Por tierras del Moncayo
A los pies de la falda del Moncayo se encuentra el pueblo soriano de Ágreda, zona que en su día albergó las batallas por la reconquista y tuvo una mezcla de culturas muy rica. Cristianos, judíos y árabes han habitado este comarca y todas ellas han dejado huella en el patrimonio histórico que se enorgullece tener el municipio, y no es para menos. Por eso la zona es un buen reclamo para disfrutar del espíritu soriano de sus pueblos.
Todo esto hace de Ágreda un lugar riquísimo en cultura y en historia, clave para conocer la misma de nuestro reino a lo largo de los siglos. La arquitectura del pueblo ya nos muestra este legado: los restos de la muralla que en su día custodió y defendió los intereses de los pueblos árabes que aquí habitaron, las calles de la judería que hoy en día conservan el trazado original y tan peculiar de los barrios judíos, y los templos y edificios cristianos de diferentes estilos por el paso de los siglos. Lo que eran caminos de herradura hoy son carreteras cargadas de personalidad.
Este crisol de culturas es más que suficiente como reclamo para visitar el pueblo de Ágreda, pero no sólo Ágreda es rica en patrimonio. Camino de la llamada “Villa de las tres culturas” nos encontramos con un sinfín de templos y asentamientos que nos cuentan cómo se gestó la conquista de las tierras de Castilla. Recorriendo la N-122 encontramos a derecha e izquierda pueblos como Fuensaúco, Tozalmoro u Omeñaca, con iglesias románicas perfectamente preservadas.
La roja llanura que nos acompaña durante el viaje invita a adentrarnos aún más en ella por las carreteras comarcales, como la que une los municipios de Matalebreras y Castilruiz. En nuestro viaje podremos hacer altos en el camino en cualquiera de los miradores naturales que encontramos a cada paso.
A pesar de poder llegar a ser pesados, no queremos saltarnos ninguno de los encantos de este paisaje, por lo que no podemos dejar de mencionar el resto de municipios que convierten la zona en un enclave maravilloso y lleno de historia. San Felices en lo alto de la colina nos transporta siglos atrás nada más verlo llegando por la carretera, la estructura en forma de castillo defensivo y el entramado urbanístico árabe nos hace ver cómo la historia ha pasado por la zona.
Saliendo por otro desvío de la carretera nacional podremos visitar Añavieja, donde se encuentran restos de un templo del siglo XII y por donde discurre la calzada romana que unía Numancia con Cesaraugusta (actual Zaragoza). Al otro lado del río y de la N-122 está Muro de Ágreda, que conserva también un recinto amurallado de más de tres kilómetros, una fuente romana y una iglesia del siglo XII.
Ahora bien, el patrimonio de esta zona no se ciñe solamente al cultural, el paisaje y la naturaleza que rodea estos pueblos y que quita el aliento a los que paseamos por aquí. Como suelen decir, para muestra un botón, y en este caso nuestro botón es el precioso nacimiento del río Queiles. También podremos dirigir nuestros pasos al pueblo de Ólvega, custodiado por los montes Moncayo y Madero, parece sacado de un libro de ficción de la edad media.
Toda la zona es perfecta para hacer rutas de senderismo, y cuenta con caminos que maravillan a cualquiera, como el que va desde Mina Petra cono sus yacimientos de metal del que se han beneficiado durante siglos los ejércitos de todos estos pueblos, hasta Cueva de Águeda, donde como su propio nombre indica existe una cavidad con una belleza sobrecogedora entre estalactitas y estalagmitas. La subida al Moncayo es casi obligada para presumir de foto en sus 2316 metros…
En esa tierra siempre corre el viento y la niebla es frecuente… Cuidado!
Si te apasiona la historia de España y a la vez te gusta la naturaleza y empaparte de cultura, Soria es uno de los mejores destinos del país, donde todo ello se une al buen comer y buen beber que proporciona cada uno de los asadores y mesones que regentan cada pueblo. Sin duda, un destino ideal para realizar una escapada de fin de semana y conocer más a fondo las virtudes de esta provincia.