Viñedos Carlos Moro en Galicia

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Hay personalidades que parecen marcadas por el éxito. En el mundo del vino, el nombre de Carlos Moro es un referente para tener una visión global de la industria enológica. Los vinos de las Bodegas Familiares Matarromera recuperan sabores antiguos y se combinan con la mejor y más moderna tecnología.

Por eso, la evolución del grupo dice mucho de los intereses del sector. A sus bodegas ubicadas en cinco denominaciones de origen (Ribera del Duero, Cigalas, Rueda, Toro y Rioja) se han sumado dos más, Ribeiro y Rías Baixas, que ensalzan la labor de este ingeniero agrónomo reconvertido en capitán de esta excelsa empresa dedicada a la industria agroalimentaria. Su última gran apuesta es Galicia y las tres bodegas levantadas hasta ahora lo demuestran.

Suelo, clima y gestión están convirtiendo a Galicia en un referente. El primer emplazamiento fue simbólico. La Bodega Casar de Vide, fue un pequeño desembarco en el concello de Castrelo de Miño y a muy, muy poca distancia del río. Estos vinos de Denominación de Origen Ribeiro, la más antigua de Galicia, nacen en el municipio de Castrelo de Miño (Orense) y se caracterizan por su calidad y honestidad.

El gran proyecto de Carlos Moro apostó por devolver la categoría de gran vino, esta “casa de viña” produce botellas capaces de retrotraernos a los sabores tradicionales de la región, cuya identidad queda perfectamente reflejada en estos vinos que desde 1988 se han convertido en uno de los más icónicos de Galicia. Moro ha sabido respetar procedimientos antiguos y mezclarlo con tecnología contemporánea.

El objetivo, exprimir todo el potencial de una uva que requiere comprensión y cuidados especiales. Un producto que nos lleva a esas tardes junto al rio, y a viñedos que casi practican piragüismo en la orilla del río. Los vinos de Casar de Vide son golpe de sofisticación en nuestra mesa, para los manjares de la Galicia profunda.

Sanclodio es la segunda de las bodegas de Carlos Moro, que a través de su grupo empresarial familiar ha sabido entender la naturaleza de la tierra gallega y la demonización de origen Ribeiro. Utilizando variedades de uva blanca autóctonas, esta bodega toma su nombre del monasterio, un caserón del siglo XVI con nada menos que 8 hectáreas de terreno alrededor esperando a ser comprendidas y aprovechadas.

Seleccionadas a mano combinando los mejores procedimientos artesanales y la más moderna tecnología, esta bodega se ha revelado capaz de optimizar los procedimientos y a la vez conservar toda la identidad de estos viñedos centenarios donde confluyen características atlánticas y mediterráneas. El vino resultante, un ribeiro único en el mundo, proviene del mosto flor de las uvas de Leiro y tiene un sabor y un aroma que combinan el carácter de la Treixadura o el Albariño, entre otros.

La tercer pata del trípode nos lleva a las Rias Baixas. Villa Caeira es la última gran apuesta de Moro en esa comunidad. Ubicada en Salvaterra de Miño hay nada menos que 2,2 hectáreas de viñedos capaces de producir el mejor vino de uva blanca albariño de las Rías Baixas. El nombre ya lo dice todo, referenciando su suelo de arenas calizas y graníticas que dan al vino ese sabor propio y diferencial.

Este complejo dedicado al vino con denominación de origen ha tardado en llegar por el cuidado de Carlos Moro en sus iniciativas vitícolas. Mediante acuerdos previos con viticultores de la zona, Villa Caeira ha nacido produciendo 150.000 botellas. ¿El resultado? Un vino blanco diferente. Se demuestra que lo clásico tiene hueco en las vanguardias. Y aquí se demuestra.

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