El delicado Atlas de la Familia Martínez Bujanda

Categories: Gastronomía683 words3,7 min read

El mercado de vinos de precio razonable es cada vez más interesante. La Familia Martinez Bujanda demuestra una vez más ser muy sensible con las nuevas tendencias del vino en el mundo. Su marca Infinitus es casi un atlas varietal para poder disfrutar de numerosas variedades en función de nuestro menú.

Además de un cambio estético en sus etiquetas, también vamos a disfrutar de un punto más de sofisticación y el valor añadido de encontrar vinos blancos y rosados elaborados como ecológicos. En definitiva, la marca Infinitus nos ofrece una colección de vinos modernos y de vanguardia, con una amplia selección varietal, perfecta para consumidores abiertos a nuevas tendencias y dispuestos a dejarse sorprender. Una manera de disfrutar del vino sin rituales impostados. Si la comida es cada vez más global también lo debe ser nuestra bodega.

La transición de viñedos y la marca a ecológico, es un paso delicado que la empresa lleva desarrollando desde hace años. Como ha comentado Marta S. Martínez Bujanda en otras ocasiones: “la conversión a ecológico forma parte de nuestra política de conservación del medio ambiente y de nuestro trabajo por la sostenibilidad. Con la incorporación del resto de la gama de Infinitus como vinos ecológicos, avanzamos un paso más en esta dirección”.

La nueva etiqueta está protagonizada por el símbolo del infinito, que define su nombre y que está vinculado con la inmensidad de los campos castellanomanchegos de los que proceden estas elaboraciones, y la conexión entre el principio y el fin, como ocurre en el ciclo de la vid. Casi es una declaración de amor por los territorios donde se elaboran estos vinos.

Puestos a elegir un vino blanco, siempre podemos apostar por el Infinitus gewürztraminer organic 2022. Su delicado tono dorado nos habla de un vino limpio y brillante con lágrima densa. Es un vino fácil, sedoso que anima a un segundo sorbo cuando todavía tenemos los recuerdos de esos aromas a rosa y jazmín en la nariz. Si tenemos una noche de comida asiática, ya tenemos vino de referencia, porque lejos de perder la sutileza del especiero, con cada copa lo vamos a recuperar. Los amantes de los sushis, makis, rollitos vietnamitas y currys suaves tienen en cada botella un buen aliado.

Para esos amigos de la cocina tradicional, del puchero y la cuchara también tenemos nuevas ideas. El Infinitus tempranillo organic es el vino perfecto para acompañar a los platos más tradicionales como puede ser un cocido, unas alubias o un lechazo o unas chuletillas al sarmiento. De color púrpura intenso, y con lágrima abundante. Sus aromas recuerdan a frutas del bosque, fresa, frambuesa, mora y tiene otoñal que nos lleva a las cocinas de las abuelas, cuando los guisos no tenían tiempo y la siesa era con manta.

Ese atlas del gusto nos puede llevar también a rincones más atrevidos… Es el momento de acercarnos al Infinitus syrah organic se caracteriza por tener un color púrpura, con reflejos azulados de intensidad alta. En la copa ya nos ha ganado. Su mineralidad nos lleva a comidas con amigos, donde el ritual es superado por las risas… Es la hora de esos arroces que soportan casi cualquier ingrediente, si la compañía es agradable y esas fuentes de pasta recién gratinada están preparadas para disfrute de todo el mundo. Los amantes de las carnes blancas o los quesos suaves tienen también un buen aliado.

Y una cuarta opción, puede ser el Infinitus malbec organic que demuestra que no hay que ir a Argentina para disfrutar de esta variedad. Cada sorbo pide otro bocado de carnes rojas a la parrilla, o esos trozos de quesos azules que ha traído un amigo del norte para ganarse nuestra amistad. Los amigos de un vino suelen ser para siempre y aquí se demuestra una vez más.

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