De la vid al Cliente

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Pocas veces reflexionamos sobre el delicado proceso necesario para lograr una botella de vino. Desde el cuidado del viñedo, hasta que llega al consumidor, son muchas las personas que aportan su conocimiento para obtener la mejor calidad. De la tierra, a la copa con un toque femenino. Pocas Denominaciones de origen van a contar con toque tan femenino como la de Rueda. El trabajo y el conocimiento tienen rostro y aquí te lo enseñamos.

1.- LAURA CALLEJA. Bodega Cuatro Rayas.

Como Export Area Manager de Cuatro Rayas, Laura Calleja ha aportado una nueva energía al concepto de una bodega tradicional.

Soy Lda. en Traducción e Interpretación y cuento con un MBA. Mi vida siempre ha estado ligada al mundo del vino, como no puede ser de otra forma en una familia cuyo apellido, Calleja, cuenta con mucho reconocimiento en el sector. Durante mis estudios ya trabajaba en la bodega durante las vendimias, como apoyo en el Departamento de Viñedo y en el área de recepción uva. Hace ya 10 años me incorporé al Dpto. de Exportación de Bodega Cuatro Rayas como Área Manager.

Esta bodega vallisoletana ubicada en La Seca es amiga del enoturismo y, con sus vinos verdejos (aunque hay otras variedades) ha logrado expandirse por EEUU, Holanda, Latinoamérica y Europa. Su bodega de vanguardia canaliza vinos de más de 300 socios viticultores de Valladolid y Segovia, y gracias a personal como Laura, lo hace sin que todo el sabor de los viñedos centenarios pierda protagonismo.

2.- ANGELA LORENZO. Bodegas Cachazo.

La enóloga Ángela Lorenzo es una de las responsables de que Bodegas Félix Lorenzo Cachazo pongan un importante grano de arena en la conservación y difusión de esta Denominación de Origen.

“ Primero, estudié Ingeniería técnica agrícola en la Universidad de Valladolid y posteriormente me licencié en ENOLOGIA por la Universidad Miguel Hernandez de Orihuela (Alicante). Nací en el mundo del vino, mi padre Félix fue uno de los fundadores de esta Denominación de Origen, formo parte de la quinta generación de una familia dedicada al mundo del vino, recuerdo lo duro que fue para mis padres los primeros años de la creación de la DO Rueda. Viví su esfuerzo, entrega y dedicación. Ese es el principal motivo por el cual este mundo iba acaparando más atención para mí, la mayoría de los juegos durante mi infancia giraban en torno a nuestra antigua bodega, juegos de escondite, pócimas mágicas en el laboratorio”. Aquí la mujer siempre ha estado presente y Ángela lo sabe muy bien.

“Mi mayor referente femenino en cuanto a desarrollo profesional es sin duda.. mi madre, Rita Heras. Ha sido el esqueleto de la bodega durante toda su vida, una mujer muy inteligente, luchadora incansable y ha sabido llevar la gestión de la bodega en unos años en los cuales eran contadas las mujeres que estaban al frente de una bodega”

Esta empresa familiar lleva desde 1946 investigando la tierra, tratando de exprimir todo el sabor de la uva y gracias a profesionales como Ángela, con su experto asesoramiento técnico, combinar de manera cada vez más eficiente tradición y modernidad, los procedimientos más establecidos y la tecnología más moderna en todas las fases de su elaboración.

3.- OLGA TORMO. Bodegas Aura.

Olga Tormo es una mujer apasionada del vino, y, en cierto sentido, un poco predestinada a él. Nacida en plena vendimia, aunque en Madrid, Olga creció en territorio vinícola. Es técnica de Laboratorio, al acabar la carrera, escogió el camino del vino, especializándose en enología y viticultura, con nuevos estudios y larga experiencia.

Se nota que siente pasión por hacer vino, por el trabajo en bodega, donde tiene un lugar especial: la parte alta de los depósitos, donde caminar por las pasarelas durante la fermentación, sintiendo cómo evolucionan los aromas durante la vendimia.

