ENOTURISMO PARA CURIOSOS EN LLEIDA
Lleida, tierra de contrastes y paisajes arrebatadores, esconde un tesoro en sus entrañas: el vino. Un recorrido por sus pueblos y bodegas nos adentra en un mundo donde la tradición se funde con la innovación, donde la arquitectura se mimetiza con los viñedos y donde las fiestas populares celebran la cultura del vino en todo su esplendor. Desde parcelas secretas en el Alt Urgell hasta las planicies del Segre, el viñedo es parte del paisaje. La arquitectura de muchos pueblos hablan de viñedos para una nueva generación de agricultores que han integran historia, arquitectura y agricultura para disfrute de los buscan cosas buenas.
L’ALBI
La imagen de este pueblo tiene mucho de postal. Comenzamos nuestra ruta L’Albi, un pueblo medieval rodeado de viñedos que parecen susurrar historias ancestrales. Aquí, la Bodega Castell d’Encus nos recibe con sus vinos blancos y rosados, fruto de una cuidadosa selección de uvas y una elaboración artesanal. Un paseo por sus calles empedradas nos lleva a descubrir la iglesia románica de Sant Martí, un monumento que atesora siglos de historia. La bodega de Tomas Cusiné es un referente por sus vinos y el edificio de la Cooperativa, merece una visita se nos interesa la arquitectura popular en la zona.
TARRES
No muy lejos tener, la carretera nos llevará a Tarres, un pueblo con un encanto irresistible. Sus calles estrechas y sinuosas nos conducen a la Plaza Mayor, donde la imponente fachada gótica del Ayuntamiento nos cautiva. En las bodegas de la Cooperativa Agrícola de Tarres, descubrimos la pasión por el vino que se transmite de generación en generación. Sus vinos tintos y blancos, elaborados con mimo y dedicación, nos deleitan con sus aromas y sabores.
FULLEDA
Esas sensaciones se intensifican cuando nos acercamos a un pueblo como Fulleda. Estamos en un pueblo medieval con un rico patrimonio histórico, nos abre sus puertas. La escultura de Agustina de Aragón deja muy claro el carácter de las mujeres en la zona, pero haber nacido en esta tierra siempre da carácter. La Bodega Celler Matallonga nos invita a conocer sus secretos vinícolas, desde el cuidado de los viñedos hasta la elaboración del vino. Un paseo por sus murallas medievales nos transporta a otra época, mientras que la iglesia de Sant Pere nos regala una muestra de arte románico.
NALEC
Nalec, un pequeño oasis de viñedos y tradición, nos sorprende con su tranquilidad y belleza. La Bodega Analec nos ofrece una experiencia enoturística única, donde podemos degustar sus vinos mientras disfrutamos de las vistas panorámicas del valle. Un paseo por sus calles nos lleva a descubrir la iglesia de Sant Jaume, un templo románico con un encanto especial.
MALDA
Malda, un pueblo conocido por sus vinos blancos y rosados, nos seduce con sus calles llenas de vida. La Bodega Celler Mas Blanch i Jové nos invita a descubrir sus vinos elaborados con técnicas innovadoras y un profundo respeto por la tradición. Un paseo por la Plaza Mayor nos lleva a disfrutar del ambiente festivo del pueblo, mientras que la iglesia de Sant Pere nos regala una muestra de arte gótico.
VALBONA DE LES MONGES
Valbona de les Monges, un pueblo con alma y un monasterio imponente, nos cautiva con su belleza y espiritualidad. Aquí la historia se adueña del paisaje. La Bodega Raimat, una de las bodegas más emblemáticas de la región, nos ofrece una experiencia enoturística completa, desde la visita a los viñedos hasta la cata de sus vinos. Un paseo por el monasterio de Santa María de Valbona nos transporta a un mundo de paz y reflexión.
Al final del día, los paisaje se superponen. Cada pueblo, cada bodega, cada viñedo nos regala una experiencia única, un viaje para los sentidos que nos invita a descubrir la esencia de la región. Arquitectura, fiestas, patrimonio, gastronomía… todo se fusiona en un universo donde el vino es el protagonista, el hilo conductor que nos guía por un territorio lleno de encanto y tradición.
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