MAMI PASTRAMI

Categories: Gastronomía590 words3,2 min read

La fórmula está clara y los objetivos también. Lo que no quiere decir que sea sencillo. En Mami Pastrami saben perfectamente lo complicado que es aspirar al mejor bocadillo de Pastrami de España.

La fórmula está clara y los objetivos también. Lo que no quiere decir que sea sencillo. En Mami Pastrami saben perfectamente lo complicado que es aspirar al mejor bocadillo de Pastrami de España.

Es casi un reto personal de Fernando y su amor por la gastronomía. El consumo de pastrami está creciendo y es una plaza cada vez más concurrida, con más y más restaurantes buscando la manera de dar a conocer al público las bondades de esta carne. Pero han logrado lo imposible: que el mensaje de sabor de esta sencilla receta – que admite variantes, por supuesto – cale en la población.

Su piedra angular es el sandwich clásico, que añade a nuestra rosada amiga, carne de vaca en salmuera, una nada despreciable cantidad de cebolla caramelizada, pepinillo agridulce, rúcula, barbacoa y mostaza. Por un precio realmente económico nos llevamos una cena de lo más completa, y la carta de acompañantes hace honor a su nombre: podemos optar por guacamole, croquetas de plátano o huevo frito, o bien optar por una amplia variedad de patatas. Un producto que se acerca a nuestros gustos y preferencias.

La fórmula es sencilla, decíamos, pero si fuera fácil lograrla entonces no tendría mérito. Ya sabemos que un buen sandwich de pastrami incluye pepinillos, mostaza y un pan bien crujiente, entre algunos otros elementos. El secreto está en la proporción y la calidad de los ingredientes, que deben estar bien estudiados para que el típico golpe de sabor que encajamos cuando mordemos por primera vez sea el adecuado, ni mucho ni poco. Y, sobre todo, en saber ejecutar ese toque de comida casera que nos retrotrae a nuestro pasado. La magdalena de Proust se convierte en crujiente y sabroso sandwich.

Este menudo local de la calle de la Bola, en pleno centro de Madrid, ha sabido sin embargo proporcionar variedad al invento. Podemos optar por el doble queso o el sandwich premium, que añade al pastrami tomates secos, burrata, espinacas – para que no digan que no nos gusta el verde –, salsa de pesto y crujiente bacon. El exótico sustituye esto por un suave sabor a lima, y todavía nos quedan por evaluar los bocatas asados, en los que el aroma de la mostaza miel destaca especialmente. Lo clásico nunca pasa de moda, y el pastrami ha llegado para quedarse.

En Mami Pastrami también saben de postres, y por eso mismo se centran en uno: su tiramisú no engorda artificialmente ni la cuenta ni nuestra cintura, y por eso es un final más que recomendado. El servicio es bueno y el ambiente mejor, ya que estamos metidos en pleno barrio de Palacio, en el distrito centro.

Toda la cultura y el comercio se dan cita en este lugar de Madrid, a un tiro de piedra de la plaza de la Opera, Palacio Real, la Gran Vía, los jardines de Sabatini y en definitiva el Madrid más típico y chulesco, pero también ese que te hace sentir como en casa seas de donde seas. Mami Pastrami es la parada perfecta para reponer fuerzas y si optamos por el delivery, no manchamos la cocina de nuestra casa. Gran idea.

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