campaspero: parada obligada

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CAMPASPERO: PARADA OBLIGADA

Ideas para descubrir el corazón blanco de Valladolid


Sentado sobre la meseta como un vigía de piedra, Campaspero desafía el viento y el tiempo en lo más alto de Valladolid, allí donde la tierra parece escurrirse bajo zócalos calizos y la historia se sedimenta capa a capa, como las propias canteras que dieron fama universal a este lugar. Viajar a Campaspero es escuchar el rumor de la piedra, degustar hogazas de leyenda, admirar la mano del artista y pisar un pueblo donde cada esquina narra siglos de resistencia y brillo rural.

Fundado probablemente en el siglo XI durante la repoblación del Duero, Campaspero no fue solo punto neurálgico en la frontera cristiana, sino también parte vital de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar. De humilde aldea creció a villa pujante con la llegada de los vecinos de Minguela y el auge de su iglesia en el XVIII, viviendo luego el drama del éxodo rural, el esplendor de la piedra y hoy, la nostalgia de sus ancestros.

1. VIAJAR A LA CUMBRE: EL PUEBLO MÁS ALTO DE VALLADOLID

Con 919 metros sobre el nivel del mar, Campaspero se alza como el mirador natural de toda la provincia. Desde sus calles blancas, la vista se extiende sobre los páramos del Duero, confiriendo a la villa una sensación de fortaleza de piedra y luz que fascina al viajero y seduce a los que buscan horizontes sin fin.

2. EL MUSEO DE LA PIEDRA: TRIBUTO A LOS CANTEROS Y LA CALIZA

Toda la esencia de Campaspero se condensa en su museo local, creado en las antiguas escuelas del pueblo: el Museo de la Piedra. Aquí, el visitante puede tocar con los sentidos el ciclo de la caliza, desde su formación geológica hasta la talla y el diseño en edificios emblemáticos. La visita de Gema es muy didáctica

El lugar acoge exposiciones didácticas, utensilios de cantería, bloques monumentales e incluso piezas etnográficas, brindando una visión completa del pasado y presente de la «cantera de Castilla» y rindiendo homenaje a los canteros del pueblo.

3. IGLESIAS, CONVENTOS Y MEMORIA DE PIEDRA

El renacimiento de Campaspero se refleja en la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán, joya de la arquitectura local reconstruida en el siglo XVIII con la piedra del propio páramo. Su torre, visible a kilómetros, es emblema del pueblo y símbolo del esfuerzo colectivo de generaciones. No lejos, el recuerdo del antiguo convento de Santa María de Oreja —hoy solo ruinas— revive la importancia espiritual del enclave y su papel en la configuración histórica comarcal.

4. CHARCUTERIA HERMANOS ACEBES

Da gusto entrar en esta tienda y ver como Javier atiende a sus clientes.   De los de toda la vida. Ese mostrador con la carne bien cortada, dispuesta para satisfacer a esa madre que no mira el precio pero mira de reojo la calidad.  Aquí la carne se pica de verdad, para  hacer esas albóndigas en tomate que piden  a gritos  una barra de pan…   Sus embutidos son una referencia.

5. PANADERÍA VERDUGO: EL ALMA ES LA MIGA

Nadie puede marcharse de Campaspero sin probar el pan de la panadería Verdugo, institución local con fama merecida. Situada en la calle José Zorrilla, la familia Verdugo lleva generaciones horneando hogazas cuyo aroma impregna el corazón del pueblo: corteza crujiente, miga húmeda y alveolada, ideales tanto para el desayuno con aceite como para acompañar quesos de oveja o mojarlas en el jugo de un buen lechazo asado, rito imprescindible en la comarca.

6.- RESTAURANTE MANNIX

La curiosa historia del actual Mannix comienza a principios del siglo XX, cuando Andrés abre una carnicería y confecciona un horno para asar los lechazos a los amigos. Su fama de buen asador se va pregonando por la comarca de la Churrería y enseña el oficio a su hija Irene, que se hace cargo del negocio a su muerte, dándole un gran impulso.

En los años 60, la hija de Irene, Rosaura, se casa con Eusebio, también hijo y nieto de asadores, que toman el relevo. De esta época tienen guardado un jarrillo de los que se utilizaban para el vino,  fechado en 1964 con el nombre del establecimiento que era “Carnicería Mesón de Irene e Usebiete”.

Este nombre duró hasta 1981, que es cuando hicieron una gran reforma y le rebautizaron con el nombre de Mannix. Que es el nombre del famoso detective de la serie de televisión. Me ha contado Marco Antonio que se lo puso  porque el hermano pequeño Abel, jugaba con una pistola de plástico en la calle, emulando las aventuras del detective. A su padre le hizo gracia y decidieron nombrar así al nuevo restaurante.

