UN TRIÁNGULO GOLOSO EN SEGOVIA: TRADICIÓN PASTELERA ENTRE ARTE Y NATURALEZA

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El dulce es parte de nuestra vida y en estas fechas con más motivo. Te recomendamos tres direcciones que van sacar una sonrisa de muchos. A nadie le amarga un dulce y los productores de postres y dulces saben que el momento es ahora. Excursión, cultura y paso por las pastelerías que mantienen vivo el comercio local en el casco histórico de nuestros pueblos. 

 

Pastelería La Peña. Sepúlveda

Aunque sea difícil aparcar, merece la pena “echar un rato” en el corazón de este pueblo segoviano para poder comprar en La Peña. Cristina es amable, siempre tiene una sonrisa y sabe que el trabajo es muy buena medicina. Amenaza con jubilarse, pero quieran los dioses que su afable mirada siga muchos años haciendo dulces, para locales, turistas y todos los que entran en su comercio en el corazón de Sepúlveda.

 

Este lugar no tiene pérdida: situado en plena plaza de España, bajo sus soportales, se encuentra este pequeño establecimiento que presume de hacer el mejor Ponche Segoviano. Es mi favorito y, además, los dueños de la pastelería han abierto hace unos meses un hotelito, La Hospedería de los Templarios, que nos permite alojarnos en el corazón del pueblo. 

El ingrediente base del Ponche Segoviano es el mazapán, producto de procedencia árabe y que por su alto poder energético servía para recuperarse después del ayuno del ramadán. Se sabe que en Sepúlveda durante la época medieval había un numeroso barrio árabe y que la receta de este dulce habría entrado desde el sur con la invasión musulmana. El resultado es glorioso. Justifica el paseo, la excursión y el fin de semana, siempre que la compañía sea la adecuada. 

Además, su pan es pan de verdad. Las pastas de té gustan a todos y no seguimos hablando de sus polvorones que sólo se hacen en Navidad, como debe ser. La historia de este local es una historia de amor a la masa. El origen de la Pastelería La Peña se difumina entre los antepasados de Ángel o Gelillo, como le conoce todo el mundo en Sepúlveda, ya que tanto sus tatarabuelos, bisabuelos y abuelos eran panaderos. 

Su padre es de Sepúlveda como todos sus ancestros. Su madre, de Castrillo de Sepúlveda, pueblo que es más conocido por las famosísimas Rosquillas de Castrillo, “que regalaban los mozos a las mozas el día de la Fiesta”. Por suerte, ahora no hay que casarse para poder disfrutar de las rosquillas. Este manjar tiene una elaboración muy larga en tiempo y lenta en proceso, pero el resultado final es una rosquilla frita, a la cual se da forma con unos palos de madera dentro de una cacerola con aceite hirviendo, con forma de volcán de la que salen chorros de merengue como si fuera lava.

Los mielitos, un delicioso hojaldre con miel, las hojaldrinas y los diplomáticos, un hojaldre de mantequilla muy crujiente con piñones en la parte superior, son parte de la oferta. No nos podemos olvidar de los milhojas rellenos de nata y crema, espolvoreados con azúcar y canela. Y todavía quedan las pastafloras, las tartas de manzana, los soplillos y las tortas de chicharrones, que se hacían en la época de la matanza

 

PASTELERÍA LA PEÑA 

Pl. España, 20

40300 Sepúlveda, Segovia

Teléfono: 921 54 00 89

 

Pastelería Yagüe. El Espinar

Antonio es un pastelero de verdad, de los que da a probar. Chocolates, hojaldres o rosquillas son sus  armas de seducción. Todo está bueno y las vitrinas  son el mejor soporte para caer en la tentación. Una maravilla que justifica la subida al Puerto de los Leones o el Peaje por la AP-6, que nunca acaba de desaparecer. 

Realmente, una excursión a El Espinar es perfecta para conducir con tranquilidad por la Forestal o pasear con ganas por el Camino del Ingeniero, para luego tomar unas cervezas en la Corredera

Los que conocen el territorio saben que comprar unos sombreritos en la Pastelería Yagüe es el regalo perfecto. Aquí no se falla. Los Yagüe están muy orgullosos de regentar la mejor pastelería de El Espinar. No es fácil que un negocio familiar cuente con la fidelidad de sus descendientes y sobreviva durante más de dos siglos. Los Yagüe son reposteros y se sienten muy orgullosos de ser parte de la historia de este municipio segoviano.

