OLIVOS PARA UNA ANDALUCÍA QUE PIENSA EN VERDE

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La ruta verde o ruta del aceite es sorprendente, casi infinita como el mismo mar. Más de 66 millones de árboles y cientos de pueblos son la excusa perfecta para descubrir, a bordo de un Ssangyong Tivoli, toda la oferta cultural jienense. Confirmaremos que bien puesto está el nombre de oro verde, ya que es el olivar, el principal cultivo en Andalucía, y el aceite de oliva es clave en su economía, sobre todo en esta provincia de Jaén, que es la mayor zona productora del mundo.

La Iruela es un pueblo jienense a las puertas del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas. Un lugar para visitar si eres amante de la naturaleza y el senderismo. Uno de esos sitios donde Andalucía sorprende. Bosques, ríos, y montaña para disfrutar de un modo diferente de nuestro viaje.

La llegada es espectacular. Su tarjeta de visita es el Castillo de La Iruela, una construcción que empezó con los templarios medievales y que corona la roca de la ciudad. Aquí, también la foto es importante.

Situado en pendiente, La Iruela está llena de calles empinadas con un encanto de cuento. La vía principal es La Corredera que termina en la plaza principal del Castillo, donde también se encuentran las ruinas de la Iglesia de Santo Domingo. Las vistas desde los miradores que hay a las afueras del pueblo valen el esfuerzo de subir los 1.200 metros de altitud. Un escenario desde donde disfrutar del mar de olivos y las increíbles puestas de sol serranas.

El Castillo de La Iruela es una edificación de origen almohade que comenzó como fortaleza y a la que se le añadió la torre del homenaje con la conquista de los cristianos. Posteriormente se construyó un auditorio con estilo clásico donde, en agosto, tiene lugar el tradicional espectáculo pirotécnico en honor a la Virgen de los Desamparados.

Para pasar la noche puedes alojarte en Olivar de Tramaya, una antigua fábrica de aceito del siglo XIX rehabilitada como hotel rural en el que descansar entre una plantación de olivos. O el Hotel & Spa Sierra de Cazorla que cuenta con dos hoteles y apartamentos y un centro de tratamientos en el que cuidar nuestro cuerpo.

El último domingo del mes de abril se celebra la Romería de la Virgen de la Cabeza, la festividad más grande de Cazorla en la que miles de visitantes se acercan hasta la ermita de la Virgen de la Cabeza para rendir tributo a la Patrona de Cazorla. Como buena peregrinación no puede faltar el disfrute de la gastronomía de la zona como las chacinas, la gachamiga o el rin ran.

Si no, puedes acercarte en cualquier época del año hasta el Restaurante El Parral donde disfrutar de una carta sencilla y tradicional o el restaurante La Calerilla, con vistas al Parque Natural.

Seguimos atravesando el mar de olivos, bien llamado así por los 66 millones de árboles repartidos en la provincia de Jaén. Y nos detendremos en Alcaudete, en el extremo occidental, a 48 kilómetros de haber pasado Jaén. Uno de sus grandes atractivos es su Castillo, declarado Monumento Histórico en 1985. Data de la época emiral y tuvo fama de inaccesible en el período califal. Al estar construido al pie de una montaña que mira al occidente, fue codiciado militarmente por musulmanes y cristianos. Fue reestructurado, edificándose el Castillo que actualmente conocemos, tras adjudicárselo a la Orden Militar de Calatrava. Tras la toma de Granada y la adscripción de la villa al señorío de Montemayor, la fortaleza pierde su función militar. Los señores de Alcaudete transformaron el antiguo castillo en residencia particular para administrar desde allí sus haciendas. Actualmente se ha convertido en un espacio turístico-cultural que alberga el Centro de Interpretación sobre la vida de la Orden militar de Calatrava.

Pero hay mucho más para ver además de este Castillo Calatravo. Los edificios religiosos como, el Convento de Santa Clara, el Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta y la iglesia de Santa María la Mayor, del siglo XVI. Otros, como el del Ayuntamiento, son considerados de Bien de Interés Cultural por su arquitectura del clasismo barroco. Así como también merecen una visita, varias casas solariegas, como la Casa del Conde. Y como Alcaudete forma parte de la «vía verde del aceite», es una opción estupenda para hacer senderismo e ir hasta el Puente Medieval, justo al norte de la ciudad.

