TRES HOTELES DE LUJO CON JARDÍN

EL JARDIN TAMBIEN ES EL RECLAMO

Estos tres hoteles de lujo con jardínLa Donaira en España, La Mamounia en Marrakech y St. Regis en Isla Mauricio – representan la excelencia de la hospitalidad internacional, cada uno focalizando la esencia misma de su entorno natural y exclusiva herencia cultural. El destino es importante, pero el entorno de esos días de alojamiento es casi más importante. La belleza de nuestro entorno es parte de nuestro aprendizaje viajero.


La Donaira: Paraíso aromático en Andalucía

No es fácil hallar una narrativa que haga justicia a los matices de Finca La Donaira, un ecolujo rural ubicado en lo alto de la Serranía de Ronda, donde la naturaleza, el diseño y la producción orgánica se entrelazan para evocar una forma de vida refinada y sostenible. El jardín de plantas aromáticas es el corazón palpitante de este hotel: una sucesión de bancales, terrazas y caminos despiden al huésped entre lavandas, tomillos, romeros, salvia y más de un centenar de especies autóctonas y exóticas cultivadas bajo principios biodinámicos. Resulta imposible separar el concepto de jardín en La Donaira del propio tejido vital de la finca, que respira a través de sus huertos orgánicos, árboles centenarios y praderas habitadas por caballos lusitanos.

Desde la llegada, el visitante siente que ingresa en una paleta olfativa y visual marcada por los sutiles tonos de las aromáticas: lavanda en las sendas cercano al spa, menta bordeando las piscinas y el perfume de la albahaca que embriaga las terrazas donde se sirve uno de los desayunos más cuidados de Andalucía.

Gerhard Bodner es el alma, motor y gestor de este apartado de la finca. Bailarín, creador, y sobre todo, curioso ha hecho de su jardín una secuencia de rincones en donde el conocimiento de las plantas se convierte en una aula abierta para todos los que están interesados en la botánica y entender como las plantas son parte de nuestra vida cotidiana.

 

Los paseos guiados por los jardineros y expertos locales revelan la complejidad del jardín medicinal, donde se cultivan variedades empleadas en la cocina, infusiones y terapias naturales ofrecidas en el spa del hotel, donde la experiencia sensorial y el bienestar se funden.

No se trata solo de contemplar: el huésped participa en la vida de la finca recolectando hierbas para el almuerzo, aprendiendo sobre permacultura y siendo testigo del ciclo productivo que va desde la semilla hasta la mesa. El equipo de cocina – guiado por una filosofía de producto radicalmente local – ofrece experiencias gastronómicas donde los aromas del jardín dictan el ritmo de cada plato. El resultado es una cocina honesta, vibrante, que marca el pulso de cada estación con la cosecha propia y el embriagante perfume de sus hierbas.

La hospitalidad en La Donaira es discreta pero excepcional. Nueve habitaciones únicas, decoradas con antigüedades y materiales de la tierra, permiten que el huésped elija entre el recogimiento de una suite con vistas al valle y la inmersión aromática de una yurta rodeada de espliego y jazmín. El diseño interior busca fundirse con el exterior; grandes ventanales, terrazas y zonas comunes son verdaderos miradores al tapiz verde y violeta de los jardines.

La Donaira es también un epicentro de actividades, desde el yoga en plataformas elevadas junto a las jaras en flor, hasta paseos ecuestres por los 1.700 acres donde el aroma de la tierra se hace protagonista. Las rutas senderistas incluyen puntos de meditación y espacios silenciosos donde la única compañía es el murmullo de los insectos y el fragor del viento sobre los tomillares.

El lujo en La Donaira no reside en la ostentación, sino en la sincronía con su entorno: la piscina de agua de manantial, el spa de piedra y madera y los espacios de lectura bajo porches cubiertos de buganvillas convierten la estancia en una celebración de los sentidos. Los huéspedes que buscan vivencias más profundas pueden sumarse a talleres de agroecología, recogida de frutas antiguas o sesiones de recolección de semillas autóctonas, sumergiéndose en la filosofía de “slowtravel” sensorial y vivencial.


La Mamounia: Jardines legendarios en Marrakech

Situado en el corazón histórico de Marrakech, La Mamounia es mucho más que un hotel: es un palacio rodeado de uno de los jardines más célebres del mundo árabe, con ocho hectáreas repletas de naranjos, olivos, rosales y especies exóticas que datan de la época del príncipe Al Mamoun en el siglo XVIII. La leyenda del jardín está ligada a fastuosas fiestas al aire libre y la permanencia de una tradición paisajística que define el propio carácter de Marrakech.

Al penetrar en La Mamounia los sentidos se saturan con aromas dulces, el canto de los pájaros y la visión de avenidas flanqueadas por rosales en flor y fuentes ornamentales en cuyo agua flotan pétalos frescos cada mañana. Para muchos, el verdadero lujo de este hotel está precisamente en su jardín: es un refugio sereno en medio de la efervescente urbe, un oasis de paz donde las sensaciones que despiertan las plantas y el paisaje forman el contrapunto perfecto a los mosaicos y arcos moriscos del palacio.

Las habitaciones y suites, inspiradas en el diseño tradicional marroquí, ofrecen vistas panorámicas a los jardines y la medina. El interiorismo de La Mamounia recoge la esencia del Art Déco y la artesanía local para crear un ambiente único donde la vegetación penetra hasta los salones. El cuidado extremo de los jardines permite que cada estación desvele nuevos aromas y colores, desde el azahar en primavera hasta el perfume de los olivos bajo el sol de otoño.

Gastronomía e historia se entrecruzan: los restaurantes sirven menús inspirados en la cocina marroquí e italiana que incorporan hierbas y flores de los propios jardines, y los eventos privados se celebran en rincones secretos ajardinados donde la magia de La Mamounia alcanza su expresión máxima. El spa del hotel, uno de los más reconocidos de Marruecos, utiliza productos botánicos y aceites esenciales cultivados en sus propios terrenos para una experiencia holística.


St. Regis en Isla Mauricio: Oasis tropical bajo Le Morne

Ubicado en la península de Le Morne, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el St. Regis de Isla Mauricio se erige como un paraíso ajardinado delante del océano Índico, donde la arquitectura colonial y la exuberancia tropical conviven en perfecta armonía. Aquí, los jardines no cumplen solo una función estética: son un enclave de biodiversidad que abraza piscinas infinitas, terrazas privadas y paseos sombreados por palmeras y flores endémicas.

El diseño de los espacios combina la elegancia moderna con materiales naturales y artesanía mauriciana, guiando al visitante por senderos de arena entre magnolias, frangipanis y hibiscos en flor. Los jardines son el centro de actividades de bienestar y ocio: yoga matinal bajo árboles centenarios, tratamientos botánicos en el spa al aire libre y rutas privadas para observación de aves y mariposas.

La gastronomía del St. Regis también se enriquece con productos de los jardines, como la piña morada y la vainilla, utilizados en platos que recuerdan el mestizaje cultural de la isla. El personal del hotel, formado en hospitalidad internacional, ofrece un servicio impecable, donde el arte de los detalles y la personalización convierten cada estancia en memoria duradera.

St. Regis es famoso por los eventos exclusivos y bodas en jardines privados, donde la vegetación tropical y el mar forman un escenario de cuento, y por las experiencias personalizadas como el picnic gourmet en la playa o el paseo nocturno entre estanques iluminados por antorchas.

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