramos en el barrio Judío, o Calla como se dice en catalán. Poco queda ya de aquel tiempo pues las sinagogas, los comercios y casas se han ido extinguiendo con el paso de los siglos. Por un callejón bien indicado, se llega a la Plaça dels Jeus, (Plaza de los Judíos) y desde ella bajando por unas escaleritas, que acceden a un subterráneo, se llega a los Baños o Migveh en hebreo. La construcción es sencilla: una cámara de piedra cubierta por una bóveda y con un ventanuco por el que se cuela la luz y el aire. En la gran bañera se purificaban los judíos cuando la ocasión lo requería. Estos baños datan de 1264 y en Europa sólo se conservan otros dos de esta época.
Después de esto, la playa es aquí una excusa para visitar uno de los más fascinantes yacimientos arqueológicos del país: las ruinas griegas y romanas de Ampurias. Estamos en el litoral ampurdanés, en la provincia de Gerona, en la línea de costa que forman las poblaciones de Roses, Castelló d’Empuries y L’Escala, formando un curioso trazado en forma de arco sobre el que se pueden visitar una gran variedad de recursos naturales y acercarse a un antiquísimo pasado tanto en tierra como bajo el mar ya que en esta zona se encuentra uno de los más bellos fondos submarinos del litoral peninsular. La opción de alojarnos en uno de los campings de la zona es casi tan obligada como la de disfrutar su excelente gastronomía. Una camping recomendable… Camping la Ballena Alegre, Tlf: 972 520 302.
Además es una buena opción para subir por la costa hacia el Alto Ampurdán. Es una región que se presta una ruta triangular con Dalí como hilo conductor. La ruta daliniana tiene tres vértices imprescindibles que son los lugares claves de la vida del artista: Figueras, su cuna, donde se encuentra su Museo Port Lligat, donde vivió durante años el artista en la casa del Ous (Casa de los Huevos) y el castillo de Púbol que Dalí compró en 1969 y que habilitó y decoró como residencia de verano para Gala. Entre estos tres lugares, el recorrido tiene múltiples paradas casi obligadas: las ruinas de Ampurias, la localidad marinera de L’Escala o la bellísima y artística Cadaqués
Sin pertenecer estrictamente al circuito daliniano, L’Escala es una visita casi imprescindible para todo el que se acerca al Golfo de Rosas. Es el puerto pesquero por excelencia en la costa de Gerona y en su ámbito municipal se encuentran los restos de las ciudades griega y romana de Ampurias.
Si volvemos hacia el interior, la C-25 es la mejor opción. Pueblos escondidos en los bosques, zonas termales, y una buena red de senderos… cualquier actividad deportiva es un excelente reclamo. Entre todos los pueblos de la zona, Anglés es posiblemente el mejor reclamo. Su arquitectura es motivo de interés para muchos, pero su tradición industrial lo convierte casi en un lugar obligado. Los cuadros de Remedios Varo o las numerosas joyas arquitectónicas lo convierten en un lugar muy especial.
El turismo industrial tiene algunas joyas de obligada visita como el Vapor Burés. Parar en el Café de l´Alianca o acercarse hasta Villa Eulalia, nos lleva a mirar al reloj con otra perspectiva. Si somos aficionados a la bicicleta de montaña la zona es un paraíso. Las opciones para disfrutar de nuestra autocaravana son muchas… El tiempo no tanto.