Hay que tener en cuenta que Alcaudete, es una muy buena opción para disfrutar de la gastronomía local. Platos deliciosos y típicos que usan el aceite tan preciado de estas tierras jienenses: la alboronía, el gazpacho, el ajoblanco o el salmorejo. También comidas más contundentes como el pavo en salsa de almendras, la gallina en pepitoria, las migas con torreznos o el encebollado de boquerones. No faltan los manjares derivados de la matanza y los productos de una huerta envidiable. Las natillas llamadas «monte nevado» son otra de sus especialidades que puedes tomar acompañadas del resol, el licor de hierbas de la zona.

Seguimos viaje para hacer una parada en el Castillo de Locubín. Situado en la comarca de Sierra Sur. Pese a no ser de los más conocidos de la provincia, en Castillo de Locubín encontramos un gran número de monumentos y lugares de interés cultural, así como un rico patrimonio natural. La iglesia de San Pedro, del siglo XVI, La ermita de nuestro Padre Jesús y la ermita de San Antón, la Torre de Triana, la Casa de la Cruz de Santiago, del siglo XVIII, El pósito, del siglo XVIII, con su reloj del siglo XX, la Plaza del Carmen, interesante porque formó parte del patio de armas de la Villeta, el Lavadero del Nacimiento, de comienzos del siglo XX. Para su construcción, se aprovechó un manantial natural y aún se conservan sus 26 piedras de lavar originales. Y la Fortaleza de La Villeta, islámica e inscrita como Bien de Interés Cultural, si bien solo se conservan los lienzos de muralla del alcázar ya que su torre del homenaje fue derribada por el viento en el siglo XVI. Las torres medievales predominan entre el patrimonio cultural del término municipal de Castillo de Locubín.

Otro paraje natural que no podemos dejar de visitar en Castillo de Locubín es la Cabeza Baja de Encina Hermosa, de gran valor arqueológico, es resaltable también por su valor paisajístico debido al encinar autóctono y otras especies típicas del monte bajo mediterráneo.

Y si aún dudáis de si debemos considerarlo entre los pueblos de Jaén con encanto, Castillo de Locubín está incluido en la Ruta del Califato , una antiquísima vía de comunicación entre dos capitales andaluzas: Granada y Córdoba, que atraviesa las calles de la localidad. Un lugar ideal para alojarse en ella es la Hospedería Locubín, de modernas y cuidadas instalaciones, en pleno centro del municipio.

Y para acabar nuestro recorrido por la ruta de los olivos, tenemos Alcalá La Real, ubicado en la Sierra Sur de Jaén y limitando con Granada. Uno de los municipios importantes de la provincia, con lugares maravillosos y rincones únicos que es obligatorio conocer. Es muy conocido por Fortaleza de la Mota: uno de los monumentos más visitados en la provincia, formado por un Conjunto Monumental que data de la época nazarí (siglos XIII y XIV).

La Fortaleza tiene una situación geográfica impactante que ofrece una vista panorámica exagerada. Aunque ahora está en restauración, es posible recorrer sus dependencias y conocer todo el entramado urbano medieval la Alcazaba la monumental Iglesia Mayor abacial de estructura gótica, y su magnífica solución posterior renacentista, incluso las calles, y las viviendas que lo conformaban.

Otros lugares imprescindibles de ver son: la Plaza del Ayuntamiento, una casa consistorial. Tuvo varias modificaciones y destaca la Torre del Reloj, el cual, se terminó en 1803 que tiene la curiosidad, es un reloj que también da las fases lunares y que funciona perfectamente Iglesia de Consolación, el Palacio Abacial de estilo barroco que actualmente es la sede del Museo y centro de interpretación de Alcalá la Real, Área de Turismo, y conservatorio elemental de música.

Hay dos barrios, con fuerte tradición religiosa por la popular Semana Santa Alcalaína: el barrio de San Juan, con la iglesia del mismo nombre, conocido por celebrar la quema de la bruja en la noche de San Juan y el barrio de las cruces y San Marcos, justo frente al Cerro de la Mota. Su nombre se debe a la colocación de gran cantidad de cruces blancas, formando un Vía Crucis, que rememoraba la pasión de Cristo. Y para finalizar la visita, se puede dar un paseo para visitar las Atalayas, ubicadas entorno de Alcalá la Real. Estas series de Atalayas servían para vigilar el horizonte y poner en guardia la fortaleza en caso de movimientos enemigos.

El mar de olivos es aún más extenso, pero es mejor disfrutar del viaje en etapas pequeñas, para así deleitarnos más en los detalles. Habrá más rutas y pueblos, porque la riqueza de esta zona requiere brindarle el tiempo necesario para descubrirla en profundidad.

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