ALTO TAJO: EL AGUA NOS MARCA LA RUTA
Quedaba claro en el colegio. La enciclopedia nos dejaba en las primeras lecciones de geografía. El río más largo de la Península Ibérica nace en la provincia de Teruel, en los Montes Universales. Aquí, apenas, es un hilito de agua, que recorre sus primeros kilómetros dibujando la frontera entre las provincias de Teruel, Cuenca y Guadalajara. Enormes murallones acompañan al río a su paso por la Reserva Nacional de los Montes Universales, entre el olor de tomillo y espliego, junto a los robles y las encinas. Al seguir su curso, muy pronto verás que el Tajo recibe las aguas de la Hoz Seca y llega a Peralejos de las Truchas.
Peralejos es un sitio con mucha historia, legendario. Estás en el lugar donde empezaba el tradicional camino de los gancheros, que conducían todas las primaveras los troncos de los pinos desde aquí hasta las remansadas del Henares en las cercanías de Alcalá. Hoy en día, los gancheros ya no existen, pero ahí está el libro de José Luis Sampedro, ‘El río que nos lleva’, y el propio Tajo para recordárnoslo.
A partir de estas tierras de Guadalajara, el alto Tajo ya tiene sus aguas agitadas, pasando por desfiladeros, cañones y formando remolinos. Andando por su ribera, verás cómo el Tajo pasa por parajes realmente peligrosos. El primero de ellos es el Estrecho de Horcajo, formado por tres pozas grandes y unidas entre sí por rápidos peligrosos. Después, podrás ver la Laguna de Taravilla, el Collado de la Machorra y el Acantilado de la Escaleruega, donde los buitres sobrevuelan sobre los farallones.
También es impresionante el Hundido de Armallones, donde el río corre rápido entre bosques y calizas verticales, mientras que también están servidos los parajes que invitan al baño, como el puente de San Pedro. Aparte de la natación, en estos terrenos se pueden practicar muchos deportes que no te vendrán mal para eliminar adrenalina. La escalada, el rafting, el piragüismo, el senderismo y los paseos a caballo son los reyes del lugar.
Dejando por un momento la naturaleza a un lado, no viene mal tampoco conocer cómo es Peralejos de las Truchas. Estamos en un pueblo rodeado de montañas, con un aspecto serrano bien conservado, y donde destaca la iglesia de San Mateo, del siglo XVII, y la calle Mayor, con viviendas populares y enormes caserones de ilustre linaje.
El río Tajo, junto a su afluente el Gallo, recorren el llamado Paraje Natural del Alto Tajo, saltando en cascada los escalones tallados en la roca, angostándose en impresionantes cañones y escondiéndose bajo murallones de caliza y arenisca de oscuro color rojizo. El río Gallo riega las tierras de Molina de Aragón, el otro pueblo de visita obligada en esta zona.
Molina está a escasos 32 kilómetros de Peralejos. Estás en una ciudad por la que ya pasó El Cid camino de su destierro y donde se huele a historia. Tuvo un pasado medieval muy belicoso, lo que se ve en su Alcázar, una construcción cristiana de extraordinarias dimensiones, con un intenso color rojizo, con cuatro torres y que es coronado por la pentagonal de Aragón.
En Molina también puedes ver muchas más cosas, brillando especialmente las iglesias y conventos románicos, aunque tampoco te puedes olvidar de ver algunas casonas como el Palacio del virrey de Manila o Casa de las Pinturas, ya que tiene su fachada decorada con paneles pintados que representan a Manila. Y es que Molina es la ciudad señorial por excelencia.
A ocho kilómetros de Molina de Aragón está Ventosa, donde aparecen majestuosamente unos cañones que te llevarán hasta el Barranco de la Hoz, donde hay una ermita en la que el Domingo de Pentecostés se celebra una arcaica fiesta con danzas de palos y una loa representando la lucha entre bien y el mal. La ermita ocupa el lugar más espectacular del barranco y es el origen de numerosos paseos a pie por los alrededores.
Después de conocer las maravillas naturales y arquitectónicas de la zona, llega la hora de reponer fuerzas. La comida aquí es un placer. Olvídate por unos momentos de la figura y date un gustazo. Estás en una tierra de migas, caza y cabrito al ajillo, pero también de especialidades autóctonas muy sabrosas como el famoso morteruelo de Molina de Aragón que se sirve en cazuela, las gachas de almortas de Peñalén o los suculentos guisos de ciervo, jabalí y perdiz de todos los pueblos.
Y por supuesto, es tierra de truchas, que se preparan a la serrana, en salsa o rellenas pero que resultan siempre sabrosas. Y aunque los locales no suelan probarla, la gran estrella gastronómica de la zona es la trufa. Los restaurantes madrileños acuden a estas tierras para comprar este rico condimento que crece en las zonas de robledales de Taravilla y Peralejos, y que alcanza precios astronómicos en el mercado nacional.
DEPORTE ACTIVO
En esta zona, gracias al curso que describe el río, si te atreves y te van las emociones fuertes, podrás realizar una amplia gama de deportes. Para empezar suave, el descenso en aguas bravas no viene mal. Después, hay otras ofertas como piragüismo, el senderismo y los paseos a caballo. Una multiaventura completa que podemos conseguir en ALTO TAJO. Teléfono: 608 02 09 04. Email: [email protected]
CÓMO LLEGAR.
Por Molina de Aragón pasan dos carreteras, la N-211 y la CM-210. Después, a través de la CM-210 y la CM-2106, se llega a Peralejos de las Truchas.
DÓNDE DORMIR.
En Molina: ‘La Subalterna’. Calle Martínez Izquierdo, s/n. Tel: 949 832363. Hotel edificado sobre los restos de una muralla árabe. Tiene una fachada renacentista. En Peralejos: ‘Hostal del Tajo’. Calle El Hotel, 7. Tel: 949 837034. Está en el paraje de las eras y es una réplica de una casona.
DÓNDE COMER.
En Molina: ‘El Castillo’. Calle San Felipe, 1. Tel: 949 830798. Ofrece una cocina que mezcla las recetas modernas y las típicas de la región.
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