La Taberna de Elia no fue concebida para veganos y omnívoros. Aunque el propio Cata Lupu explique que en su restaurante “come carne hasta la gente no carnívora”, este es un santuario en honor a la carne, el fuego y las brasas.

Las dudas se disipan cuando se estudia la carta propia que tan bien presenta la selección de piezas nacionales e internacionales de diferentes maduraciones que siempre tienen disponibles. Para todos los gustos y bolsillos de hecho. Si el buey es para las carteras más holgadas, el Black Angus Prime lo es para las más escuetas. Y aunque la exclusividad de la zona -Pozuelo de Alarcón- y el status de los clientes que por allí se pasean sean un buen añadido, algo ha hecho extraordinariamente bien este restaurante que va ya por su 15 aniversario.

Cata fue todo un maestro al seleccionar la brasa como su forma de preparación predilecta. El sabor del fuego y las brasas acentúan la verdadera esencia del producto. La carne, al cocinarse en su propia grasa, no necesita aceites ni aditivos. El paladar disfruta y nosotros no engordamos. Esta es una prueba de cómo en la mundana vida terrenal todos podemos probar un trocito de cielo. Y menudo sabor.

Carne. Y pescado. Y productos verdes. Pero a la brasa. La Tempura de berenjena es una broma culinaria que queremos repetir. El Pulpo a la brasa, un bocado de mar al que volver sin cansarse. La lubina, el rape, el lenguado o el rodaballo -siempre, como no, a la brasa-, los mejores homenajes marineros. Todo acompañado, si así lo queremos, de una completísima selección de referencias que tiene Cata de su otra gran pasión: el vino. Tiene más de 300 donde elegir… Si no sabemos la mejor opción para potenciar los sabores que nos preparan en cocina siempre podremos dejarnos aconsejar.

Hay que dejar espacio, porque el Arroz con leche tipo asturiano removido durante horas y con requemado incluido o su tocino de cielo son la única manera de dar por cerrada la velada. Con el estómago lleno y nuestro paladar contento.