RUTA POR EL CORAZÓN PATRIMONIAL DE ALMERÍA
Un viaje por sus pueblos con alma
Viajar por la provincia de Almería es sumergirse en un mosaico de paisajes, historias y culturas que han dejado huella en cada rincón. Desde las cumbres de Sierra Nevada hasta la costa volcánica del Cabo de Gata, la riqueza patrimonial de sus pueblos es un tesoro por descubrir. En este itinerario de viajero, ponemos en valor el legado, la naturaleza y el carácter de Abrucena, Alcontar, Cuevas del Almanzora, Laujar de Andarax, María, Mojácar, Vélez-Rubio, Isleta del Moro y Rodalquilar.
Abrucena: Puerta verde a Sierra Nevada
Abrucena, en las estribaciones de Sierra Nevada, es un pueblo blanco que se asoma a los valles y barrancos del Parque Natural. Sus calles empedradas y sus casas encaladas conservan la esencia de la arquitectura tradicional almeriense. Aquí, el patrimonio natural es inseparable del cultural: la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación y los antiguos lavaderos son testigos de una vida ligada a la montaña y al agua. Los senderos que parten del pueblo invitan a descubrir antiguos cortijos, eras y fuentes, mientras que la hospitalidad de sus gentes y la autenticidad de su gastronomía serrana hacen de Abrucena una parada imprescindible para el viajero.
Alcontar: Tradición y paisaje en el Alto Almanzora
Alcontar se alza en la comarca del Alto Almanzora, rodeado de sierras y bosques de encinas. Su casco urbano conserva el trazado morisco, con calles estrechas que serpentean entre casas de piedra y aleros de madera. El patrimonio de Alcontar se manifiesta en la iglesia de San Antonio Abad y en las antiguas almazaras y molinos, reflejo de la economía tradicional basada en el aceite y el cereal. El entorno natural, con rutas hacia el Cerro del Almirez y el nacimiento del río Almanzora, es un paraíso para senderistas y amantes de la naturaleza.
Cuevas del Almanzora: Historia viva entre el río y el mar
Cuevas del Almanzora es un cruce de civilizaciones, desde los yacimientos de la cultura argárica en Fuente Álamo hasta la herencia romana y árabe. Su castillo del Marqués de los Vélez domina el casco histórico, donde palacetes, iglesias y plazas hablan de un pasado de esplendor. El patrimonio subterráneo es igualmente singular: las cuevas excavadas en la roca, que dieron nombre al municipio, fueron durante siglos viviendas y refugios. El embalse y las playas cercanas completan un destino donde la historia y el agua son protagonistas.
Laujar de Andarax: Capital alpujarreña y refugio de Boabdil
En el corazón de la Alpujarra almeriense, Laujar de Andarax es un pueblo de fuentes, viñedos y huertas. Su iglesia de la Encarnación, conocida como la “catedral de la Alpujarra”, es uno de los mejores ejemplos del barroco rural andaluz. Aquí pasó sus últimos días Boabdil, el último rey nazarí de Granada, y su palacio desaparecido sigue alimentando la leyenda. El patrimonio etnográfico se aprecia en los lagares, molinos y en la arquitectura popular de sus barrios altos. Laujar es también punto de partida para rutas por la Sierra de Gádor y para disfrutar de los vinos de la comarca, herederos de una tradición milenaria.
María: Naturaleza protegida y legado prehistórico
María, en el extremo norte de la provincia, es la puerta de entrada al Parque Natural Sierra de María-Los Vélez. Su castillo vigía y la iglesia de la Encarnación dominan un caserío que conserva la arquitectura serrana. Pero el verdadero tesoro de María está en su entorno: abrigos con pinturas rupestres, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y una biodiversidad única en la provincia. El Centro de Visitantes de la Umbría de la Virgen es el mejor punto de partida para explorar senderos, miradores y para conocer la riqueza botánica y faunística de la zona.
Mojácar: Pueblo blanco entre la sierra y el mar
Mojácar es uno de los pueblos más emblemáticos de Almería, encaramado sobre una colina y asomado al Mediterráneo. Sus calles laberínticas, llenas de flores y miradores, conservan la huella morisca y el misterio de la leyenda de la reina mora. El patrimonio monumental se refleja en la iglesia de Santa María, la Puerta de la Ciudad y la plaza del Parterre, antiguo cementerio árabe. Mojácar es también sinónimo de luz y creatividad, refugio de artistas y destino de viajeros desde hace décadas. Sus playas, su gastronomía y sus fiestas, como la de Moros y Cristianos, completan una experiencia única.
Vélez-Rubio: Barroco monumental y puerta de Los Vélez
Vélez-Rubio, capital de la comarca de Los Vélez, es un ejemplo de urbanismo ilustrado y de riqueza monumental. Su iglesia de la Encarnación, declarada Monumento Nacional, es una joya del barroco andaluz y uno de los templos más grandiosos de la provincia. El casco histórico, con palacetes, plazas y fuentes, refleja la prosperidad de los siglos XVIII y XIX. El Museo Comarcal y el Centro de Interpretación del Arte Rupestre acercan al visitante a la historia y el arte de la comarca, donde las pinturas prehistóricas y los yacimientos arqueológicos son de relevancia internacional.
Isleta del Moro: Esencia marinera en el Cabo de Gata
La Isleta del Moro es un pequeño núcleo pesquero en pleno Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. Sus casas blancas, su embarcadero y su playa de aguas cristalinas conservan la autenticidad de la vida marinera. Aquí, el patrimonio es natural y humano: el paisaje volcánico, la biodiversidad marina y la tradición pesquera se funden en una estampa que parece detenida en el tiempo. La Isleta es punto de partida para rutas en kayak, buceo y senderismo, y para disfrutar de la mejor gastronomía del mar en sus chiringuitos.
Rodalquilar: Oro, cine y naturaleza en el corazón del Cabo
Rodalquilar es un pueblo singular, marcado por la fiebre del oro y por su paisaje lunar. Las antiguas minas y las instalaciones industriales, hoy reconvertidas en espacios culturales, son testimonio de un pasado de esplendor y de abandono. El Jardín Botánico y el Centro de Interpretación del Parque Natural muestran la riqueza geológica y biológica de la zona. Rodalquilar ha sido escenario de películas míticas y es refugio de artistas y viajeros que buscan la inspiración en sus paisajes desérticos y en la luz única del Cabo de Gata.
Vélez-Blanco: Castillo renacentista y arte rupestre universal
Aunque no estaba en tu lista inicial, Vélez-Blanco merece mención especial por su proximidad y su patrimonio excepcional. El Castillo de los Fajardo, una de las fortalezas renacentistas más impresionantes de España, corona el pueblo y ofrece vistas espectaculares sobre la comarca. A sus pies, la Cueva de los Letreros alberga las pinturas rupestres más famosas de la provincia, entre ellas el Indalo, símbolo de Almería y Patrimonio de la Humanidad. El casco histórico, con casas señoriales y fuentes, completa un conjunto monumental de primer orden.
Viajar por estos pueblos almerienses es descubrir la esencia de Almería: un territorio donde el pasado y el presente dialogan en cada rincón, invitando al viajero a formar parte de su historia viva.

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