FRUITURISMO EN EL SEGRE
Si te gusta la primavera y la naturaleza, el Fruiturismo en el Segre es para ti. Aquí puedes pasear entre fincas de melocotoneros, manzanos y perales, probar la fruta recién recogida y descubrir el trabajo de los agricultores de la zona. Pero el Frutiturismo no es solo comer fruta (aunque, para ser sinceros, eso ya sería suficiente motivo para apuntarse). Es también una forma de conocer el trabajo de los agricultores, la historia de estos cultivos y hasta participar en catas y talleres donde aprendes a diferenciar variedades, maridar sabores e incluso hacer mermeladas caseras.
Además, hay catas, talleres y hasta rutas en plena floración que son un espectáculo. Una experiencia diferente, deliciosa y perfecta para disfrutar con amigos o en familia. Así que, si eres de los que disfrutan de una buena escapada diferente, te invito a descubrir el Frutiturismo en el Segre. Te aseguro que después de esta experiencia, nunca volverás a ver una manzana o un melocotón de la misma manera.
Los campos de los melocotoneros floreciendo son impresionantes, casi que irreales cuando los veas en las fotografías que inevitablemente vas a realizar. Pero, te recomendamos también que pruebes los melocotones, ya que están de temporada, y su sabor te embriagará por completo. Una explosión de sensaciones para tu paladar.
1. La Granja d’Escarps
La Granja d’Escarp, es un municipio en la confluencia de los ríos Segre y Cinca, con paisajes únicos y una rica historia. Durante marzo, ofrece diversas actividades de frutiturismo y rutas guiadas para conocer sus campos florecidos, el ecosistema del bosque de ribera y las tradiciones agrícolas locales. Es el encanto de la Lleida fluvial.
Las opciones incluyen visitas en autobús o ciclotours con cata de productos locales, algunas combinadas con conciertos o almuerzos populares. También se organizan eventos especiales como la Marcha Senderista del Baix Segre (9 de marzo) y rutas al atardecer. Los precios varían entre 10€ y 25€, dependiendo de la actividad elegida. El punto de encuentro es en Espai Jove (c. Escoles, 1).
2. Seròs
Seròs es un referente en este tipo de actividades, en la comarca del Segrià, cercano a Aragón y con casi dos mil habitantes. Estamos en el Bajo Segre, un lugar perfecto para disfrutar de los campos en flor.
Cuenta con un importante patrimonio cultural, con vestigios desde la Prehistoria hasta el Barroco. Además, alberga cuatro espacios naturales protegidos que ofrecen una gran diversidad paisajística, desde hábitats esteparios hasta zonas fluviales. Su ayuntamiento se sitúa en una tradicional casa catalana en la plaza de les Escoles, un punto clave del municipio. Un lugar estupendo para disfrutar de cicloturismo, el frutiturismo y el disfrutaturismo….¿Te apuntas?
3. Aitona
Aitona, tiene un rico pasado histórico. Su origen se remonta a un castillo sarraceno mencionado en 1120 y fue conquistada por Ermengol VI en 1145. Durante siglos, su población fue mayoritariamente musulmana hasta su expulsión en 1610. La villa perteneció a la baronía de Aytona desde 1212 y pasó a la familia Montcada en 1233.
Fruiturisme es una experiencia turística centrada en la fruta dulce, especialmente el melocotón, ofreciendo visitas a los campos de cultivo en Aitona (Lérida). Permite conocer de cerca el proceso agrícola de la mano de los campesinos y disfrutar de degustaciones en cualquier época del año.
Si quieres andar, la Ruta de Serra Brisa, con cerca de 5 kilómetros, esta ruta te permite obtener una panorámica de Aitona en flor, además de poder subir a la Ermita de Joan de Carratalà. Puedes hacerla solo o con niños, pues es apta para ellos. Una opción cómoda y perfecta para una caminata.