La historia se remonta a 1800, cuando el tatarabuelo de Antonio, huérfano desde su tierna infancia, aprende el oficio de pastelero gracias a la tenacidad de su madre. El suegro de ésta, Valentín Yagüe, heredó la «Pastelería Nueva«, de Luis Aceña, situada en la conocida «manzana de los confiteros» de El Espinar. Pedro Yagüe, su hijo, fue quien consiguió el permiso para horno de leña en 1921 y se hizo conocido al otro lado de la Sierra de Guadarrama.

La historia tiene rasgos de saga. Pedro mismo se encargaba de repartir sus productos por los pueblos de alrededor, pero un accidente con el caballo en el que viajaba hizo que Pedro perdiera la vida una Nochebuena, dejando viuda y tres hijos, entre ellos Valentín, el futuro padre de Antonio.  El rótulo cambió definitivamente a Pastelería Yagüe cuando estuvo a cargo de Valentín, que fue quien tomó las riendas del negocio y con quien llegó definitivamente su auge, no sólo en El Espinar, sino en toda la provincia de Segovia.

La inigualable tarta de manzana, los «sombreros«, esa pasta fina rellena de crema de yema y almendras y cubierta de chocolate negro, los suizos, las bambas de nata y crema, las palmeras de chocolate, son merienda obligada de niños y adultos cualquier tarde de invierno. Para conocer la pasión de Antonio por su oficio hay que conocer su Calendario del Dulce. Cada mes una tentación. En diciembre  hay más oferta. 

 

PASTELERIA YAGÜE

Calle Bruno Ortega,10.

 El Espinar. Segovia. 

Teléfono: 921 182 121

 

Bollería Helio. Cuéllar

María y José Antonio  son los valedores  de este santuario del dulce. Esto es una bollería, es decir, se hacen bollos. Y se está muy orgulloso de ello. Se fundó en 1949 y se presume de estar  especializado en bollería casera, destacando las magdalenas, rosquillas de yema, pastas de piñón, ciegas, hojuelas… De esta pastelería cualquier dulce que te lleves no te arrepentirás. 

Las magdalenas, sin duda, pero también las rosquillas de yema, la pasta de piñón, de almendra, los mantecados de polvo y el bañado. Las ciegas y las hojuelas, también; en Carnaval hemos mandado más de 100 kilos de hojuelas a Solares, en Cantabria, para una comida popular: la “Cachojuela”.

En pleno corazón de una localidad llena de tradiciones se emplaza Bollería Helio, lugar de “dulce” referencia para todos los cuellaranos, pero sin duda para los vecinos de la comarca, visitantes y cada vez más público de toda la península gracias a las redes sociales. María Henar Iglesias es la artífice de una amplísima variedad de pastas, bollos y dulces totalmente artesanos; su saber hacer transmitido de la generación anterior y su pasión por la profesión dan como resultado Bollería Helio, con más de 70 años de historia a sus espaldas.

«Empezamos en 1949, empezó mi padre (habla María Henar), él lo fundó cuando vino de la mili porque su padre ya era panadero. Empezó con la panadería y más adelante, cuando vio que la vida de panadero era muy dura, empezó con la bollería, las magdalenas, las pastas… y desde entonces no hemos parado. Era negocio familiar así que ayudaba toda la familia».

Posiblemente, el momento más poderoso para el negocio es el domingo de Pascua, una “merienda pequeña”, según el diccionario. Antes se llevaba en una cesta de mimbre, y se llevaba una rosquilla de palo, una de yema, la magdalena, el bollo de polvo, uno duro, un bocadillo de chorizo y el huevo pintado para cumplir con “rodar el huevo”, otra tradición cuellarana. Se ha perdido mucho, no se ha inculcado tanto en las casas, pero siempre quedan familias haciéndolo y que, además, llevan el huevo de chocolate, que eso antes no existía. 

 

BOLLERÍA HELIO

Calle San Pedro, 18.

Cuellar. Segovia. 

Teléfono: 921140804

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