50 AÑOS DE HISTORIA, VOLKSWAGEN POLO

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Volkswagen Polo: 50 años de historia de un pequeño gran icono

Había una vez, en la soleada Alemania de 1975, un pequeño coche que no sabía que iba a conquistar el mundo. No era el Golf, ni el Passat, ni mucho menos el imponente Phaeton. Era el Volkswagen Polo: un compacto que nació como la versión más modesta y ahorrativa del Audi 50, pero que acabaría ganándose el corazón de millones de conductores y algún que otro aparcacoches despistado.


Los humildes orígenes: Polo I (1975-1981)

El Polo de primera generación era, en esencia, la versión “de andar por casa” del Audi 50: menos cromados, más chapa, y motores tan modestos que, si los comparas con un turbo actual, parecen sacados de una batidora. Tenía solo 3,5 metros de largo y motores de 34, 40, 50 y 60 caballos. Pero lo que le faltaba en potencia, lo compensaba con simpatía y economía. Se fabricó en la planta de Wolfsburg y, en España, bajo el ala de SEAT, y se convirtió en un éxito de ventas.


La consolidación: Polo II (1981-1994)

En 1981 llegó el Polo II, con formas más cuadradas y serias, como si quisiera impresionar a sus hermanos mayores. Creció hasta los 3,66 metros y, entre sus novedades, incluyó versiones familiares y sedán, porque hasta los coches pequeños sueñan con ser grandes. La gama de motores se amplió y, en 1987, apareció la versión G40, con 115 caballos y un compresor G-Lader que hacía que el Polo dejara de ser el patito feo para convertirse en el cisne más rápido del lago.


La revolución colorida: Polo III (1994-2001) y el Harlekin

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En 1994, el Polo III llegó con líneas más redondeadas y aerodinámicas, y hasta una versión descapotable llamada Open Air, porque todos merecemos sentir el viento en la calva. Pero la verdadera revolución llegó en 1995, cuando a algún genio de Volkswagen se le ocurrió lanzar el Polo Harlekin: un coche pintado en cuatro colores distintos, como si hubiese pasado por una guardería en hora punta. Lo que empezó como una broma de marketing, acabó siendo un fenómeno de masas: la gente pedía a gritos su Polo multicolor, y Volkswagen tuvo que producirlo en serie. El Harlekin es, sin duda, el payaso más entrañable de la historia del automóvil.

“La forma en la que habían sido pintados conseguía que desde cualquier ángulo se pudiesen apreciar los cuatro colores… Había nacido el Volkswagen Polo Harlekin, y uno que podías comprar.”


El nuevo milenio: Polo IV (2001-2009)

El Polo IV llegó en 2001, con un diseño más serio y moderno, y una gama de motores más eficiente. Se fabricó en versiones de tres y cinco puertas, y hasta en versión GTI, para los que querían presumir de compacto deportivo sin hipotecar la casa. La calidad de acabados mejoró, y el Polo empezó a mirarse en el espejo del Golf, soñando con ser algún día tan popular como su hermano mayor.


La madurez de un clásico: Polo V (2009-2017)

En 2009, el Polo V se presentó en el Salón de Ginebra, con un diseño inspirado en el Golf VI y una plataforma compartida con el SEAT Ibiza y el Audi A1. Creció en tamaño, pero adelgazó en peso, como quien se apunta al gimnasio después de Navidad. Incorporó tecnología de seguridad y motores más eficientes, y hasta una versión GTI de 180 caballos, que hacía que el Polo dejara de ser “el utilitario de mamá” para convertirse en el juguete favorito de los petrolheads.


La era moderna: Polo VI (2017-actualidad)

La sexta generación, presentada en 2017, es la más grande, tecnológica y segura de todas. Solo se ofrece en cinco puertas, porque la demanda manda, y utiliza la plataforma MQB A0, la misma que el SEAT Ibiza V y el Audi A1 GB. El maletero crece hasta los 351 litros, suficiente para meter la compra, la mochila del gimnasio y, por qué no, algún que otro disfraz de arlequín para nostálgicos.

Las versiones actuales incluyen desde el Polo Track, el más básico y económico, hasta el Polo GTS, el más deportivo, pasando por el MSI y el Highline, que ofrecen diferentes niveles de equipamiento y tecnología. Motores de 1.6 litros y hasta un moderno 1.0 turbo de tres cilindros, con opciones de cambio manual o automático Tiptronic, demuestran que el Polo ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su esencia.


El Polo ha sido coche de autoescuela, primer coche de muchos universitarios, y hasta protagonista de anécdotas familiares (“¡Ese coche no lo rompes ni queriendo!”). Ha sobrevivido a crisis, modas y normativas medioambientales, y sigue rodando por millones de calles de todo el mundo, desde Pamplona hasta São Paulo.

Cincuenta años después, el Volkswagen Polo sigue siendo el mismo coche simpático, práctico y sorprendentemente versátil que conquistó a medio mundo en 1975. Ha cambiado de forma, de color (¡y de humor!), pero nunca de espíritu. Porque, al final, el Polo es ese amigo que siempre está ahí: pequeño, pero matón; discreto, pero fiable; y, si te descuidas, capaz de arrancarte una sonrisa… o de aparecer pintado como un arlequín en tu garaje.

Y colorín, colorado, este Polo… ¡aún no se ha acabado!

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