VIAJE DIDÁCTICO POR EL MUNDO PERDIDO EN LLEIDA
Lleida reinterpreta la Paleontología.
Amanecía en los Pirineos, y el aire fresco traía consigo el eco de millones de años de historia. La prehistoria también es una excusa interpretar el paisaje. No es solo un viaje, sino una auténtica lección de paleontología, una inmersión en el tiempo donde cada paso sobre la tierra parecía despertar huellas dormidas de titanes desaparecidos.
El viaje por los Pirineos es una aventura didáctica, una inmersión en el tiempo que combina ciencia, naturaleza y emoción. Los tres centros se pueden visitar en un fin de semana largo, disfrutando de los paisajes espectaculares, las rutas de senderismo y la gastronomía local. No hay que perderse las visitas guiadas y los talleres, ideales para todas las edades y niveles de conocimiento.
Los Pirineos no son solo una frontera natural, sino también un puente entre el pasado y el presente. Los dinosaurios que una vez caminaron por estas tierras nos dejaron un legado fascinante, que hoy podemos descubrir y disfrutar gracias al trabajo de museos, científicos y comunidades locales. El Museu de la Conca Dellà (https://dinosauresdelspirineus.cat/es/museo-conca-della/), la Dinosfera de Coll de Nargó (https://dinosfera.com/)y el Centro de Interpretación del Montsec de Meià (https://www.geoparcorigens.cat/es/actividad/centre-dinterpretacio-del-montsec-de-meia/) son faros de conocimiento y emoción, que iluminan el camino hacia la comprensión de nuestro planeta y de nosotros mismos.
El objetivo es claro: recorrer tres enclaves fundamentales para entender el pasado remoto de la península ibérica, tres lugares donde la ciencia y la emoción se dan la mano para revelar los secretos de los dinosaurios en los Pirineos catalanes.
Isona y el Museu de la Conca Dellà: El Latido del Cretácico
La carretera serpenteaba entre montañas y valles, y el pequeño pueblo de Isona emergía como un guardián de secretos ancestrales. Allí, el Museu de la Conca Dellà se alza discreto pero imponente, no solo como un edificio, sino como la puerta de entrada a un universo extinguido. La Plaza Mayor con su Ayuntamiento, parece una antesala a la callejuela que este túnel del tiempo. Nada más cruzar sus puertas, la atmósfera cambia: el visitante se convierte en aprendiz, en explorador de un tiempo donde los dinosaurios dominaban la región.
El museo, integrado en el entorno urbano, ofrece una experiencia inmersiva. No es un espacio de vitrinas estáticas, sino un relato vivo en el que la historia de los dinosaurios se entrelaza con la de los primeros humanos y la ocupación romana. La museografía invita a la reflexión, a entender que la tierra que pisamos ha sido testigo de ciclos de vida y extinción, de la evolución y el cambio.
Uno de los mayores atractivos es la posibilidad de caminar sobre la historia. Las visitas guiadas llevan a los yacimientos paleontológicos de la zona, donde las icnitas de La Posa y los huevos de dinosaurio de Basturs se conservan como testigos mudos del pasado. Allí, la imaginación se dispara: uno puede visualizar a los titanosaurios y hadrosaurios cruzando los valles, dejando tras de sí huellas que desafían el tiempo.
El museo no se limita a mostrar fósiles; propone talleres pedagógicos para familias y escuelas, donde los niños se convierten en paleontólogos por un día. El aprendizaje es activo, experimental, y fomenta la curiosidad y el respeto por el patrimonio natural. El lema del museo, “La Conca Dellà: el tiempo de los hombres, el tiempo de los dinosaurios”, resume a la perfección la experiencia: un viaje en el que se entrelazan relatos de diferentes épocas, mostrando la riqueza y diversidad de la historia local.
En cada sala, en cada explicación, se percibe la pasión de los científicos y divulgadores que han hecho posible el museo. El visitante no solo observa, sino que participa, pregunta, descubre. La paleontología se presenta en diálogo con la geología, la biología y la historia, creando una experiencia interdisciplinar que va mucho más allá de la simple contemplación de fósiles.
Al salir del museo, el paisaje de Isona se percibe de otra manera. Las montañas y los valles cobran una nueva dimensión, y uno siente que ha aprendido a leer en las piedras y en la tierra los relatos de un mundo perdido. La lección de paleontología no termina en el museo: continúa en cada rincón del entorno, invitando a seguir explorando y aprendiendo.
Coll de Nargó y la Dinosfera: El Reino de los Huevos de Dinosaurio
El viaje prosigue hacia Coll de Nargó, un pequeño municipio del Alt Urgell (https://mylifeplanet.com/viajes/verano-sereno-en-alt-urgell) que esconde uno de los tesoros paleontológicos más importantes de Europa. La Dinosfera, centro de interpretación interactivo, se presenta como un espacio vivo, donde la ciencia y la emoción se funden para ofrecer una experiencia única.
