Toyota RAV4 Híbrido Enchufable
El Toyota RAV4 no es uno de los lideres de ventas a nivel mundial por cualquier cosa. Se trata de un vehículo que, ya con su aparición en los 90, revolucionó el panorama con una estética diferencial y una vocación práctica que aunaba refinamiento en asfalto y buenas capacidades off-road.
En las sucesivas generaciones Toyota ha ido implementando en este modelo todo su revolucionario sistema híbrido que, el tiempo lo ha demostrado, ha resultado profético. La firma japonesa ha sido la avanzadilla en estos sistemas híbridos que emiten menos gases, consumen menos gasolina (que ya sabemos que cotiza como el oro) y, en su caso, resultan sumamente fiables al acumular años de experiencia que otros fabricantes todavía no tienen. Aquellos primeros Rav4 todavía se encuentran como indestructibles peregrinos, en muchos pueblos por caminos y rutas más propios de ganado trashumante que de ociosos domingueros. Pero así es la vida.
Con el tiempo, las cosas cambian. El RAV4 híbrido enchufable es por ello un vehículo perfecto para los tiempos actuales. Por su diseño de vanguardia, su calidad constructiva, su confort de marcha y la capacidad de acomodar a una familia que requiera de un exigente maletero y equipamiento de confort y seguridad. Resulta obvio señalar que la última actualización del Toyota incorpora todos los avances en seguridad pasiva y activa, así como ayudas a la conducción, que la exigente Unión Europea exige a todos los vehículos. El nuevo RAV4 no se va a quedar desactualizado en un par de años sino que nace para estar a la última durante mucho, mucho tiempo. Seguro que es un coche con buen envejecer…
La opción híbrida enchufable (PHEV) es, sin embargo, una rareza dentro de la marca japonesa. Lo que significa que aúna las ventajas de las motorizaciones híbridas convencionales que caracterizan a la marca, pero añade las propias de los vehículos eléctricos enchufables: para empezar, la ansiada y codiciada etiqueta 0 emisiones de la DGT que nos permitirá manejarnos en las grandes ciudades con total y absoluta libertad.
Cada vez más poblaciones, aparte de Madrid y Barcelona, irán limitando el acceso a sus almendras centrales y un modelo como el RAV4 híbrido enchufable no es solo una apuesta por la tecnología, el diseño y la polivalencia, sino también por la ecología, la sostenibilidad, pero también se une garantía para un coche familiar perfecto para el día a día y la conducción urbana del futuro.
Se trata de un vehículo estable y seguro, de comportamiento noble y orientado a la familia, que sin buscar la deportividad permite llevar cruceros altos sin que ello afecte a la comodidad ni al consumo, una de las prioridades de los ingenieros japoneses a la hora de actualizar el modelo. El RAV4 parece gustar de una conducción tranquila, pero tampoco le hace ascos al dinamismo.
Al fin y al cabo, tenemos bajo el acelerador nada menos que 306 caballos (divididos entre un motor de gasolina de 2,5 litros y 185 CV y dos eléctricos, uno delantero 182 CV y otro trasero de 54) y, sin embargo, un consumo de un vehículo de ambiciones mucho menores. Esta tecnología, sin duda, ha llegado para quedarse, y el refinamiento a la hora de cambiar de marcha o pasar de motor a otro convierte el proceso en algo imperceptible.
En sus gamas de equipamiento cerrado, práctica habitual en los modelos japoneses, el RAV4 PHEV proporciona más de 70 kilómetros de autonomía real 100% eléctrica, más todavía si es en conducción exclusivamente urbana gracias a los sistemas de regeneración de energía, que actúan más a menudo en las constantes paradas y frenadas de la gran ciudad. Bastante más, en ambos casos, que la media actual de otros híbridos enchufadles del mercado.
Todo esto como eléctrico. Como híbrido convencional, el RAV4 ha sido optimizado por la marca en todos los campos para que la eficiencia sea también la tónica general en el consumo de gasolina. El cambio e-CVT ya no tiene nada que ver con otros aplicados por la marca en el pasado, y se muestra más suave, dinámico y perfeccionado: apenas se diferencia de un cambio automático convencional de otro vehículo y resulta, ante todo, silencioso.
Suave y rápido, Toyota ha escuchado a los usuarios y mitigado al mínimo el efecto de resbalamiento clásico de estos aparatos en los varios modos de conducción de los que disponemos (y, por supuesto, más todavía en el dinámico “sport”). Acelerar con un Toyota híbrido ya no es un suplicio sino una delicia.
Aquí el Toyota nos ofrece varias opciones para gestionar la energía: una cien por cien eléctrica, la hibrida que potencia el motor eléctrico en función de la carga y lo pesado que tengamos el pié, otro híbrido que prioriza la carga de la batería a través del motor de gasolina y otro que lo hace a través de los sistemas de regeneración eléctrica del vehículo. Todo un abanico de opciones que comprenderemos muy pronto una vez nos hagamos a los mandos del Toyota.
¿Qué tal se comporta este SUV fuera del asfalto? Pues de forma igualmente noble y sorprendente. Sin, evidentemente, encontrarnos ante un todoterreno clásico, el Toyota dispone de modos de conducción que ayudan a empujar el vehículo por terrenos un tanto difíciles. Todo ello sin castigar a los ocupantes con unas suspensiones suaves que aquí ayudan. Por eso, el RAV4 es esa compra sensata que debemos cuestionarnos.
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