MI PUEBLO ES UN MUSEO
Dime como te cuido y te diré cuanto te quiero… Ese parece el planteamiento de algunos pueblos de España que han hecho de sus calles un verdadero museo. Es tan fácil disfrutar de sus calles, de su entorno y sus rincones que vuelven una y otra vez… Aquí te damos algunas ideas porque estas localidades buscan revitalizar su turismo por medio del arte a través de varios festivales e iniciativas culturales
1.- Genalguacil, en Málaga
Genalguacil es diferente. Estamos en un pintoresco pueblo de la Serranía de Ronda, en Málaga, es conocido como el “pueblo-museo” gracias a su innovadora apuesta por el arte contemporáneo. Desde 1994, celebra los Encuentros de Arte, un evento bienal que reúne a artistas nacionales e internacionales para crear obras inspiradas en el entorno y la comunidad local.
Genalguacil es un modelo único de integración entre arte, comunidad y naturaleza, consolidándose como un destino imprescindible para quienes buscan una experiencia cultural auténtica en un entorno rural singular. Ya se han cumplido 30 años y la obra no para. Las piezas, que incluyen murales, esculturas e instalaciones, se integran de forma permanente en sus calles, convirtiendo el municipio en una galería al aire libre.
El pueblo también alberga el Museo de Arte Contemporáneo Fernando Centeno, que exhibe una colección de obras creadas durante los Encuentros, así como exposiciones temporales. Esta iniciativa no solo ha embellecido Genalguacil, sino que también ha revitalizado su economía local y fortalecido la identidad comunitaria, atrayendo a turistas y amantes del arte de todo el mundo.
Además, el pueblo participa en proyectos europeos como Pacesetters Real World LAB, promoviendo el desarrollo rural sostenible a través de la innovación cultural.
2.- Penelles, Lleida
Mucho arte hay en Lleida y eso se nota. Penelles, situado en la comarca de La Noguera, se ha convertido en un referente del arte urbano en el medio rural. Desde 2016, este pequeño pueblo organiza el festival Gargar (https://www.gargarfestival.com/), un evento que reúne a artistas de todo el mundo para plasmar su creatividad en las fachadas de las casas. Aquí los paisanos parecen tocados por el virus de la creatividad. Actualmente, Penelles cuenta con más de 100 murales que abarcan temas como la naturaleza, la vida cotidiana y la tradición local.
Este festival no solo ha embellecido el pueblo, sino que también ha revitalizado su economía mediante el turismo cultural. Visitantes de todas partes llegan para recorrer sus calles y admirar obras que integran arte contemporáneo en un entorno tradicional. Un lugar para conocer.
3.- Fanzara, en Castellón
Que sorpresa y que agradable, sin tonterías. Por las noches hace frio y por el día calor, pero así es la vida en el interior de Castellón. El Museo Inacabado de Arte Urbano (MIAU https://www.instagram.com/miaufanzara/) ha situado a Fanzara, en la comarca del Alto Mijares, en el mapa cultural de España. Este proyecto comenzó en 2014 como una iniciativa vecinal para transformar el conflicto social en cohesión a través del arte. Desde entonces, más de un centenar de artistas han intervenido en el pueblo, creando murales, esculturas e instalaciones que dialogan con el entorno.
Fanzara se ha convertido en un ejemplo de cómo el arte puede ser una herramienta de cambio social. Sus calles no solo son un atractivo turístico, sino también un espacio de encuentro que fomenta la participación y el sentido de comunidad.
4.- Belorado, en Burgos
Belorado es parada obligada entre Logroño y Burgos… Ya quedan pocas tiendas de artículos de piel, pero reabren grandes supermercados que son un paraíso para los amantes de las conservas.
Ubicado en pleno Camino de Santiago, Belorado ha apostado por el arte urbano para enriquecer su patrimonio histórico. A través del proyecto “Wall-King Belorado”, murales de gran formato decoran las fachadas con escenas que representan oficios tradicionales, figuras históricas y momentos del pasado local.
Los murales no solo embellecen el casco urbano, sino que también atraen a peregrinos y turistas que buscan una experiencia cultural enriquecedora. Este enfoque ha permitido al pueblo destacar como un punto de interés en la histórica ruta jacobea.
5.- Mogarraz, en Salamanca
Hay muchas formas de tomar las calles y esta es una de ellas. Mogarraz, en la Sierra de Francia, es famoso por los retratos que decoran sus fachadas. El artista Florencio Maíllo reprodujo en óleo más de 800 fotografías antiguas de los vecinos del pueblo, tomadas originalmente en 1967 para un documento administrativo.
Estas imágenes, plasmadas en los muros de las casas, han convertido al pueblo en un museo viviente que rinde homenaje a su historia y a quienes han habitado sus calles. Conocido como el “pueblo de las mil caras”, Mogarraz combina tradición e innovación, atrayendo a turistas que buscan una conexión con la memoria colectiva.
6.-Villangómez en Burgos
Con apenas un centenar de habitantes, Villangómez ha utilizado el arte urbano como herramienta para revitalizar su comunidad y atraer visitantes. La “Ruta de Murales y Escritores” adorna sus calles con obras que rinden homenaje a figuras literarias y retratan la vida rural.
Este proyecto busca combatir la despoblación, promoviendo el turismo cultural y fortaleciendo el sentido de pertenencia entre los vecinos. El arte en Villangómez ha transformado el pueblo en un destino cultural único, mostrando cómo una pequeña comunidad puede revalorizar su entorno mediante la creatividad.
7.- Romangordo (Cáceres)
Un pueblo con criterio artístico. Cerca de Monfragüe, cerca de los Ibores, cerca de todo y alejado de todo. Una joya de la Extremadura profunda… Por eso me gusta disfrutar del trabajo de los artistas extremeños que llevan desde 2016 cambiando el aspecto de este pequeño pueblo cacereño de menos de 300 habitantes.
Lo suyo son los trampantojos, con los que recuerdan escenas y oficios de la vida rural (y de paso ocultan espacios desaprovechados).

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