EL VALLE DEL IREGUA: Hazte un puente y disfruta del nuevo turismo rural
Volver a La Rioja en otoño es una experiencia que nunca deja de sorprender. En esta época, el paisaje se transforma, y el Valle de Iregua se convierte en un lugar mágico, ideal para explorar. Recorrer esta zona en la nueva Mercedes Marco Polo es sin duda una forma excepcional de disfrutar de la belleza de la región. La combinación de luces y sombras que se producen en el entorno natural, junto con la energía que emanan los árboles y las formaciones rocosas, hacen que cada viaje por este valle sea único.
El Camero Nuevo, una de las áreas más interesantes de La Rioja, ofrece una mezcla de vida simple y toques de sofisticación. Aquí, la historia y la gastronomía se unen para proporcionar a los visitantes un placer que se manifiesta en las pequeñas cosas cotidianas. A medida que uno se adentra en la zona, descubre una serie de pueblos que representan lo mejor de La Rioja más salvaje y auténtica.
Uno de los mayores atractivos del valle de Iregua es su curso junto a la N-111, que ofrece un sendero ideal para los amantes del automovilismo. Este trayecto no solo se disfruta por la conducción, sino también por las maravillas que se encuentran en el camino. Cada día trae nuevas oportunidades de descubrimiento, ya sea bajo la sombra de un majestuoso roble o siguiendo el vuelo de un buitre sobre las escarpadas paredes que bordean el río.
Al comenzar el recorrido, las primeras curvas que se presentan tras pasar el puerto de Piqueras se convierten en un mirador natural. Si seguimos el curso del río Iregua desde Villoslada de Cameros, pronto llegamos a Villanueva de Cameros, un pueblo encantador con casas de piedra y una rica historia. Aquí, los visitantes pueden conocer la iglesia de San Martín, conocida como “la catedral de los Cameros”, así como la ermita de Nuestra Señora de los Nogales. Este pueblo, que se sitúa en lo alto la carretera, cobra vida cada fin de semana, cuando los jóvenes que trabajan en Logroño regresan a revitalizar el ambiente local.
El siguiente paso en nuestra travesía nos lleva a Pradillo y Torrecilla en Cameros, donde se respira un aire de historia. En Pradillo, el panadero local se ha convertido en toda una figura del pueblo. Por su parte, aquí no te podrás perder la iglesia de San Martín. Además, quienes buscan tranquilidad pueden subir hasta Gallinero, una pequeña aldea que ofrece un respiro del bullicio diario y se encuentra cerca de la vía romana del Iregua. Aunque la romanización fue limitada en esta zona, aún quedan resquicios de los caminos que conectaban las ciudades romanas de Varea y Numancia.
Algunos optan por dirigirse a Aldeanueva de Cameros, donde la Casa Rural de Urreci es un lugar excelente para descansar tras un día de exploración. Este rincón, al lado del río Iregua, ofrece un ambiente acogedor y la oportunidad de disfrutar de la naturaleza.
El río Iregua es un elemento central en la vida de la zona, marcando no solo el paisaje, sino también el ritmo de las estaciones. Nace cerca de Villoslada de Cameros, uno de los 13 pueblos que forman una mancomunidad. La historia de sus habitantes se remonta a los tiempos de la Reconquista, cuando estos montes fueron repoblados tras la famosa batalla de Clavijo, donde se enfrentaron las fuerzas cristianas y musulmanas. Hoy en día, varias casas rurales sirven como base para explorar la zona, donde el senderismo en la Sierra Cebollera se ha convertido en una actividad popular.
El Camero Nuevo es un lugar lleno de sorpresas para quienes buscan paisajes naturales y pueblos con encanto. Nieva de Cameros, famoso entre los recolectores de setas, es una parada obligatoria para los amantes de la naturaleza. Aquí, el GR-93 ofrece un camino ideal para disfrutar de largas caminatas. Las visitas a la iglesia dedicada a San Martín, la ermita de la Virgen del Collado y las ruinas del castillo, conocidas como la Cueva de los Moros, son altamente recomendadas.
Almarza de Cameros, con su iglesia de Nuestra Señora del Campillo, y Pinillos, que se asienta en la margen derecha del alto valle del Iregua, también son destinos que vale la pena visitar. Estas localidades permiten a los visitantes sumergirse en la atmósfera natural del valle. Nestares, con su iglesia de San Andrés, y Ortigosa de Cameros, conocida por sus impresionantes cuevas, también son puntos destacados. Aquí, muchos visitantes llegan atraídos por la producción local de quesos.
Hasta principios del siglo XIX, uno de los pueblos de la zona era El Rasillo, que hoy es una parada esencial para disfrutar de la naturaleza que rodea el pantano y la montaña. En El Rasillo, destaca la ermita románica de San Mamés, reconstruida en 1815. Este lugar también alberga un club náutico en el embalse González Lacasa, que es perfecto para practicar deportes acuáticos como vela, windsurf y piragüismo. Desde la década de 1990, se celebra aquí la única competición de traineras en agua dulce, conocida como la «Bandera de La Rioja». Además, El Rasillo es un lugar popular para los amantes del montañismo y la escalada, ya que la peña Zapatero ofrece rutas desafiantes.
Por su parte, también encontramos localidades como Viguera, que ofrece un mirador impresionante sobre el verde valle, y Nalda, situada a los pies del Moncalvillo, con un paisaje extraordinario que domina el valle oriental. Estos lugares continúan el curso del río Iregua, que sigue su camino hacia Albelda de Iregua, donde los mercadillos que se celebran cada martes y jueves se convierten en un punto de encuentro entre vecinos y viajeros.
Finalmente, Alberite, con sus bodegas y un casco histórico repleto de casas con blasones, así como la Torre de doña Urraca, y Villamediana de Iregua, que ya se encuentra en la comarca de Logroño, marcan el final del recorrido del río. Un poco más al norte, el Iregua se une al Ebro, llevando consigo los recuerdos y experiencias acumuladas en este hermoso valle.
Este viaje no solo se trata de disfrutar de un paisaje impresionante, sino también de llevarse a casa productos locales como quesos, embutidos y verduras, que en esta época del año alcanzan su mejor sabor. Así, La Rioja en otoño se convierte en un destino que invita a explorar, disfrutar y dejarse llevar por la magia del entorno natural.
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