CASTILLA Y LEÓN EN CÓDIGO SIDRERO: La manzana tiene vida rural
La producción de manzana es un recurso agrícola que va más allá de un puesto en la frutería. La sidra es un producto en alza que cada vez tiene más adeptos. Muchas provincias de Castilla y León han descubierto un producto que no es muy amigo de los pasaporte y que tiene en la calidad uno de su mejores valores.
1. EL POMAR DE GREDOS (HERMOSILLO, ÁVILA)
El Pomar de Gredos, ubicado en Hermosillo, Ávila, centra su actividad en la elaboración de sidra y vinagre de sidra. Utilizan principalmente la variedad reineta blanca del Canadá, cultivada en la Sierra de Gredos. El proceso de producción es tradicional y manual, resultando en sidras y vinagres de alta calidad.
El entorno es maravilloso. En la vertiente norte de Gredos, cerca del río Tormes y con las maravillosas chacinas de la tierra que hacen de este paisaje un territorio mágico. La sidra se envasa en botellas de 75 cl y el vinagre en botellas de 33 cl, manteniendo el carbónico de forma natural. Han obtenido sellos de calidad como Producto Artesano de Castilla y León, Marca Natural y Ávila Auténtica. En 2009, su sidra recibió una medalla de oro a la calidad en el concurso CINVE.
2. EL CARRAL, EN SANTA MARÍA DEL MONTE DEL CONDADO (LEÓN)
En el corazón de la provincia de León, en la pequeña localidad de Santa María del Monte del Condado, se encuentra El Carral, un rincón que ha recuperado con orgullo la tradición sidrera leonesa. Allí, Herminio Carral, ingeniero agrónomo y apasionado del mundo rural, ha convertido su finca familiar en un referente de sidra artesanal bajo la marca Sidra Carral.
En sus huertos crecen manzanas de variedades seleccionadas como Golden, Reineta y la autóctona Raxáu, cultivadas sin tratamientos químicos. La sidra se elabora mediante fermentación natural en cubas de madera, sin añadidos ni filtrados, respetando el ciclo de la fruta y del tiempo. El resultado es una sidra limpia, con “aguja natural”, que no necesita ser escanciada y conserva el sabor más puro de la manzana. La producción es limitada, de unas 12.000 a 15.000 botellas anuales, lo que garantiza la calidad de cada lote. Además, Herminio ha innovado con la creación de un vermut de sidra que ha recibido premios internacionales.
En 2024, Sidra Carral fue reconocida con dos medallas de bronce en el prestigioso Salón Internacional de les Sidres de Gala (SISGA) de Gijón. Así, desde una pequeña aldea leonesa, El Carral demuestra que la sidra también tiene futuro —y prestigio— en Castilla y León.
3. SANABRESA, EN PUEBLA DE SANABRIA (ZAMORA)
En la pintoresca localidad de Puebla de Sanabria, en Zamora, la tradición sidrera ha encontrado un renacimiento gracias a iniciativas locales que buscan aprovechar la abundancia de manzanos en la región. La empresa Manzaneros Sanabreses, S.L., establecida en 2007, ha sido pionera en la transformación de la manzana autóctona para la elaboración de sidra natural bajo la marca «Sidra La Sanabresa», convirtiéndose en la primera de su tipo en la provincia y la segunda en Castilla y León.
Esta sidra, similar en estilo a la asturiana, se distingue por tener un poco menos de carbónico y ser menos ácida que la vasca, situándose en un equilibrio que resalta el intenso sabor aportado por las características climáticas de la zona. El proceso de elaboración se realiza con esmero y paciencia, reflejando el compromiso de los productores con la calidad y la autenticidad.
A pesar de los desafíos que implica competir con grandes productores, «Sidra La Sanabresa» ha logrado ganarse un lugar en el mercado, reivindicando el valor de los productos locales y contribuyendo a la diversificación económica de la comarca.
4. LA SIDRINA PALENTINA, TORQUEMADA (PALENCIA)
Poca producción, mucho cariño y un pueblo maravilloso. Todo esto podemos ver en Torquemada si vamos a buscar unas botellas de su sidra. En los pueblos de El Cerrato palentino, se encuentra la producción de unos entusiastas de la sidra que es un reclamo más para conocer la comarca.
El Ayuntamiento ocupa el edificio del Palacio de los Hierro, que data del siglo XVI. La gran joya es su puente de veinticinco ojos construido en la segunda mitad del siglo XVI por los maestros canteros Diego Gómez de Sisniega y su hijo García de Sisniega. Existía anteriormente uno o dos puentes de madera. Fue destruido en gran parte por el ejército de Napoleón en retirada
Si a esto unimos la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción (siglo XV), más conocida por ser la iglesia de Santa Eulalia, y la Ermita de la Piedad, donde se encuentra la patrona de la localidad: la Virgen de Valdesalce.
Además, en la villa se encuentra la casa donde veraneaba el escritor vallisoletano José Zorrilla y Moral, autor, entre otras obras literarias, de «Don Juan Tenorio», obra que se representa tradicionalmente todos los años. En la fachada dispone de una placa conmemorativa en su memoria.
En el terreno gastronómico, es conocido el pimiento de Torquemada por el cual desde hace unos años se festeja la denominada Fiesta del pimiento, que se completa con sus vinos y su sidra, conocida por los muy iniciados.
“Nuestra pasión sobre este maravilloso producto, unido a nuestro vínculo con el mundo rural nos llevó a plantearnos la producción de sidra artesanal en un lugar único, como es una bodega tradicional histórica del siglo XV excavada a mano con galerías subterráneas a más de diez metros de profundidad…”
También es reconocido su vino. En localidad existen más de 500 bodegas subterráneas por la ladera del pago de Quiñones (zona de viñedos) conocida como Ladrero.

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