ARNEDILLO, EL PUEBLO QUE GENERA BIENESTAR
En el extremo suroriental de La Rioja, donde la tierra se pliega en cañones de roca y el río Cidacos serpentea entre peñas y huertos, se encuentra Arnedillo. Llegar hasta aquí es adentrarse en un paisaje que parece esculpido por la paciencia del agua y el tiempo, un rincón donde la naturaleza, la historia y el bienestar se funden en una experiencia única. Cuando el nombre de un pueblo se une al ocio, seguro que hay algún motivo.
Arnedillo se asienta en pleno corazón del cañón rocoso que atraviesa el río Cidacos, un valle que ha sido durante siglos la columna vertebral de la Rioja Baja. El Cidacos nace en Soria y, tras recorrer 77 kilómetros, desemboca en el Ebro, habiendo regado a su paso fértiles huertas y modelado paisajes de gran belleza. Aquí, en Arnedillo, el río recibe aguas termales que brotan a la superficie, creando las famosas pozas y el histórico balneario (https://www.balnearioarnedillo.com/), lugares de encuentro y relax tanto para vecinos como para viajeros. Aquí el turismo siempre ha sido un reclamo.
El rumor del río es una constante en la vida de la villa. Su cauce, no siempre tan generoso en caudal, ha sido testigo de leyendas, como la de San Emeterio y San Celedonio, y de la transformación de la antigua vía del tren en la actual Vía Verde del Cidacos, un paseo de 34 kilómetros que une Calahorra y Arnedillo, ideal para recorrer a pie o en bicicleta, disfrutando de la biodiversidad y los paisajes de la Reserva de la Biosfera declarada por la UNESCO en 2003. Realmente, la opción de la bicicleta es perfecta para acercarnos a esta población.
El entorno de Arnedillo es un paraíso para los amantes de la naturaleza. Las Peñas de Isasa, Peñalmonte y las Peñas de Arnedillo forman parte de la Red Natura 2000, albergando una importante colonia de buitres leonados, que parecen vigilar a los senderistas de la zona o a los que optan por escalar alguna de las rocas del cañon. Uno de los lugares más visitados es el Mirador del Buitre, punto más emblemático de la zona. Las rutas de senderismo se multiplican: desde la Vía Verde hasta la ruta de las Ermitas, pasando por caminos que ascienden entre encinas, quejigos y cortados de roca caliza.
El aire aquí huele a tomillo y a historia. El visitante puede descubrir la ermita de San Tirso, excavada en la roca y datada en el año 869, o la de San Andrés, de estilo barroco y situada en un promontorio desde el que se dominan los meandros del Cidacos. Y si el cuerpo pide aventura, las paredes calizas a la entrada del pueblo ofrecen más de doscientas vías de escalada, un referente para los aficionados a este deporte.
Arte, Historia y Tradición
El casco histórico de Arnedillo es un entramado de calles tranquilas, casas de piedra y rincones con sabor a pasado. El castillo, del que se conservan una torre y un lienzo de muralla del siglo XIII, recuerda el papel defensivo de la villa en la Edad Media. En la plaza principal se alza la iglesia de San Servando y San Germán, una sólida construcción del siglo XVII, con un imponente retablo renacentista y curiosas imágenes de los santos vestidos como Tercios de Flandes.
Pasear por Arnedillo es descubrir detalles: escudos heráldicos en las fachadas, fuentes de piedra, el murmullo de las pozas termales y el aroma de los hornos tradicionales. Aquí, la vida discurre a otro ritmo, marcado por el paso de las estaciones y la llegada de los visitantes en busca de salud y descanso.
Esta parte histórica se complementa con las virtudes medicinales de sus aguas. Uno de los grandes tesoros de Arnedillo son sus aguas termales, conocidas desde la época romana. Las pozas, situadas junto al río, ofrecen baños gratuitos en aguas que brotan a más de 40 grados, ricas en minerales y recomendadas para afecciones reumáticas y cutáneas. El balneario, por su parte, es un referente nacional, combinando tradición y modernidad en tratamientos de salud y belleza.
Tras una jornada de senderismo, nada mejor que sumergirse en estas aguas mientras se contempla el vuelo de los buitres o el atardecer sobre las peñas. Es un lujo sencillo, accesible a todos, que resume el espíritu acogedor de Arnedillo.
Un buen complemento para los que buscan una estancia especial es la oferta de Turismo Rural. La Casa Rural Las Pedrolas (https://laspedrolas.es/) es una joya en el corazón de la villa. Se trata de una casa solariega de 1760, con escudo heráldico en la fachada, situada junto al Ayuntamiento y la iglesia, y a solo 500 metros de las pozas termales. Tras una cuidada rehabilitación, Las Pedrolas combina el encanto señorial de antaño con todas las comodidades modernas: habitaciones dobles y especiales, un acogedor salón con chimenea de leña y un patio-jardín interior con fuente de mármol.
El establecimiento ofrece la posibilidad de reservar habitaciones o alquilar la casa completa, ideal para grupos grandes. Además, dispone de cinco apartamentos turísticos cercanos.
Arnedillo cuenta con una variada oferta de casas rurales, con precios medios de 30 euros por persona y noche. Muchas de ellas permiten el alquiler completo o por habitaciones, y están situadas cerca de los principales puntos de interés: las pozas, la Vía Verde, el balneario o el casco histórico.
La hospitalidad es una seña de identidad en Arnedillo. Los alojamientos rurales destacan por su trato cercano y familiar, y por la posibilidad de disfrutar de productos locales en desayunos y cenas: embutidos, miel, vino y, por supuesto, el queso de la zona.
Otro apartado importante de la actividad turística es su oferta de bares y restaurantes. En la carretera que lleva a Enciso, el viajero encuentra varios bares y restaurantes donde reponer fuerzas y saborear la gastronomía riojana. Casi una decena de locales se convierten en punto de encuentro imprescindible.
Si a esto unimos la quesería abierta en el 2024, la oferta es perfecta. El Queso Oveja Alto Cidakos, un producto artesanal de producción limitada, hecho con leche de ovejas criadas en la propia comarca. Madura en cueva natural durante 2 a 4 meses, lo que le confiere un sabor intenso y una textura inconfundible. Es un tesoro gastronómico que resume la esencia de la tierra y la dedicación de los pastores locales.
Por eso, Arnedillo es mucho más que un destino termal. Es un lugar donde el agua, la piedra y la historia dialogan en cada rincón; donde el viajero encuentra rutas, paisajes, arte y hospitalidad. Sus casas rurales, como Las Pedrolas, son refugios de calma y belleza; sus bares y restaurantes, una invitación a la buena mesa y la conversación.

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