DESCUBRE DÓNDE SACIAR TU GULAH
LOS NUEVOS SABORES DE GULAH
No hay estación para los sabores nuevos y Gulah ha dado con la fórmula del éxito. Comida callejera pero en un lugar con estilo. El Nueva Orleans más auténtico y callejero se come entre dos panes. Después de unos meses disfrutando desde Arturo Soria, de las creaciones Gulah, ha llegado el momento de nuevas ideas.
- Interior de Gulah
El otoño es un buen momento para nuevas recetas a este pionero restaurante, tanto para rellenar sus Po’boys, como a la sección de sus atrevidos entrantes, donde no hay que perderse sus Alitas garlic Parmesan o sus Huevos rancheros
Desde la primera visita a Gulah, las cosas quedan clars. Además de sus variadas propuestas, estamos en un uno de los mejores locales de Madrid, por su relación precio/calidad, por sus precios super contenidos. Ojo.. El menú que sirven a mediodía entre semana: uno de sus ricos Po’boys con guarnición y bebida por 12’50 €
Gulah (Arturo Soria, 198. Madrid. https://gulahpoboys.com/) no solo ha traído un concepto novedoso a la capital a través de sus Po’boys, también ha vuelto a poner de moda el mancharse y comer con las manos y los precios populares para todos los bolsillos.
Esta claro. Todo lo que se como con las manos da placer. Porque el finger food aquí se disfruta casi del principio al final de la carta. ¿O acaso pensabas comerte unas Crispywings, sus originales Chicken Churros o los Nachos Gulahcon cuchillo y tenedor? Lo mismo pasa con sus 10 deliciosos y chorreantes Po’boys o sus mini brioches… Quizá sí necesites cubiertos para sus ensaladas y postres, pero para el resto, ¡sin complejos ni formalismos!
Los Po’boys son el emblema callejero de Nueva Orleans y también el plato fuerte de Gulah, una receta servida entre un exclusivo pan alargado -a caballo entre un brioche y baguette francesa- cuyo nombre viene de ‘poor boy’, precisamente porque se lo podían permitir hasta los chavales sin recursos. El punto de democratizar esta comida y que cualquiera pueda hincarle el diente se mantiene en el local madrileño, puesto que el ticket medio es de unos 20 €-
Los recién llegados
Una de las máximas de Gulah es que cada bocado sea una explosión de sabor sin filtros, una combinación atrevida, y por eso, a entrantes como las Alitas del infierno, los Chili cheese bites o los originales Chicken churros (sí, justo lo que estás pensando: pollo crujiente + churros juntos, que están bien ricos, por cierto) se suman ahora unas adictivas Alitas garlic Parmesan, bañadas en salsa de ajo y ‘nevadas’ con el queso rallado.
Otros recién llegados son sus Huevos rancheros, servidos sobre patatas fritas caseras -porque aquí todo es casero- y coronados con unas tiras de bacon crujiente rizado difícil de olvidar. A la sección en la que más cuesta elegir de la carta, la de los Po’boys, se incorpora uno de Pulled Pork, con cerdo desmigado, ensalada de col, pepinillos y salsa bbq; y otro de los sabores más icónicos de la costa este de los EEUU, el Philly Cheesesteak, o lo que es lo mismo, lomo de ternera salteado a la plancha con cebolla y salsa cheddar.
Aquí no hay edad. Todas estas recetas son excusas perfectas para volver y descubrir las novedades, o repetir con alguno de sus grandes éxitos, como la versión 2.0. del Chicken Run (Po’boy de pollo frito, ahora acompañado de lechuga, tomate y mayo picante), el Voodoo Veggie, la opción vegetariana -y hot- de seta ostra crujiente, con salsa remoulade, el castizo Chulapoh Boy, de calamares fritos y mayonesa de lima o el Jazz Balls, de albóndigas de la nonna con salsa de tomate casera y queso de mozzarella.
Si no lo conoces todavía. La historia de Gulah huele a novedad. Abrió sus puertas a mediados de 2025 de la mano de Jesús González Espartero, al frente del Grupo Alma of Spain. Es un restaurante informal, pero con una estética cuidada al milímetro. Gracias a la mano de Néstor Marcos Architecture tiene un diseño clásico que traslada al barrio francés de Nueva Orleans con detalles de vegetación como los de los edificios coloniales y toques industriales. Una enorme barra capta las miradas nada más entrar, y también hay mesas altas y bajas, zonas de paredes de ladrillo visto, televisión para disfrutar de eventos deportivos, y unas amplias cristaleras que dan luminosidad al local y permiten ver la siempre animada terraza.

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