Lemans

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Visitar Le Mans es toda una experiencia para el visitante y no solo el fanático del automovilismo. Está claro que su circuito es una de las principales citas, pero hay más, mucho más que ver y apreciar en esta región del Loira, hogar de antiguas tribus galas, antigua colonia franco romana, su casco antiguo es de alto interés y permite desenredar toda la cultura de la región, centrada en lo económico en la artesanía de la cera y los productos textiles. Naturalmente, las competiciones deportivas que allí se celebraron a partir de los años 20 del año pasado cambiaron la faz del lugar, pero para bien: Le Mans es un lugar con mucha trayectoria además de las curvas de asfalto de su circuito.

Su casco viejo, colinoso y protegido por una muralla, ofrece la ética y la estética que esperamos de una ciudad de semejante historia. Pasear por sus callejuelas, observar la abundante piedra en casas y calles, escaleras y una muralla de protección son uno de esos placeres eternos que no pasan de moda. Es la zona perfecta para entretenernos con sus tiendas y bares, para detenernos continuamente a tomar algo y disfrutar del entorno entre rural y urbano que nos ofrece Le Mans.

Lo retorcido del trazado no puede, sin embargo, ocultar la joya de la corona, la gran catedral gótica de Saint-Julien. Esta construcción gótico románica de piedra caliza erigida a partir del siglo XI y restaurada hace no más de 15 años es una verdadera joya en su estilo, por mucho que sus bondades hayan quedado oscurecidas por otras catedrales como la de Reims. La vidriera de la Ascensión, datada del 1140 es uno de sus principales atractivos en una catedral que destaca precisamente por su abundante colorido, por lo cuidado de su cristalería. Además, sus altas bóvedas acogen grandes pinturas medievales de ángeles músicos y el gran órgano corona esta verdadera joya del medievo francés.

Otra joya religiosa es la Abadía de L’Epau, un monasterio cisterciense de estilo gótico y por tanto en perfecta coherencia estética con la catedral. Tras un breve viaje en tranvía podemos optar por este recorrido bien mantenido y en constante restauración, donde además podemos asistir a conferencias o exposiciones culturales y apreciar la sobria estética del conjunto monacal. El monasterio, con su iglesia y distintas dependencias, está perfectamente integrado en la vida cotidiana de la ciudad, y resulta una visita de lo más amena.

El museo de Tesse, ubicada en una de las principales fincas de la ciudad, es otro de los puntales culturales de Le Mans. Su colección de objetos egipcios en una sala subterránea de más reciente construcción es realmente destacable, aunque también lo son sus salas dedicadas a pintura italiana y flamenca. Otras visitas relevantes son el Jardin des Plantes, un pequeño parque muy bien cuidado que resulta ideal para un picnic o un paseo en familia, además de para sorprendernos con su variedad floral. La naturaleza también destaca en el Arche de la Nature, un pequeño bosque repleto de caminos y senderos, cabañas, animales y hasta una colmena de abejas.

El Circuito y el Museo de las 24 Horas de Le Mans son uno de los principales atractivos de la ciudad francesa. Tiene lugar en el circuito de La Sarthe, construido en 1923 a apenas seis kilómetros de la ciudad, y acoge la prueba de resistencia más famosa del automovilismo. Existe la posibilidad de alquilar un kart o un mini kart para poder conducirlas y vivir parte de la experiencia en primera persona. Es, en definitiva, una cita obligada seamos o no fans de esta disciplina: no en vano personalidades como Paul Newman y Steve McQueen exprimieron su mítica no solo para las carreras, sino para el cine. Además de La Sarthe está el circuito Bugatti, que utiliza algunas partes del circuito anterior para un trazado más curvoso. En él se celebra el Le Mans de motociclismo y otras legendarias pruebas sobre dos ruedas.

En lo que respecta al museo, se encuentra a la entrada del propio circuito, y nos permite tomarnos un entretenido paseo para valorar la importancia de esta carrera, que reúne anualmente a millones de visitantes y espectadores televisivos. Un icono del automovilismo como no hay muchos, una leyenda que a lo largo de la historia ha visto evolucionar la industria. En estos cinco kilómetros cuadrados de exposición da tiempo a aprender muchas cosas.

Además, el museo (fundado en 1961) acoge 120 coches legendarios del circuito, del que existen tours organizados para conocer sus secretos. Consta de cuatro grandes secciones: «La avenida de los héroes», protagonizada por las personalidades que se han implicado en la historia de Le Mans «El principio», dedicado a sus creadores «El ascenso del automóvil», consagrado a la historia de este medio de transporte y en cuarto lugar, la propia colección. Todo con el nivel de interactividad que esperamos de un museo actualizado y moderno.

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