Sería un pecado no conocer estos sitios. Paz, tranquilidad y lugares con encanto. En los conventos vamos a encontrar joyas arquitectónicas y mucho más. Un nuevo turismo tranquilo que nos puede llevar a lugares maravillosos y cargados de energía. Lleida guarda rincones cargados de emoción.

Estos espacios no solo destacan por su belleza arquitectónica, sino también por el trabajo artesanal y la producción de productos de alta calidad, como vinos, aceites y productos de la tierra que los monjes cultivaban con esmero. Esta tradición se mantiene viva, convirtiendo a la zona en un atractivo turístico para quienes buscan autenticidad y paz. Además, la visita a estos monasterios ofrece una experiencia única que conecta la arquitectura monástica en las cercanías de Lleida y que posee un valor histórico y cultural incalculable. Los monasterios de la región representan un testimonio tangible de siglos de tradición y espiritualidad.

A través de un turismo respetuoso, la arquitectura monástica no solo conserva su legado, sino que también fomenta el desarrollo económico local, atrayendo a clientes interesados en productos artesanales y experiencias exclusivas.

1.- Monasterio Trinitario de la Mare de Déu dels Àngels de Avinganya. Serós

Este monasterio medieval, situado cerca del río Segre, data del siglo XIII, cuando fue fundado por Juan de Mata. Hoy en día, este monumento es un Bien Cultural de Interés Local, lo que subraya su valor patrimonial. Los visitantes pueden acceder gratuitamente al monasterio y explorar su historia, que ha sido parcialmente desvelada gracias a excavaciones arqueológicas.

Este monasterio no solo es un lugar de interés para los amantes de la historia, sino también una puerta al pasado que permite entender cómo vivían los habitantes de la región en la Edad Media. Si nos acercamos al pueblo es casi obligado pasar por la Panaderia Joset.

c/ La Barca, 4, Serós

Tlf. +34 618 10 86 38

2.- El Monasterio Cisterciense de Vallbona de les Monges (Valbona de les Monges, Urgell)

Estamos en un lugar de referencia en la ruta del Cister. Este monasterio está ubicado en la localidad de Vallbona de les Monges en la comarca de Urgell y su historia se remonta a 1153, cuando fue fundado por ermitaños. En 1175, el monasterio se unió a la Orden del Cister, lo que marcó el comienzo de su
expansión y consolidación como uno de los centros monásticos más importantes de la región.

Además de su importancia cultural, el monasterio ha mantenido a lo largo de los siglos una fuerte tradición artesanal. Las monjas cistercienses continúan con el legado de la producción artesanal, destacando especialmente en la cerámica, que se elabora en un taller con hornos y tornos antiguos. Sus dibujos en tonos azulados son un referente de buen hacer de las hermanas que trabajan en sus talleres.

Posiblemente la parte más llamativa sea su claustro, que forma un cuadrilátero de lados desiguales y corresponde a diversas épocas y formas constructivas que se sucedieron entre el siglo XII y el XV. El acceso se realiza por la puerta situada a mitad de la nave de la iglesia y que coincide con la galería de la parte este. Las bóvedas en todo el recinto del claustro son de crucería.

Gran parte de su reconocimiento se debe a su biblioteca. Su biblioteca junto con el scriptorium alcanzaron gran fama, copiados e ilustrados por las antiguas religiosas se conservan catorce códices del siglo XIII, que se conservan en el archivo con gran cantidad de documentos antiguos de gran interés para la historiografía comarcal y nacional.

Relevante fue también su farmacia, que abastecía a todos los pueblos de la baronía con documentación del siglo XV.

El Monasterio Cisterciense de Vallbona de les Monges, además de ser un lugar de retiro espiritual, atrae a visitantes interesados en la historia, la cultura y las tradiciones artesanales, siendo un ejemplo claro de la integración de la vida monástica con las actividades productivas que fomentan el desarrollo local. Ese desarrollo local se debe en gran parte a la agricultura con una excelente producción de aceite, miel y vino en la Cooperativa local.

 

3.- Monasterio Cisterciense en Finca Mas de Colom (Tàrrega – Urgell)

Situado en una finca de 67 hectáreas, la Finca Mas de Colom es una parada destacada de la comarca de Urgell. La finca alberga cultivos de almendros, pistachos, nogales y olivos, y forma parte del grupo Borges, un referente en la producción de productos agrícolas de alta calidad.

Este monasterio cisterciense, que en su origen fue habitado por monjes de la Orden Cisterciense, tiene una historia fascinante. Durante la Guerra Civil Española, la finca desempeñó un papel crucial al convertirse en un hospital de sangre, un testimonio de su resistencia y de la historia convulsa de la región.

Hoy, el monasterio y la finca están integrados en la Red Natura 2000, lo que subraya su importancia ecológica y su compromiso con la sostenibilidad. Además, la finca está vinculada al oleoturismo, promoviendo la producción de aceite de oliva de calidad mediterránea. Un lugar que merece una visita para entender la nueva agricultura las cercanías de Tárrega.