A la muerte de Eusebio en 1999, se hacen cargo del restaurante Marco Antonio y su hermana Carmen, ayudados en la sala por Carlos, el marido de Carmen y todo bajo la supervisión de Doña Rosaura, madre de Marco Antonio y Carmen.

Su cocina es castellana y preparan uno de los mejores lechazos que se sirven en las tierras de Castilla. Su secreto, ganadería propia, corderos churros de 5 a 6 Kg, el horno de adobe y paja, la madera de encina, la sal, el agua y las manos de Marco Antonio, su Maestro Asador.

Es un lugar que se viene a comer lechazo y ensalada de lechuga, regada con buen vino, como te suele recordar Carlos, si bien su hija Gema, le ha roto un poco los esquemas, con las excelentes entradas nuevas que prepara, manteniendo también las de siempre; la morcillita frita, el pastel de lechazo, los riñones a la plancha o las mollejitas y  si hace mucho frío, la sopa castellana sienta de maravilla y después un cuarto de cordero, que es una buena ración para dos personas, acompañado de ensalada de lechuga.

MANNIX. Felipe II, 30.- Teléfono 983698018.- Campaspero (Valladolid).

7.- PARADA Y FONDA. El espíritu de Pepe sigue vivo

Sería un delito pasar por Campaspero y no hablar del Bar Pepe.  Por suerte  ahora su nieta Ana, lo regenta. Para muchos es un lugar de comer todos los días. Comida casera de calidad a buen precio y  servido con eficacia.  Entre plato y plato se soluciona el mundo y además  en las habitaciones de su hostal siempre se descansa  seguirla ruta con criterio…  Bar Pepe  +34983698006 [email protected]   Plaza Mayor 13. Restaurante familiar ubicado en la Plaza Mayor de Campaspero. Y luego tenemos otras direcciones que nos arreglan el mundo  como el Bar de las Kechu o la Farola… que siempre hay que ayudar a la digestión de una ración de lechazo.

8.- DULCES F. SORIA

Dulces F. Soria es una pequeña empresa familiar dedicada a la elaboración de productos de pastelería, tanto a nivel industrial como artesano, que generación tras generación ha ido perpetuándose pasando el testigo de padres a hijos como otras muchas empresas de estas características. Hoy Francisco, mezcla su pasión por la motos con su amor a los dulces y  los mazapanes.

Esta empresa inicia su andadura allá por el principio de los años 40, en plena postguerra. Francisco Soria y su esposa Nieves deciden, ante la delicada situación económica montar un pequeño obrador en su misma casa, después de que él hubiera estado trabajando durante los años de 1924 a 1929 en una pastelería de Valladolid llamada «Ercilla» y situada en la calle Ferrari.

A finales de los años 60 se establecen definitivamente en la nueva fábrica que ocupan hasta la fecha. En los años 80 se incorporan a la plantilla sus nietos Francisco y Nieves habiendo realizado trabajos en el centro Saper de León y últimamente cursos en el Centro Tecnológico de Cereales de Palencia.

9.–  ARTESANÍA Y OFICIOS:

Campaspero no solo fue (y es) tierra de canteros; también se mantiene ligada a la tradición ganadera, principalmente ovina, y al buen hacer artesanal. Mantener vivo el saber de la cantería o de la elaboración del pan es aquí signo de identidad y orgullo pueblo. Algún vecino aún trabaja con la maza y el cincel como lo hicieron sus abuelos, transformando bloques de caliza en piezas de arte o arquitectura. Con paciencia siempre podemos ver  alguno de los trabajos de Alejandro, vecino  del pueblo que todos conocer por  El Gominolo. Un artista en temas de Heráldica.

10.–  CASAS Y CHOZOS: PIEDRA BLANCA EN CALLES Y CAMINOS.

El alma de Campaspero late bajo la superficie: sobre un zócalo de más de 30 metros de grosor de caliza blanca creció el pueblo y de sus canteras partieron bloques para levantar el castillo de Peñafiel, la catedral de Valladolid, las fachadas universitarias y decenas de castillos y templos históricos. Caminar por Campaspero es descubrir los tonos del calizo en casas, plazas y ojivas, admirar la solidez y el arte de los canteros y comprender cómo la tierra se transforma en monumento.  Arquitectura popular   como símbolo de un pueblo.  Tan importante como sus calles son los ejemplos de chozos de pastor  que están diseminados  por los caminos y que son una ruta perfecta para hacer andando o en bici.

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