ESAS RUINAS QUE FUERON PUEBLOS: Otro tipo de turismo para entender el pasado

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Hay sitios que, incluso en ruinas, tienen una belleza única. El paso del tiempo no ha logrado borrar su encanto y su huella en nuestro pasado, por lo que se convierten en una oportunidad única de conocer nuestra historia. Por ello, a continuación te hablamos de 4 pueblos únicos de nuestro país que, aunque a penas se conservan sus ruinas, son una opción fantástica para visitar y descubrir.

La Estrella, Mosqueruela (Teruel)

La Estrella es un pequeño pueblo abandonado en el municipio de Mosqueruela, en Teruel, Aragón. Se le conoce también como La Villeta, en contraste con la Villa, que es el núcleo principal de Mosqueruela. Se cree que este lugar pudo ser el despoblado de Vidar, ya que existía un camino real desde el siglo XIV que cruzaba la zona y era utilizado por los ganaderos que llevaban sus rebaños entre Mosqueruela y Castellón. La Estrella estuvo habitada hasta bien entrado el siglo XX, pero sus últimos habitantes, Martín Colomer y Sinforosa Sancho, se marcharon en 2023, dejando el pueblo deshabitado. A pesar de ello, algunos edificios, como la iglesia y la escuela, siguen siendo mantenidos.

 

Belchite (Zaragoza)

Las ruinas de Belchite son un referente para quienes se interesan por el turismo relacionado con la Guerra Civil Española. Este lugar, donde durante dos semanas en agosto de 1937 murieron unas 5.000 personas, es un símbolo de la violencia de la guerra. A pesar de que el sitio no tiene visitas guiadas, más de 10.000 personas lo visitan cada año. En 1964, los últimos residentes de Belchite Viejo se trasladaron a la nueva población de Belchite, pero las ruinas siguen siendo un escenario de películas y documentales. Hay una canción popular que recuerda la pérdida de este pueblo: «Pueblo viejo de Belchite, ya no te rondan los zagales…» Belchite se encuentra a unos 50 km de Zaragoza.

 

Corbera de Ebro (Tarragona)

Corbera d’Ebre, en Tarragona, es un claro reflejo de lo que quedó del pueblo después de la Guerra Civil. Este pequeño y tranquilo pueblo agrícola fue casi destruido durante la Batalla del Ebro, entre julio y noviembre de 1938, cuando los bombardeos arrasaron casas y calles. Después de la guerra, las familias construyeron un nuevo pueblo cerca de la loma donde se encontraba el antiguo. El pueblo destruido es ahora un lugar cargado de silencio, y su iglesia de Sant Pere, del siglo XVIII, se ha convertido en un símbolo de paz. Hay una escultura, diseñada por Joan Brossa, que representa una bota militar y lleva la inscripción «para que nadie la vuelva a calzar«, recordando los horrores de la guerra. En 1992, Corbera d’Ebre fue declarado Bien de Interés Cultural.

 

Turruncún (La Rioja)

Turruncún es una pequeña aldea que actualmente depende de Arnedo, en la Rioja Baja. Situada en la sierra de Préjano, esta aldea abandonada es un ejemplo perfecto de cómo el paso del tiempo deja su huella en los lugares. Aunque hoy está vacía, Turruncún fue un pueblo próspero a principios del siglo XX, llegando a tener cerca de 300 habitantes. La razón de su abandono fue el cierre de las minas locales, lo que llevó al pueblo a un lento pero constante declive hasta que quedó completamente deshabitado en los años 80. Hoy, rodeado de naturaleza, sus ruinas, como la iglesia de Santa María, la ermita de las Vírgenes y algunos muros de casas y bodegas subterráneas, forman un paisaje único de la ruralidad de La Rioja.

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