RUTA RENAULT-REPSOL I.

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Valladolid es una tierra diferente. Una colección de postales con sus chopos, sus colores pardos y con el correr tranquilo de las aguas del río Duero se recoge con facilidad en nuestra cámara. Su curso sinuoso recorre las tierras castellanas que guardan bellísimos rincones cargados de historia mientras vigilan los viñedos de donde salen algunos de los vinos más famosos del mundo. La pareja Renault-Repsol es perfecta para hacer kilómetros gracias al GLP. Un combustible barato, que ayuda a realizan muchos kilómetros de un modo ecológico. Y aquí tenemos suministradores para recorrer toda clase de caminos. Nuestro Captur GLP es una opción perfecta.

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Tierra de cereales, caballeros y buen vivir. Valladolid es una provincia a donde hay que ir con mucho tiempo y poca prisa, esquivando las numerosas autovías y buscando el giro hacia la carretera estrecha y el pueblo olvidado. Sus castillos son los señuelos para un recorrido diferente.

El Duero y sus afluentes marcan la provincia. Si estamos en el límite oriental de la provincia de Valladolid, con Peñafiel a la vista, el vino es el verdadero protagonista. Los pueblos que salpican las orillas del Duero merecen una visita detenida, cargados de bellezas artísticas, historias de caballeros y castillos y unas magníficas delicias gastronómicas. Lo primero que vemos es la silueta del castillo de Peñafiel, que domina toda la ciudad desde una colina horadada por larguísimos túneles donde madura el vino.

Además, pocos saben que Valladolid es la provincia española con mayor número de castillos por kilómetro cuadrado. Sus almenas y torreones fueron el verdadero símbolo de poder y dominio.

Siempre vamos a encontrar pueblos con nombres sonoros. El buen hacer de un alcalde ha vuelto a poner a Olmedo en el entramado turístico de la provincia. Su muralla y su casco antiguo sigue siendo punto de parada y fonda. Otra opción que ofrece la zona es visitar alguna de las bodegas más importantes Bodega Emina Rueda en Ctra Medina del Campo, Olmedo km 1,4. Y la opción para disfrutar y sorprenderse de una original cocina castellana es La Botica de Matapozuelo, una ntigua casa de labranza con gran comedor y los muebles de la antigua botica, situada en Plaza Mayor, 2, en Matapozuelos.

La cercana población de Medina del Campo cuenta con un castillo que es el mejor reclamo de la vieja carretera N VI. El viejo castillo de Medina del Campo gozó el privilegio de ser la fortaleza más querida por los Reyes Católicos, que la frecuentaron y dotaron de modernos sistemas de defensa.

Sus poderosos muros de ladrillo hablan de intrigas palaciegas y algún que otro amor prohibido. Entre los siglos XIV al XVII sirvió también como cárcel de Estado por la que pasaron ilustres presos como el Duque de Calabria, Diego Hurtado de Mendoza o César Borgia, quien consiguió fugarse espectacularmente de la fortaleza descolgándose por la torre del Homenaje. También ha ejercido de Archivo de la Corona, durante el reinado de Juan II y de Enrique IV, siendo trasladada esta función al castillo de Simancas por orden de Carlos I.

A la hora de comer, nunca está de más ir al famoso Rte. Bodega el Yugo de Castilla. Camino Bodegas, s/n. Boecillo. Un clásico remodelado que parece recuperar la calidad de antaño. Aquí en sus salones solía acudir Carlos I y Felipe II con los Bosqueros a beber buenos vinos. Da fe de ello el nombre de uno de sus salones, así como el comedor del patíbulo, utilizado por el Duque de Wellington como cuartel general. En lo referente a la gastronomía es típicamente castellana especializada en carnes a la brasa. Dispone de una buena carta de vinos donde no faltan los mejores vinos de la región y punto de encuentro de mucho viticultor de la zona.

Otro sitio para detenernos es La Mota del Marqués. Las ruinas de la iglesia de la Consolación o el viejo torreón de su Castillo sobre un cerro no parece suficiente para una parada cuando pasamos una y otra vez por la autopista que nos lleva desde Galicia hasta Madrid.

En general, las carreteras de la zona carreteras están perfectamente peraltadas y el inconveniente que podemos encontrar son los bancos de niebla. Si realizas la ruta ya avanzado el otoño ten en cuenta las heladas ya que en algunos tramos sombríos de la carretera se pueden crear placas de hielo. También son peligrosos los restos de barro y tierra dejados por las grandes ruedas de los tractores y vehículos agrícolas.

La historia gusta poco de las prisas… Por eso hay que dejarse llevar por las pequeñas carreteras que nos llevan hasta Tiedra. Sus muros son un faro sobre esas tierras de cereal, de los duros días de invierno cuando se araban las tierras con yuntas de bueyes y los tórridos días de verano cuando se trillaba de sol a sol… Su castillo será siempre el testigo de la vida cotidiana de este pueblo. Los caminos pasan hasta los primeros pueblos de Zamora que también tienen su castillo, como Villalonso, con su poderosa torre de homenaje… con el letrero de Felices Fiestas, que pasa de unas navidades a otras, sin la menor emoción en la plaza del ayuntamiento.

Más conocido es ahora el pueblo de Urueña, que ha hecho de sus murallas y los libros su gran reclamo. Los muros que hoy sirven como lugar de descanso entre librería y librería, en la antigüedad fueron utilizados para mantener presos a la jetset de la época. Doña Juana, hija del infante don Juan de Portugal, don Fadrique de Luna o María de Padilla, que murió en él fueron algunos de sus presos ilustres. Sus puertas, la del Azogue y la de la Villa, dan paso a un mundo donde los libros son el reclamo para todos los que buscan una excursión perfecta… Entre curvas, pinares y arroyos que vuelven a recuperar su caudal después de pasado el verano… llegamos hasta Tordehumos, que guarda para muchos el recuerdo de aquel castillo que construíamos en la niñez con el Exin Castillo… ¡Què tiempos!

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