Si optamos por el coche siempre tenemos el camino verde Aitona-Soses: esta ruta es especial, puesto que se recorre en paralelo al río Segre. La distancia es algo mayor, 10 kilómetros, y también te permitirá disfrutar de Aitona en flor, en su máximo esplendor.
¿Secreto? Las patatas bravas y los caracoles que se pueden degustar en el algunos de los restaurantes de la población. ¿Una caminata? Ir hasta San Joan de Carratala.
4. Soses
Seguimos en las cercanías del Segre. Cada colina es un color durante unas semanas, gracias a sus árboles frutales. Su territorio combina la fértil llanura del Segre con colinas y plataformas regadas por acequias.
Melocotones, peras y manzanas son su gran patrimonio. Su casco urbano cuenta con calles amplias y la Iglesia de Sant Llorenç, un templo del siglo XVIII con una fachada sencilla pero una puerta ornamentada.
A nivel histórico, alberga el yacimiento ibérico de Gebut, donde más tarde se construyó un castillo islámico en el siglo XI. Su fiesta mayor, a principios de septiembre, es una de las más populares de la zona.
5. Alcarràs
El cine lanzó a este pueblo al estrellato gracias al premio recibido en el Festival de Cine de Berlín en 2022. Su cercanía a la capital lo ha convertido en una ciudad dormitorio, pero guarda parte de su esencia rural. Su territorio se extiende desde la margen derecha del río Segre hasta colinas y llanuras que separan las cuencas del Segre y el Cinca, con diversas infraestructuras de riego como el Canal de Aragón y Cataluña.
Por eso, el frutiturismo todavía es importante. Su ubicación estratégica y buenas conexiones por carretera y tren lo convierten en un importante punto de enlace entre España y Europa.
6. Torres del Segre
El puente que cruza el Segre no indica que llegamos a un sitio especial.
La iglesia de la Asunción parece que vigila el ascenso al pueblo. El edificio, construido entre el 1746 y 1769, es uno de los ejemplos más interesantes de la arquitectura ochocentista en las Tierras de Lleida, con una portalada que en cierto modo imitó la de los mercedarios, hoy ubicada a la iglesia de San Pedro de Lleida.
Un lugar muy especial. Parece que fue proyectada y edificada por el mismo maestro de casas, Josep Burria, procedente de Aragón, pero muy vinculado profesionalmente con la construcción de varias iglesias de nuestra diócesis.
Este escenario, mezclado con los numerosos graffitys de vinculado a la producción de la fruta nos lleva a un escenario muy especial.
7. Albatàrrec
La naturaleza fue generosa con los campos de Albatàrrec. Se nota que el crecimiento del pueblo ha sido progresivo, expandiéndose en forma de espiral alrededor de su principal monumento, el Castillo de Albatàrrec, un edificio que se erige como el símbolo más representativo del municipio. Aunque históricamente ha sido una localidad de carácter agrícola, con poca actividad industrial, su excelente ubicación y las buenas comunicaciones han favorecido su expansión poblacional.
La repoblación de Albatàrrec se produjo después de 1168, junto con otras localidades cercanas como Vilanova de Fontanet (la Bordeta), Albarés y Pedrós. Sin embargo, no se conserva ninguna carta de población de esta época. A lo largo de su historia, el municipio ha mantenido una estrecha relación con la agricultura,.
8. Artesa de Lleida
Conocido hasta 1860 como Artesa, se encuentra a solo diez kilómetros de la ciudad de Lérida. El municipio ofrece diversas actividades turísticas, como recorrer el Camino de Santiago, explorar sus rincones en BTT, observar las aves esteparias del Mas de Melons y descubrir los hallazgos arqueológicos conservados en la antigua prisión del pueblo. Además, su casco antiguo, especialmente la Vileta, invita a pasear y admirar las casas de los siglos XVII y XVIII que aún se mantienen en pie. Pequeñas joyas para una escapada diferente.