Le gusta esta tierra. Disfrutar de las carreteras locales con su Vespa es casi tan intenso como cuidar de sus dos hijos. Por supuesto, sostiene que los buenos momentos son mejores con buenos vinos. ¿Con cuáles? Los vinos blancos en general, sobre todo los Rueda, cómo no.

4.- IRENE ORDUÑA. Palacio de Bornos.

Dicen que sin comunicación no hay conocimiento. Cuando uno llega a Rueda, siempre se nos escapa una mirada hacia Palacio de Bornos. Es un buen ejemplo de cómo una bodega se da a conocer.

Para lograr transmitir con toda su importancia y dignidad estos conceptos, y de paso elevar la categoría del negocio con nuevas iniciativas se necesitan profesionales, como Irene Orduña. Desde el área de comunicación y marketing ha logrado que Palacio de Bornos pueda considerarse una empresa anclada a las tradiciones pero también plenamente funcional en la cultura digital, tanto a nivel nacional como internacional.

Y es que para saber extender tu marca has de saber venderla, no solo rematar un producto de calidad como el de Bornos. Estamos ante una bodega de vino de Rueda que trata de embotellar vinos donde prima la calidad por encima de todo, aportando de paso – y como no puede ser de otra manera – una historia y personalidad definidas.

5.- LORETO RODRIGUEZ. Bodegas Yllera.

Loreto Rodríguez, encargada de enoturismo en Bodegas Yllera, es una viajera consumada que ha decidido desarrollar el legado cultural y gastronómico vallisoletano a través del vino.

El ecoturismo en la zona tiene una componente divulgativa increíble. Explicar al turista y el cliente qué significa lo que hay en esa copa que está bebiendo es una tarea de comunicación desafiante que demuestra que un buen vino no solo se hace con el embotellado o incluso la venta, sino que consiste en atribuirle significados.

Ubicadas en el mismo Rueda, en Valladolid, las Bodegas Yllera fueron fundadas en los 70 por los hermanos Jesús y Pepe, a su vez provenientes de cinco generaciones de viticultores. La labor de Loreto en el Hilo de Ariadna cuenta con el apoyo de profesionales de todo tipo, como el mismísimo Martín Berasategui.

Tanta tradición no debe impedir, sin embargo, que las empresas se modernicen y salgan al “espacio exterior” para así poder transmitir la calidad y personalidad de sus vinos.

6.- CONCHA RODRIGUEZ. Bodega Martinsancho.

La bodega Martinsancho, en La Seca (Valladolid) es el ejemplo perfecto de negocio familiar que consigue prolongar y conservar una tradición cultural que, en el caso presente, supuso el reconocimiento del rey Juan Carlos, al Mérito Agrícola. No por casualidad desde aquí se impulsó la Denominación de Origen Rueda. Los herederos de Ángel Rodríguez Vidal, su hija Concha y su viticultora, han heredado su amor por la tierra e incluso el apodo de los Carrasquete, como les conocen en toda la zona.

Ella, conocedora del terroir y el clima continental, ha apostado por la viticultura tradicional con viñedos plantados en vaso y una vendimia manual. Cuando hay tormenta mira al cielo, cuando mira al suelo. Esa tierra de cantos rodados y aspecto áspero han hecho de estos viñedos un símbolo de calidad.

7.- ELISA BELTRAN. Bodega Javier Sanz.

Elisa Beltrán, dedicada en cuerpo y alma al control de calidad y seguridad en las bodegas Javier Sanz, aporta toda su energía y su juventud a impulsar la viticultura en su acepción más clásica. Es la mejor vía para conservar los viñedos prefiloxéricos autóctonos de sus viñedos, de esta cultura que se prolonga 150 años.

Hay que saber hacer las cosas para conservar toda la personalidad de esta tierra de la DO Rueda. Un delicado equilibrio entre suelo, clima y uva verdejo que Elisa, con todos sus conocimientos técnicos, colabora a mantener desde el laboratorio.

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