Crónica de una pasión gallega
Los Montes de Galicia
Crónica de una pasión gallega
No todos los sueños se forjan en grandes ciudades; algunos nacen, a fuego lento, en pequeños pueblos entre la bruma atlántica y el olor a pan recién hecho. Tal es el caso de Los Montes de Galicia, un restaurante que ha conquistado Madrid y convertido la gastronomía gallega en un referente indiscutible en la capital. Su historia está escrita con los trazos profundos de la vida de José Espasandín, su fundador, personaje que no concibe la existencia sin la cercanía de los fogones y la memoria de su abuela en Pudenza, parroquia de Brandomil (Zas, A Coruña).

Es esa Galicia que vemos en los documentales. Iglesias de piedra con líquenes pegados a las paredes de la iglesia de San Pedro de Brandomil, un sendero que lleva hasta el rio Xallas con su magnífico puente y los restos del castro romano abren paso hacia un tramo de la calzada romana.
José miraba más allá. La vocación le llevó a elegir la cocina en una época y en un entorno donde pocas veces era oficio de hombres. Aprendió los secretos del mar y la tierra gallegos en la cocina familiar, a escondidas, lejos de miradas prejuiciosas. A los 15 años, concluyendo la EGB, José decidió que su destino sería la gran ciudad. Madrid era el horizonte, y el deseo: abrir un restaurante propio.
Su desembarco en la ciudad fue toda una prueba de resistencia. Comenzó como lavaplatos, afrontando turnos agotadores, aprendiendo en distintos locales y trabajando gratis muchas tardes para dominar cada receta y cada gesto del oficio. Años de ahorro y sacrificio forjaron el sueño que, finalmente, cristalizó en 1997, cuando Los Montes de Galicia abrió sus puertas en la calle Azcona 46, a pocos metros de la Monumental de las Ventas.
La historia de este proyecto es también la de un relevo generacional marcado por el respeto y la vocación. Hace unos años, la dirección pasó a manos de Daniel Espasandín, el hijo de José. Daniel, testigo directo del esfuerzo paterno, asumió el reto de mantener la excelencia y renovar el sello de identidad familiar. Con una visión abierta y moderna, Daniel ha llevado Los Montes de Galicia hacia nuevos públicos y horizontes, manteniendo la autenticidad y la calidad como banderas.

Aquí se ha venido a comer y Montes de Galicia no es simplemente una carta gallega trasplantada; es la interpretación de la tierra desde la urbe, una simbiosis entre el recetario tradicional y la innovación que demanda un público cosmopolita. Su filosofía culinaria se sostiene en tres principios: máxima calidad de producto, respeto por la autenticidad gallega y búsqueda constante de la modernidad.
El restaurante se nutre de proveedores seleccionados, manteniendo la raíz en pescados y mariscos gallegos —pulpo, navajas, Cigalas, bogavantes— y carnes autóctonas, como el lomo bajo de vaca gallega madurado en seco. La carta propone desde empanadas y lacón hasta platos renovados como la lasaña de merluza en salsa marinera, rodaballo con salsa Romescu o lubina salvaje con ajo negro y vino tinto.

La huella contemporánea se refleja en composiciones como la pluma ibérica con caviar de berenjena y salsa teriyaki o el solomillo de vaca con mousse de foie y salsa de cerezas. No faltan guiños internacionales adaptados: hamburguesa de Wagyu con queso cheddar, tomate especiado y pan de semillas; una propuesta singular para los paladares más atrevidos.
El respeto al recetario gallego se equilibra con una presentación creativa y el uso de técnicas modernas, lo que transforma cada comida en un viaje sensorial entre monte y mar, entre la Galicia rural y la sofisticación urbana. El menú selecto incluye, además, sorbetes de limón al cava y tartas de queso gallego con confituras caseras, añadiendo dulzura atlántica al final de cada experiencia.
Llama la atención la calidad de servicio… Gente madura, curtida por la experiencia y que entienden al cliente en función de su estilo. Manuel, presume de ser caramarero, orgulloso de su trabajo y su oficio y eso se valora cada vez más. Ese trato también crea ambiente: trato cercano, profesional, conocimiento profundo de cada plato y asesoría personalizada. El propósito es seducir los cinco sentidos, y convertir la visita en un rito de placer culinario, ya sea en pareja, familia, entre amigos o grandes eventos sociales.
Otro de los grandes pilares es la bodega de este local. Ninguna experiencia en Los Montes de Galicia podría considerarse completa sin adentrarse en su bodega y en su papel como enclave de encuentro. La carta de vinos es un compendio de saber y sofisticación, buscando referentes clásicos y propuestas innovadoras. Destacan las denominaciones de origen gallega —Albariños, Godellosy Ribeiros—, seleccionados para resaltar la calidad y el carácter fresco de los productos del mar y la tierra.

Además, el local incorpora una barra y cocktail bar de gran éxito: orujos gallegos, destilados premium y cócteles de autor protagonizan el afterwork madrileño, convirtiendo el restaurante en punto de encuentro para celebraciones, reuniones empresariales y encuentros entre amigos.
Si a esto unimos un espacio elegante y confortable, que está diseñado para fomentar la interacción social y convertirse en referente de la gastronomía moderna en Madrid. No es raro encontrar entre sus clientes a personalidades de la política, la cultura y el espectáculo, señal de que Los Montes de Galicia ha transcendido el ámbito culinario para convertirse en símbolo de la identidad gallega en Madrid.

LOS MONTES DE GALICIA
C. Azcona, 46,
28028 Madrid

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