LAURENT-PERRIER

Categories: Gastronomía743 words3,8 min read

Hablar de la casa Laurent-Perrier es hablar de uno de los grandes del champagne. Fueron pioneros en 1968 en elaborar champagne rosado y desde entonces su Cuveé Rosé es referencia en el mundo de los espumosos. No hay que ser un experto para poder disfrutar de este gran producto… Simplemente es diferente, y eso se nota.

Es curiosa como a lo largo de la historia el rosado de los champagnes han ido yendo de las más bajas miserias, a lo más alto de los grandes productores de champagne. Nació como el hermano pobre del champagne blanco, puesto que, cuando las uvas estaban demasiado maduras o tenían algún contacto con el hollejo de color rojizo, teñían el mosto y a los señores del siglo XIX les parecía un elixir impuro. Detrás de la etiqueta de Laurent Perrier hay un cambio y esto se agradece.

En 1812, un antiguo tonelero y embotellador, Alphonse Pierlot, compró dos parcelas de tierra denominadas «Plaisances» y «La Tour Glorieux» en Tours-sur-Marne. Pierlot legó su compañía a su maestro bodeguero, Eugene Laurent, quien la dirigió con su esposa, Mathilde Emilie Perrier. Ese era el embrión de una gran marca.

Después de la muerte de Eugene Laurent en 1887, su viuda, Mathilde, tomó el control y añadió su nombre a la compañía, cambiándolo por Veuve Laurent-Perrier (veuve significa «viuda»). Veuve Mathilde llevó a la compañía a un gran éxito, produciendo 50.000 cajas de Champagne. El fin de siglo fueron muy buenos años para la compañía.

Este éxito fue efímero, debido al estallido de la Primera Guerra Mundial. Después de la guerra, Veuve Mathilde contrató a Alexander Fletcher Keith Mackenzie para introducir y comercializar Laurent-Perrier en el Reino Unido. En 1925 Veuve Mathilde murió, dejando la compañía a Eugenie Hortense Laurent.

Debido a los reveses de la Primera Guerra Mundial y al inminente estallido de la Segunda Guerra Mundial, Eugenie vendió la compañía a Mary-Louise Lanson de Nonancourt en 1939. Marie-Louise invirtió todo lo que pudo en la compañía, manteniéndola a flote a través de los disturbios de la guerra. Incluso parece demostrado que en un momento, llegó a hipotecar 1.000 cajas de Champagne que había escondido en un muro.

Su hijo mayor, Mauricio, murió durante la guerra en el campo de concentración de Oranienburg, dejando a su hermano menor, Bernard de Nonancourt, como heredero Al regreso de Bernard de la guerra, su madre comenzó a educarlo en todos los aspectos de la elaboración del champán en las casas de Lanson y Delamotte. En 1949 Bernard de Nonancourt se convirtió en el dueño de la compañía y la vio convertirse en una de las mayores casas de Champagne de propiedad familiar. La familia de Nonancourt aún conserva gran parte del accionariado hasta el día de hoy.

Gracias a casas como Laurent-Perrier, el rosado está donde se merece desde 1968, año en el que crearon su primer Coveé Rosé. Pinot Noir 100 por 100 procedente de una decena de los mejores crus de la Champagne y de la mano de Bernard de Nonancourt.

La técnica de elaboración tiene todavía algo de ritual. El sistema que utilizan es el de sangrado, con maceración corta, de 48 a 72 horas tras la vendimia, y nada de mezcla de vinos blancos y tintos (una práctica habitual en otros rosé).

Por eso el vino adquiere de esta forma un tono frambuesa que con el tiempo pierde intensidad y se queda en el característico asalmonado de Laurent-Perrier. Bonito, elegante y extremadamente seductor…. Nadie se resiste a una segunda botella.

Técnicamente, el L-P el Cuveé Rosé es abierto en nariz, con una frescura extraordinaria y una amplia gama de frutos del bosque: frambuesa, grosella, fresa y cereza negra, que combina perfectamente con cualquier comida, pero quizá la oriental sea la que mejor se une a los aromas y matices de este rosé. Los foies, quesos y pescados grasos son también compañeros ideales de este champagne.

Hoy en día están de moda los rosé, todas las grandes firmas tienen su gama de rosados, pero si lo que queremos es un acierto seguro, lo mejor es apostar por la botella más sexy del mercado. Además sus ediciones limitadas y los «vestidos» exclusivos de sus botellas son el regalo perfecto cuando se quiere quedar más que bien. Salud!

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