 

4.- Santuario del Miracle (Riner, Solsonès)

Este santuario, una auténtica joya del barroco, se ubica en la comarca del Solsonès. Además de su misión religiosa, el Santuario del Miracle se ha convertido en un punto de producción de productos locales de gran calidad. La quesería del santuario, dirigida por Silvia Soler, produce quesos premiados elaborados con leche cruda de ovejas Lacaune, una raza autóctona de la zona.

Por otro lado, el padre Jordi Molner elabora vino ecológico, con el mismo respeto por la naturaleza y la tradición que caracteriza al santuario. Estos productos no solo son un testimonio de la calidad y el esfuerzo por preservar las costumbres locales, sino que también se producen en armonía con las rutinas monásticas y el entorno, creando un ciclo de vida y trabajo sostenible.

El Santuario del Miracle, a diferencia de otros destinos turísticos, busca revitalizar la zona sin convertir el santuario en un centro turístico masivo, lo que permite mantener su autenticidad y paz espiritual. Este enfoque sostenible y respetuoso con la tradición y el medio ambiente hace del Santuario del Miracle un modelo de integración entre el turismo rural, la espiritualidad y la producción local.

 

5.- Monasterio de Bellpuig de las Avellanas (Os de Balaguer)

Fundado en 1166, el monasterio de Santa María de Bellpuig de las Avellanas fue creado por la unión de dos comunidades preexistentes. Desde sus primeros años, Bellpuig de las Avellanas fue protegido por los condes de Urgel y por el rey Alfonso II de Aragón, quienes ayudaron a su consolidación y expansión. Su iglesia, que data del siglo XIV, es un ejemplo destacado del estilo gótico catalán.
Durante la exclaustración de 1835, el monasterio perdió su función monástica y fue cerrado, lo que marcó el fin de una etapa significativa en su historia.

Sin embargo, el monasterio no quedó en el abandono, ya que a lo largo del tiempo ha tenido varios usos. Durante el siglo XIX y XX, se convirtió en una escuela de los Hermanos Maristas. En la actualidad, se utiliza como alojamiento rural, restaurante y centro de espiritualidad.

 

6.- Monasterio y Santuario Santa María de Refet (Artesa de Segre, Bisbat d’Urgell, Lleida)

Este monasterio fue originalmente un lugar de devoción desde la Edad Media. Los restos arqueológicos encontrados en el área sugieren que la zona estuvo habitada desde la Edad del Bronce, lo que le otorga una importancia histórica considerable.

Uno de los eventos más significativos en la historia del monasterio fue la destrucción de la talla de la Virgen durante la Guerra Civil Española, que provocó la pérdida de un símbolo devocional de gran valor para la comunidad local. Sin embargo, tras la guerra, la imagen fue restaurada, lo que dio lugar a un renacer espiritual en la región.

Las leyendas asociadas al lugar son numerosas, destacando especialmente el milagro de la lluvia ocurrido en 1639, cuando, según la tradición, la Virgen intercedió para acabar con la sequía que azotaba la zona. Aunque el monasterio cerró temporalmente en 2009, fue reabierto en 2016 por una comunidad de vírgenes consagradas, quienes continúan con la labor espiritual y de conservación del lugar.

 

7.- Santa María de Gualter. Baronia de Rialb

El Ayuntamiento de Gualter, ubicado en la comarca de la Segarra, tiene una historia vinculada tanto a la tradición religiosa como a la agricultura de la región. En sus cercanías, se encuentran importantes vestigios históricos, como el dolmen de Sòls de Riu, que data de la Edad del Cobre, y la ermita románica de Santa Eulalia de Pomanyons, construida en el siglo XI.

La joya del lugar es el Monasterio de Santa María (Gualter) que una joya del medieval catalán y está situado en la entrada del pueblo de Gualter, capital del municipio de La Baronia de Rialb (la
Noguera). Aunque actualmente no tiene vida monástica.

Cuentan que los terrenos de Gualter fueron cedidos al monasterio de Santa María de Ripoll por el conde Wifredo el Velloso, que habría ocupado el lugar antes del 890. En 1079 era propietario del lugar el conde Ermengol IV de Urgel.

El mismo conde, para ayudar al levantamiento del nuevo monasterio, cedió al abad de Ripoll la mitad de las primicias de los pueblos que había terminado de conquistar a los árabes y de los que ganara en adelante dentro de la plana de «Mascançà», a partir de la sierra de Almenar.

La vida monástica decayó mucho en el siglo XV y el papa Clemente VIII lo suprimió totalmente en 1593 con el fin de dotar con sus rentas al capítulo de Solsona. En adelante fue una simple iglesia parroquial.

Además, Gualter es conocido por su tradición vinícola, particularmente en la producción de vino de nueces, un producto artesanal que refleja la identidad local y se ha convertido en un atractivo turístico. El vino de nueces es una bebida tradicional que se elabora siguiendo recetas ancestrales, lo que contribuye a mantener vivas las costumbres históricas de la región. En la actualidad, el municipio continúa siendo un referente de la rica herencia cultural y agrícola de la comarca.