LA BOTICA DE MATAPOZUELO
Da gusto ver llegar Miguel Ángel en bicicleta hasta su restaurante La Botica de Matapozuelos en la plaza de Matapozuelos. Pocos pensaban hace doce años, cuando Teodoro de la Cruz y sus hijos Alberto y Miguel Angel abrían este restaurante, que se convertiría un lugar de referencia en el Valladolid más profundo, en ese entorno rural donde los tractores todavía aparcan frente al ayuntamiento y los paisanos miran todos los días al cielo para ver si se puede recuperar la cosecha.
La Botica es buen ejemplo de que la cocina de calidad no debe (ni puede) renunciar a sus raíces. El padre es un gran maestro asador, pero los hijos han llevado el lugar al reconocimiento de estrellas, soles y premios gastronómicos. En la Botica todo se rige por el sentido común. ¡Menos mal!
Con su menú de 42 euros se demuestra que una estrella Michelin no tiene por qué ser prohibitiva y que todavía se puede disfrutar comiendo a precio razonable. Sus garbanzos pueden seguir a su mousse de morcilla. La trucha es un buen entrante y los espárragos de Tudela de Duero simbolizan la potencia de la agricultura ecológica. Y como premio… los vinos de Alberto: verdejos que hay que buscar para mejorar nuestra bodega privada y vinos del Duero que sorprenden con precios de disfrute. ‘La etiqueta no se bebe’ y el ahorro siempre se agradece. En sus cercanías podemos encontrar lugares de alta sensibilidad para nuestro gusto… Los recorremos en su compañía y al volante de un Porsche Panamera.
Carnicería Rebaque
Parece un simple autoservicio, pero en la zona se sabe que Rebaque hace unas morcillas y unos chorizos delicados tanto por las proporciones de sus mezclas como por el uso de suaves especias y hierbas. Además, la dueña es la suegra de Miguel Ángel y eso es una garantía.
Las Verduras de Luis
Luis puede presumir de tener unas mulas en multipropiedad con Peter Sisseck, el dueño de Pingus. Luis es un gurú de la cultura ecológica. Ferran Adrià pedía cada día sus espárragos de Tudela de Duero y su cardo rojo demuestra que la verdura de Duero es el nuevo patrimonio de Castilla.
Los quesos de Cantagrullas
Ruben es un trotamundos que la vida y las fuerzas del destino le han traído hasta este pueblecito de Ramiro. La leche de vacas y ovejas se transforma en el queso más cotizado de zona. Cuando habla de su producto casi hace labor de apostolado para disfrutar de algo que debería ser mejor tratado por el “comer cotidiano”.
Quesos Campoveja
En Serrada hay que parar por estos quesos, tradicionales pero adaptado a los tiempos modernos. Sus quesos ahumados son uno de esos manajares que merece la pensa disfrutar en buena compañía.
Pastelería Arranz
La Pastelería Arranz en Pedrajas de San Esteban es una delicia. Pocos conocen que la modernidad ha llegado a este pueblecito. Sus bombones transforman el chocolate con dulzura y sus pastas de té son dignas de una merienda en mesa camilla con brasero. Desde hace casi 50 años este lugar es un paraíso para los caprichosos.
Panadería Fuencisla
El pan es un elemento importante en cualquier restaurante castellano. La Fuencisla de Valdestillas es una panadería de toda la vida… Con barras, pero también con ese pan candeal que es un manjar que recuerda a aquellos de pastor que duraban días en el arcón.
¿Y para alojarnos?
Pues el Balneario Villa de Olmedo es una gran opción. Un buen ejemplo de donde podemos alojarnos para disfrutar de la campiña vallisoletana y las tierras de Medina. Olmedo sigue siendo un imprescindible referente de la arquitectura medieval española.