En el oriente de Soria se espera el amanecer
El oriente de la provincia de Soria es un territorio fascinante que combina naturaleza, historia y tradiciones. Esta región, situada en la frontera con Aragón y Navarra, ha sido testigo de encuentros y desencuentros entre cristianos, musulmanes y judíos, dejando una herencia cultural única que se refleja en sus pueblos y paisajes.
Después de los rigores del invierno, la primavera demuestra su poder. Aquí se encuentran algunos de los puntos más altos y más bajos de la provincia, desde Beratón, a 1.395 metros sobre el nivel del mar, hasta Cigudosa, a solo 732 metros. Esta diversidad geográfica se suma a un rico legado histórico y a una gastronomía que invita a disfrutar de los sabores de la tierra.
En la zona el Moncayo parece vigilarlo todo. Por algo es conocido como la «Montaña Sagrada«, domina el paisaje del oriente soriano. Con 2.315 metros de altitud, es el punto más alto del Sistema Ibérico y un lugar cargado de simbolismo. Monte venerado por los celtíberos y admirado por los romanos, el Moncayo ha inspirado leyendas y mitos durante siglos.
Su ascenso tiene ciertos riesgos, pero es una experiencia inolvidable para los amantes del senderismo, con rutas que parten de localidades como Ágreda o Vozmediano y atraviesan bosques frondosos hasta alcanzar la cumbre. Desde allí se pueden contemplar vistas panorámicas que abarcan Castilla y Aragón. Los hayedos del Moncayo son especialmente notables por ser algunos de los más meridionales de Europa, mientras que el río Queiles nace en sus faldas con un caudal impresionante, ofreciendo un entorno natural ideal para explorar.
Posiblemente el primer pueblo para una visita sea Ágreda, conocida como la «Villa de las Tres Culturas«, es uno de los destinos más emblemáticos del oriente soriano. Situada a 52 kilómetros de la ciudad de Soria, esta localidad fue un importante cruce cultural entre cristianos, musulmanes y judíos. Sus calles están salpicadas de monumentos históricos como la Iglesia de Nuestra Señora de la Peña, el Palacio Renacentista de los Castejones con su jardín renacentista, las Murallas Medievales y las Puertas Emirales.
Además de su riqueza arquitectónica, Ágreda destaca por su gastronomía, siendo el cardo rojo su producto estrella. Este vegetal único es cultivado en sus huertas árabes y se prepara en ensaladas o con salsas tradicionales como la de nueces o almendras.
En los últimos años, su rival económico es Ólvega, combina modernidad con un entorno natural privilegiado a los pies del Moncayo. Este municipio próspero ofrece lugares como la Ermita de la Virgen de Olmacedo o la Iglesia Santa María la Mayor, además de rutas naturales hacia las sierras circundantes. Su gastronomía incluye productos locales como el bacalao seco, aprovechando el clima ideal para su conservación y por supuesto las chacinas que tanta fama le han dado.
No muy lejos encontramos la villa de Noviercas, que es conocida por su conexión con Gustavo Adolfo Bécquer, quien residió aquí junto a su esposa Casta Esteban. En esta localidad escribió algunas de sus leyendas más famosas como Los ojos verdes y La corza blanca. La casa museo dedicada al poeta permite conocer más sobre su vida y obra. Entre sus puntos turísticos destacan el Torreón Medieval, la Iglesia de los Santos Justo y Pastor y el Pozo Román en el río Araviana, un paraje natural que inspiró al poeta romántico.
Algo parecido sucede con Gómara, que se encuentra rodeada por extensos campos cerealistas que le han valido el título del «granero» soriano. Este municipio destaca por su cocina tradicional basada en productos locales como el lechazo asado o las sopas castellanas. Además, forma parte del Campo Soriano junto a otras localidades rurales que ofrecen paisajes tranquilos ideales para desconectar.
Si nos gustan las fortalezas y las siluetas medievales, nuestro sitios es Vozmediano, donde nace el río Queiles en un manantial considerado uno de los mayores caudales naturales de Europa. Este pequeño pueblo situado a los pies del Moncayo cuenta con atractivos como la Iglesia Nuestra Señora del Puerto y las ruinas de la Ermita San Sebastián.
Por otro lado, Beratón es el pueblo más alto de Soria y ofrece vistas espectaculares desde lugares como el Agujero del Viento sobre el valle del Isuela. Sus montes fueron sagrados para los celtíberos e inspiraron leyendas recogidas por autores como Marcial o Bécquer.
La gastronomía del oriente soriano refleja su herencia multicultural e incluye platos únicos como las migas pastoriles o dulces tradicionales como las perrunillas en Noviercas. Cada localidad aporta sabores distintivos que enriquecen la experiencia del viajero.

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