LÁCTEOS PARA MOVER EL MUNDO RURAL EN SORIA

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No es fácil ver grandes rebaños por las tierras altas de Soria en los últimos años. Sin embargo, el pastoreo y la elaboración de productos lácteos sigue siendo un referente para amantes de los productos de calidad. En las Tierras Altas, cercanas al puerto de Oncala, los pueblos entregan sus terrenos comunales al pastoreo de ovejas y cabras en  extensivo con  suma facilidad. Entre pueblos semiabandonados y las demarcaciones de los viejos caminos, una industria alimentaria de calidad demuestra que la calidad es el mejor reclamo para fidelizar al consumidor. 

Un buen ejemplo lo encontramos en los quesos de Oncala (Barrio de Arriba, s/n). A los tradicionales quesos curados de oveja, se han unido otros productos que atraen a un nuevo consumidor. La Torta de Merinas o los Quesos con Trufa  son  objetivos de muchos  amantes de las cosas sabrosas.   

Mucha más gente conoce los quesos de Oncala, que su museo de la Trashumancia o el museo de los Tapices.  Este pueblo, está situado en un entorno natural privilegiado, sus pastos y montañas ofrecen una alimentación rica y variada para el ganado, lo que contribuye a la calidad de los productos lácteos que se elaboran en la región.

La tradición de la producción de quesos en Oncala se remonta a tiempos antiguos, cuando los habitantes de la zona comenzaron a aprovechar la leche de sus rebaños, principalmente ovejas y cabras, para elaborar quesos artesanales. se han transmitido de generación en generación, y muchos de los métodos . 

Además del queso de oveja, Oncala también produce otros productos lácteos como la leche fresca, el yogur y el requesón, cada uno de los cuales refleja la riqueza de la producción local. La leche de cabra, en particular, ha ganado popularidad debido a sus propiedades nutritivas y su sabor distintivo, lo que ha llevado a la diversificación de los productos lácteos que se ofrecen en la región. 

Muy distinto es la forma de elaborar de los lácteos de Agreda. Rocío Alayeto y su pequeña quesería (Polígono Valdemiés 1, 32) es ahora en referente en uno de los pueblos más bonitos y desconocidos del oriente soriano. Su capacidad de elaboración le ha llevado a preparar una línea de productos muy interesantes. Quesos frescos y yogures  tienen una necesidad de renovación y multiconsumo que ha capturado a nuevos clientes. Sus cuajadas y su requesón son productos muy cotizados. 

Además , Agreda es un referente del turismo en esa zona de Soria y que no se conoce lo suficiente. Su casco urbano, con calles empedradas y casas de piedra, mantiene la esencia medieval que invita a perderse en sus rincones. Uno de los monumentos más destacados es la iglesia de San Juan Bautista, un ejemplo notable de arquitectura románica que data del siglo XII. Además, el Convento de las Madres Agustinas es un lugar emblemático que ofrece una visión de la vida monástica en la región. La localidad también es conocida como la «Ciudad de las Tres Culturas», ya que en su historia convivieron musulmanes, judíos y cristianos, lo que ha dejado una huella cultural significativa.

El Moncayo, además parece vigilar todos los alrededores. El entorno natural que rodea Ágreda es impresionante, con paisajes de montañas y valles que la hacen ideal para actividades al aire libre como el senderismo. 

Y por supuesto que  el gran referente de Soria es su mantequilla, que tiene su reflejo turístico en el Valle de la Mantequilla. Este nombre proviene de la tradición local y la riqueza de sus productos lácteos. En la zona, la ganadería tiene un papel fundamental, por lo que es común encontrar queserías artesanales que elaboran productos de alta calidad, siempre en armonía con el entorno natural.

El Valle del Razón tiene origen celtíbero, en concreto los habitantes de aquí eran los Pelendones, lo que nos da idea de lo acogedora que han sido estas tierras hasta para nuestros más lejanos ancestros, pues datan del siglo VI A.C. Incluso más atrás en la historia los primeros habitantes de la península escogieron este valle como asentamiento, podemos encontrar yacimientos de la Edad de Hierro, como los Castros de las Espinillas, el de la Torre Beteta o el Langosto. Si quieres conocer más sobre la historia antigua del valle y todas sus riquezas, en el Museo Numantino se conservan muchas piezas celtíberas sacadas de aquí.

Sin embargo, la época que más ha dejado su huella tanto aquí como en el resto de la provincia fue la Edad Media. Tras la reconquista se plagó toda la zona de iglesias y ermitas que hoy en día siguen en pie, unido con los trazados árabes de muchos de los pueblos que nos cuentan la historia con solo una mirada.

Mucho hay que ver y dónde parar. La Iglesia de Nuestra Señora de La Paz en Valdeavellano de Tera, que cuenta con un retablo de Pedro Berruguete, o las Iglesia de San Vicente Mártir de Molinos de Razón y la Ermita de San Martín en Villar del Ala, son parte del patrimonio histórico y cultural del valle y que a nosotros nos han fascinado.

Mientras vamos atravesando los pequeños municipios que adornan el paisaje como Aldehuela del Rincón o Villar del Ala, por los que el tiempo parece haber hecho estragos, pero donde se disfruta de la vida rural y su paz de la mejor forma posible, vamos observando a ambos lados el maravilloso paisaje que envuelve a los siete municipios que conforman el valle.

En Rebollar, otro de los municipios del valle, podremos observar cómo es el día a día de un pueblo castellano. Rodeado de cultivos y grandes cotos de caza, es una experiencia conocer a los lugareños y que nos expliquen con entusiasmo cómo se disfruta aquí la vida.

Nos movemos ahora al corazón de la comarca, a Rollamienta, a los pies del Sistema Ibérico, un destino de turismo rural que debes tener en cuenta, pues los bosques que rodean el pueblo son el reclamo perfecto para aquellos que nos gusta perdernos por la montaña durante horas.

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