Arte, nieve y aventuras en el Valle del Boí
Siempre es un placer ir al Valle del Boi. La vida aquí está marcada por las estaciones. Los ganaderos conocen bien el ritmo de los meses. La trashumancia marca el uso de los pastos, los días de ocio los amigos quedan para hacer leña y no falta algún que otro comentario para hablar de los precios del forraje. Aquí todo tiene su ritmo y eso se agradece. Elisabeth, la chica del ganadero sigue con su restaurante, el supermercado sigue vendiendo las mermeladas locales y no falta algún que otro fabricante de embutidos que son referentes en la zona. Pueblos como Iran, Irgo, Igüerri, o Coll se encadenan por caminos y carreteras sin prisas. Pueblos y personas hacen de este lugar un sitio diferente. Taüll, Durro o Erill siguen llevándose la mayoría de las fotos, pero la belleza del valle está por encima de otras circunstancias.
Todos se conocen y todo encaja a la perfección en este valle leridano. A la exuberancia del paisaje, que en verano se rinde a los verdes de la alta montaña, y en invierno, al blanco de postal, se une un importante legado artístico. Arte y espacio natural se integran en el Valle del Boí y se complementan. Por eso es uno de los lugares más agradables para pasar unos días de descanso y acción. La arquitectura es su símbolo. Las torres de las iglesias románicas de Santa Maria de Taüll, la de San Clemente o la ermita de San Quirce son señas de un paisaje domesticado durante siglos, rendido a los pies del Pirineo. Los amigos de la montaña amigable tienen muchas opciones para disfrutar con criterio.
Existen decenas de empresas que nos enseñan a disfrutar más de cada rincón. Las escuelas de Snowboard o esquí se complementan con otras actividades. Desde el cielo o desde el bosque el Valle de Boí, saca su lado más amable.
Si queremos ver el valle y las montañas desde el Aire, lo mejor es la opción del parapente. Parece mentira, pero en invierno también se puede volar. Básicamente durante cualquier época del año mientras el viento sople a menos de 30 kilómetros por hora. Enric Plaza es un veterano del parapente en la zona, con más de 4000 vuelos biplaza y otros tantos en solitario de más de cien kilómetros. Sus vuelos con copiloto son perfectos para conocer y reconocer el Valle a vista de pájaro y con total seguridad gracias a su experiencia de más de treinta años. Realmente, una experiencia diferente.
Cualquier persona entre 5 y los 85 años, y hasta 120 kilos de peso, puede volar en un biplaza mientras vaya bien abrigado y se relaje. A los mejores puntos de despegue se llega aprovechando los telesillas, el vuelo suele durar unos 20 minutos aproximadamente en esta época del año y el aterrizaje suele realizarse en Barruera.
Más info: Vall de Boi Parapent. Tlf: 651 644 135.
Toda la zona es perfecta para las actividades con raquetas. Incluso en los caminos cercanos a los pueblos cuando las nevadas son copiosas. En el Valle del Boí los paseos por el campo en invierno son una gozada. A unas buenas botas de montaña hay que añadirle un par de raquetas para descubrir rincones que se quedarán en nuestro recuerdo. Una vez que se coge el ritmo es una delicia, sobretodo en ruta de media montaña. La vegetación y la variedad de paisajes nos van a llegar a lugares inesperados.
Caminar con raquetas por la nieve es una manera fácil, barata y gratificante de disfrutar del paisaje nevado cuando lo nuestro no es esquiar. Eso sí, mejor hacerlo con un guía conocedor del territorio para no llevarnos sustos. Gafas de sol, guantes, gorro, un buen abrigo y un pantalón impermeable completan el equipo. Roger y su equipo saben cómo hacer las cosas y llevarnos a lugares insospechados. Bien equipados, interpretando el paisaje y dispuestos a poner a prueba nuestros estado físico.
Más info: Estación de Esquí de Boí Taüll Resort. [email protected] Tlf. 647 58 95 11
Pero claro aquí se viene a esquiar y esa es la principal actividad. Estamos en una estación de altura. Dicen que a la nieve de la estación de esquí Boí-Taüll no le da tiempo de caer de las nubes. No en vano presume de ser el complejo más alto de los Pirineos, con una cota mínima 2020 metros y una máxima de 2.751 metros sobre el nivel del mar. Su orientación norte garantiza nieve incluso en temporadas como la que estamos viviendo. Es una estación pequeña, muy bien cuidada y donde las colas y las aglomeraciones son poco habituales. Muy familiar y agradable con una integración perfecta de los pueblos en la vida cotidiana de la estación. Perfecta para iniciarse o perfeccionar la técnica, con muy buenos monitores.
Más info: Estación Boí-Tahüll. Pla de L’Ermita. Vall de Boí (Lleida). Tlf: 902 40 66 40. [email protected]
Si se buscan más emociones, la escalada en hielo va a proporcionarnos esa punta de emoción que necesitamos para volver el lunes con energía al trabajo. La experiencia es sin duda emocionante por lo efímero del escenario y por lo extremo de la situación. Las Cascadas en Cavallers, en pleno Valle de Boí, son perfectas para familiarizarse con la ascensión por hielo y admirar su belleza. Los guías de Free Flocks se encargan de que la experiencia sea segura e inolvidable, tanto en esa zona como en las cascadas de Gavernie, en la vertiente norte del Valle, donde el hielo vertical exige estar más preparado.
Más info: Oriol Baro y Guies de Taull. Tlf: 676 225 071
Otra buena opción es Free Flocks. El Pont de Suert. Tlf: 630 203 555