NOJA: OPCIÓN PERFECTA PARA EL CURIOSO

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Noja, joya atlántica de Cantabria, es un destino donde el tiempo parece detenerse entre playas infinitas, edificios centenarios y sabores que evocan la esencia del norte. Si eres visitante curioso, he aquí las diez experiencias fundamentales que te harán sentir el alma de Noja.

 

1. Playa de Trengandín: el arenal sin fin

Extiende tus pasos sobre los más de 3 kilómetros de arena dorada de la Playa de Trengandín, un paraíso que se abre al Cantábrico y donde las rocas emergen como esculturas naturales. Aquí, la brisa salina acaricia el rostro y el horizonte se funde con la espuma. Al atardecer, el cielo se incendia en tonos de cobre y violeta, y el rumor de las olas invita a la contemplación o a sumergirse en sus aguas cristalinas, que en verano se tornan un refugio para familias y amantes de la naturaleza.

 

2. Playa de Ris: el reino de los deportes acuáticos

Si buscas acción, la Playa de Ris es tu escenario. Sus olas son el terreno de juego para surfistas y paddle surfers, mientras que los más tranquilos pueden pasear por la orilla o descansar en la arena fina. En verano, Ris vibra con escuelas de surf y animadas terrazas. No olvides contemplar la silueta de los islotes y dejarte llevar por el bullicio alegre de quienes disfrutan del mar.

 

3. Ruta de la Costa: senderismo entre acantilados y dunas

Embárcate tu calzado de senderismo  en la Ruta de la Costa, un sendero de unos 2 kilómetros que une Ris y Trengandín. Caminarás sobre dunas colgadas y acantilados, rodeado de brezales y encinares, mientras el mar ruge abajo. Por el camino, descubrirás calas secretas, un antiguo búnker y la enigmática ermita de San Pedruco, cuyos restos en un islote evocan leyendas de pescadores y tempestades.

 

4. Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel: el santuario de las aves

Noja se abraza a este parque natural, un mosaico de marismas, cañaverales y lagunas donde miles de aves migratorias encuentran refugio. Recorre sus senderos, observa garzas y cormoranes desde los miradores y siente la paz de un ecosistema intacto. El centro de interpretación te desvelará los secretos de este humedal, uno de los más importantes del norte de España.

 

5. Palacio de los Marqueses de Albaicín: historia entre jardines

En el corazón de la villa se alza el Palacio de Albaicín, ejemplo de la arquitectura montañesa. Sus muros guardan siglos de historias y en verano acogen exposiciones y conciertos. Pasea por sus jardines botánicos, donde más de cuarenta especies vegetales conviven con esculturas y un estanque que refleja el cielo cántabro. Es un remanso de cultura y belleza.

 

6. Iglesia de San Pedro: la atalaya espiritual

La torre de la iglesia de San Pedro se divisa desde cualquier rincón del pueblo. De origen medieval, su interior sorprende por la sobriedad y el retablo barroco, mientras que en el exterior la plaza bulle de vida. Aquí se celebran fiestas, mercados y pasacalles, y es el punto de encuentro de los nojeños, donde la tradición y la modernidad se dan la mano.

 

7. Gastronomía local: la nécora y el cocido montañés

No puedes marcharte sin probar la nécora, reina de los mariscos de Noja, servida en los restaurantes junto a anchoas, sardinas y rabas recién fritas. Para los días frescos, el cocido montañés reconforta el alma con su mezcla de alubias, berza y compango. Busca tabernas familiares donde el trato es cercano y la cocina, un homenaje a la tierra y el mar. Todavía se puede desayunar con la arena en los talones. 

 

8. Quesadas, sobaos y productos locales: sabores para llevar

En las tiendas del centro encontrarás quesadas y sobaos pasiegos, dulces que perfuman de mantequilla y limón tu equipaje. No olvides llevarte anchoas de Santoña, miel de brezo y quesos artesanos, recuerdos comestibles que prolongarán tu viaje en cada bocado. El mercado local es el lugar ideal para descubrir estos tesoros.  Las pastelerías locales  y algunas tiendas de Km. 0 nos van a sorprender muy gratamente. 

 

9. Deportes de aventura: kayak, buceo y paddle surf

Noja es un paraíso para los espíritus activos. Alquila un kayak y explora la costa desde el agua, adéntrate en el Cantábrico con un bautismo de buceo en la Playa de Ris o desafía las olas con una tabla de surf. Las escuelas locales ofrecen cursos y rutas guiadas para todos los niveles, convirtiendo cada jornada en una aventura inolvidable.  Los paseos en bicicleta por la costa son una experiencia única. 

 

10. Paseo por el casco histórico y compras de artesanía

Recorre las calles del centro, donde casonas blasonadas y palacetes narran la historia de la villa. En las pequeñas tiendas y talleres hallarás cerámica, cestería y recuerdos hechos a mano, perfectos para llevarte un pedazo de Noja. Disfruta del ambiente relajado de las terrazas y déjate envolver por el ritmo pausado de la vida cántabra. Simplemente, diferente. 

Por eso, Noja es mucho más que un destino.  Es la vida en el norte, con los cinco sentidos, a vivir la naturaleza y la cultura en armonía, y a regresar siempre, aunque sea en la memoria.

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