Nada más entrar, el visitante se encuentra rodeado de audiovisuales, juegos interactivos, fósiles reales y réplicas que explican la reproducción y la vida de los dinosaurios. El recorrido por los diferentes ámbitos del centro permite entender cómo era el paisaje del Cretácico, cómo evolucionaron los huevos amniotas y, sobre todo, cómo se reproducían estos gigantes.
La joya de la Dinosfera es el nido de dinosaurio más grande de Europa, hallado en Coll de Nargó. La exposición permite seguir el proceso de excavación, restauración y estudio de este fósil, incluso participando en una simulación del trabajo paleontológico. Una reproducción a escala real de un titanosaurio de más de siete metros preside el museo, recordando la magnitud de los animales que poblaron estas tierras.
Pero la experiencia no se limita al interior del centro. El “Mirador del Cretácico” ofrece una vista privilegiada de los yacimientos donde se han encontrado huevos, nidos, icnitas y restos óseos. Un paseo por este entorno es una auténtica lección de geología y paleontología al aire libre, donde se puede comprender cómo era la vida en los últimos días de los dinosaurios en Europa.
La Dinosfera apuesta por el aprendizaje activo: los visitantes pueden participar en paleosafaris, juegos interactivos y talleres que simulan la emoción de excavar fósiles. Los guías acompañan a los grupos a los yacimientos, explicando los descubrimientos y el trabajo científico de campo. La experiencia es didáctica y lúdica a la vez, pensada para todas las edades y niveles de conocimiento.
En Coll de Nargó, la paleontología se vive como una aventura, una exploración constante en la que cada hallazgo es motivo de asombro y reflexión. La Dinosfera demuestra que la ciencia puede ser emocionante y accesible, y que el patrimonio paleontológico es un recurso invaluable para la educación y el turismo responsable.
Al finalizar la visita, uno comprende que los huevos y nidos de dinosaurio no son solo fósiles: son ventanas a un pasado remoto, testimonios de la vida y la evolución, y una invitación a seguir aprendiendo y descubriendo.
Vilanova de Meià y el Montsec: El Mar de Fósiles y el Origen de las Flores
La última etapa del viaje me llevó a Vilanova de Meià, en la comarca de la Noguera. Allí, el Montsec se alza como un libro abierto de la historia de la vida, y el Centro de Interpretación del Montsec de Meià es la llave para descifrar sus páginas.
El centro, pequeño pero extraordinario, alberga dos salas de exposición que muestran fósiles marinos y lacustres de una calidad y variedad excepcionales. La Pedrera de Meià, yacimiento de fama mundial, es conocida por la excepcional conservación de sus fósiles, que abarcan desde vertebrados como aves, reptiles y anfibios, hasta invertebrados como escarabajos, mariposas y arañas, y plantas.
Aquí, la fosilización ha preservado organismos completos, como si fueran fotografías del pasado grabadas en piedra. En este yacimiento se han descrito más de cien especies nuevas para la ciencia, incluyendo la primera planta con flor (Montsechia), pequeños cocodrilos (Montsecosuchus), ranas y hasta un ave con dientes en el pico (Noguerornis).
Hace 125 millones de años, el Montsec era un lago de agua dulce rodeado de bosques y habitado por una fauna y flora exuberantes. Los fósiles de este periodo permiten reconstruir cómo era el ecosistema y entender la evolución de la vida en la Tierra. El centro expone la colección Garcia-Castellanos, que permite recorrer la historia de la vida marina y terrestre en la región, y pone en valor el trabajo de los científicos que han dedicado su vida a estudiar estos tesoros.
El Centro de Interpretación del Montsec de Meià es fruto de la colaboración entre instituciones científicas y locales, y forma parte del Geoparque Unesco Orígenes. Aquí, la divulgación científica se une al desarrollo sostenible y la promoción del turismo responsable. La visita es una lección de humildad: uno comprende la fragilidad de la vida y la importancia de preservar nuestro entorno.
El aprendizaje es activo y participativo. Los visitantes pueden observar fósiles únicos, participar en talleres y rutas guiadas, y descubrir cómo la paleontología se relaciona con otras disciplinas como la geología, la biología y la historia. La experiencia es profundamente didáctica, pensada para despertar la curiosidad y el asombro ante la diversidad de la vida.
Al salir del centro, el paisaje del Montsec se percibe como un mosaico de historias entrelazadas. Cada roca, cada fósil, es un testimonio de la evolución y el cambio, y una invitación a seguir explorando y aprendiendo.
Recorrer estos tres lugares es mucho más que una excursión: es una auténtica lección de paleontología vivida en primera persona. La experiencia es transformadora. Los centros fomentan la participación, la experimentación y el descubrimiento. La paleontología se presenta en diálogo con la geología, la biología, la historia y el arte, creando una experiencia interdisciplinar y enriquecedora. La visita invita a reflexionar sobre la fragilidad de la vida y la importancia de preservar nuestro entorno.

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