TERRITORIO SKODA SIN ESTACIÓN.
Almería es un lujo que hay que permitirse a la mínima de cambio. El contraste de sus playas con el paisaje árido, su gastronomía, su gente son motivos suficientes para para convertirla en el destino perfecto de cualquier escapada especial. Carreteras con poco tráfico y paisajes dramáticos nos van a llevar a rincones inesperados. Escenarios perfectos para nuestro Skoda Kamiq en un territorio donde el turismo siempre es bien recibido.
De Alcóntar a El Hijate
Alcóntar, al norte de Almería, es un buen punto de partida para conocer el valle de Almanzora. Este pequeño pueblo, casi desconocido, sorprende a los visitantes con un sosiego inigualable. Vale la pena recorrer sus calles sinuosas hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento y probar de su emblemática fuente el agua fresca y pura de la que tanto presumen sus amables lugareños.
Llegar hasta el centro es un buen ejercicio de conducción. Aquí, los paisanos todavía saludan al foráneo y una manera de entender la vida que da mucha envidia a todos los que padecen los acelerones sociales de las grandes ciudades.
No nos iremos sin visitar otra de sus joyas: la iglesia parroquial del siglo XVII, ni perdernos sin prisa entre las fachadas encaladas de sus casas de cortinas y puertas abiertas, porque aquí la preocupación no existe.
A 12 kilómetros por la AL-6403 nos espera El Hijate, con el telón de fondo de la Sierra de los Filabres. El plan ya viene dado: conocer la ermita de la Virgen de la Concepción, viajar hasta la época nazarí con la Torre de El Ramil y, sobre todo, disfrutar de la tranquilidad y del sabor de la tradición con su espectacular gastronomía.
Disfrutar de los guisos de la familia Marín y su restaurante Los Marines es una obligación. ¿Qué compramos? Los espectaculares embutidos y jamones que el clima de la zona hace únicos. Un picnic inesperado en alguna cortijada de la zona y una excursión hasta Tijola nos va a dar otra visión del valle… Aunque sea invierno… la primavera ya se siente en los almendros que quieren brotar sus flores.
De Olula del Río a Oria
La cultura es cabecera de cartel en este pueblo. En Olula del Río el gris de las aceras se mezcla con el blanco de las fachadas pero también con el del mármol, rey absoluto de la localidad -y base fundamental de su economía-. Olula tiene ese encanto de lo original. Muestra de ello son las iglesias de San Sebastián (diseño de Ventura Rodríguez, casi nada) y La Asunción, en piedra vista de mármol, dos altos indiscutibles en nuestra visita. Esas carreteras son perfectas para este tipo de vehículos donde Skoda es líder.
La verdadera joya es el Museo Casa Ibañez y el Centro de Fotografía Pérez Siquier, ampliado recientemente. La cultura es uno de los puntos fuertes de un pueblo en el que recorrer sus calles y tratar con sus gentes son sinónimos de querer volver cuanto antes. La cabeza de mármol de mujer de Antonio López es el nuevo símbolo de la zona.
Al salir, la A-334, la Autovía del Mármol, nos lleva a Fines, donde dicen que la piedra cobra vida. Un alto para deleitarse con la belleza de sus famosas esculturas nunca está de más, pero nuestro camino se desviará por la A-399. Nuestra próxima parada es Partaloa, que sobrevive estoicamente al terremoto que casi la borra del mapa.
Continuaremos por la carretera hasta Oria, que conserva la esencia de los pueblos pequeños. Sus orígenes datan del 3000 a.C., pero su riqueza patrimonial es de lo más variada. La Basílica de Ntra. Sra. de las Mercedes, los restos de su Alcazaba o la Iglesia de San Bartolomé serán obligatorios en nuestro recorrido.
Por el Levante Almeriense
Junto a la A-350, limitando ya con Murcia, Pulpí nos da la oportunidad de organizarnos una ruta impresionante por la costa norte hasta bañarnos en la playa más oriental de Almería: San Juan de los Terreros, o como muchos lo han llamado, “la puerta de Andalucía”. Antes de aventurarnos por los espectaculares alrededores. Una fortaleza, una curva y el mar… para tener la sensación de escapar hacia otro lado.
Podemos curiosear por la A-1205 las pedanías pulpileñas, desde La Fuente a Pilar de Jaravía (donde se descubrió la Geoda de Pulpí, la mejor conservada del mundo, va a hacer ahora veinte años) o Los Jurados, pero si tu pasión es el mar, como sucede en nuestro caso, no tienes tiempo que perder, la línea de costa te espera. Las playas de ensueño son la insignia de San Juan de los Terreros, sin olvidar su castillo, que defendía el litoral de los ataques piratas del Magreb.
Populares o más recónditas, a estas playas de película hay que sumarles otro punto a favor: su fácil acceso y su perfecto acondicionamiento con todo tipo de servicios, incluido aparcamientos. La A-332 marca el propio recorrido y nuestro Skoda parece contento de adaptarse este territorio.
Próximas a la zona urbana, las calas de Tía Antonia, Mar Rabiosa (la más emblemática), el Rincón de los Nidos, el Cuartel, Cala Costa Tranquila o la Mar Serena, son auténticos espectáculos para todos los sentidos. Sus aguas tranquilas y su arena fina y dorada son terapia pura y dura sea cual sea la época del año en que las visitemos.
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