TREKKING VILLAGES EN LLEIDA: Pueblos que son perfectos para una caminata en Lleida

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La provincia de Lleida  es un paraíso para los amantes del senderismo y la naturaleza. Su escenario de paisajes lo convierte en un paraíso para los amantes de la caminata con objetivo. Con un paisaje diverso que abarca desde las altas cumbres del Pirineo hasta las suaves colinas y llanuras de la comarca del Segrià, esta región esconde auténticas joyas en forma de pueblos encantadores, perfectos para recorrer a pie. Ya sea explorando antiguos senderos de montaña, paseando junto a ríos cristalinos o descubriendo el patrimonio cultural de estas localidades, Lleida ofrece una experiencia inigualable para quienes buscan conectar con la historia y la belleza natural.

Si el pueblo es bonito,  siempre hay un valor añadido.  A lo largo de la provincia, se encuentran numerosos pueblos que destacan por su entorno privilegiado y su arquitectura tradicional. Estas localidades no solo brindan rutas de trekking accesibles y panorámicas impresionantes, sino también una inmersión en la tranquilidad de la vida rural.

Cada uno de estos pueblos tiene su propio encanto: algunos se alzan sobre colinas con vistas espectaculares, otros se esconden en valles rodeados de frondosos bosques y otros se sitúan a orillas de ríos que han marcado su historia y cultura. Además, muchos de estos destinos combinan la belleza natural con un importante legado histórico, reflejado en sus castillos, iglesias románicas y construcciones de piedra que han perdurado a lo largo de los siglos.  Mochila, bastón, buen calzado y  mejor compañía.  Seguimos en  ruta. 

1. Camino de Guimerà a Tàrrega  

Casi un recorrido para  todos los públicos. La senda de esta ruta fue actualizada en dos etapas, entre noviembre y diciembre de 2021. Es un trayecto largo pero fácil, que transcurre principalmente por caminos agrícolas, tanto asfaltados como no asfaltados. El recorrido se realiza en ocho partes, con inicio y final en Guimerà.

La señalización es buena en la primera parte (de Guimerà a Verdú), aunque algo desgastada, mientras que en la segunda parte, hasta el regreso a Guimerà, la señalización es inexistente, por lo que es necesario utilizar el Track o  las indicaciones de alguna App.  No hay mayor problema. 

Cabe destacar que la parte del  camino  entre Tàrrega y Guimerà coincide completamente con la Etapa 47 del GR-3.  La arquitectura  de Guimerá, se complementa con los artesanos de Verdú o los reposteros de Tárrega.   Llegar tiene premio. 

 

2. Aitona, camino de los Frutales

Cada año la floración de Aitona reúne a más de 3.000 personas para disfrutar de la belleza de los campos de melocotoneros. Además de la producción de melocotones, especialmente nectarinas y paraguayos, Aitona ofrece un espectáculo visual que recuerda a otros famosos destinos turísticos como el Valle del Jerte en España o Japón.

Aunque Aitona solía ser una zona de cultivo de secano con almendros y olivos, el desarrollo del regadío transformó la región en un área productora de frutas como melocotones, cerezas y albaricoques. Este paisaje, que ha sido denominado «valle del Jerte catalán» o «primavera de Japón en Aitona», se ha convertido en un destino turístico único. Además, Aitona ha apostado por el concepto de «Fruiturisme«, una forma innovadora de combinar patrimonio, cultura y turismo agrícola.  Una maravilla de  paisaje con la opción  de conocer también el casco viejo de pueblo  o la excursión hasta la ermita de Sant Joan de Carratalá. 

 

3. Ruta Monasterio de Santa María de Gualter

Historia, arte y  el  encanto de la media montaña  se juntan en el ayuntamiento de Gualter.  Estamos en un lugar único, a la entrada del pueblo de Gualter, capital del municipio de La Baronia de Rialb (la Noguera). Actualmente no tiene vida monástica, pero es la sede de la administración local. 

Estas  tierras fueron cedidas al monasterio de Santa María de Ripoll por el conde Wifredo el Velloso, que habría ocupado el lugar antes del 890. En 1079 era propietario del lugar el conde Ermengol IV de Urgel. El mismo conde, para ayudar al levantamiento del nuevo monasterio, cedió al abad de Ripoll la mitad de los tributos  de los pueblos que había terminado de conquistar a los árabes. 

Arquitectónicamente, el Monasterio de Santa María de Gualter, es una joya del arte medieval  que fue iniciado en 1118 y consagrado en 1207. Aunque perdió su vida monástica en 1593, el monasterio fue rehabilitado tras la guerra civil y se conserva como una iglesia parroquial. En la localidad de Gualter, la capital del municipio de La Baronia de Rialb, destaca también la casa señorial de Armengou, que fue residencia de los alcaldes del lugar.

Una de las rutas  comienza con vistas panorámicas del río Segre y algunas masías a lo lejos. Se sigue una pista ancha a la derecha y luego se desvía por un sendero que desciende, pasando por campos de trigo que se deben bordear  para respetar el trabajo de los agricultores.  Siempre podemos  ir hasta el mirador de Torreblanca y luego tomar la carretera hacia el mirador del embalse de Rialb.

 

4. Ruta de Gerri de la Sal hasta el Castillo de Arcalis

Aquí se huele a montaña. La ruta comienza en el aparcamiento gratuito de Gerri de la Sal, desde donde se puede ver el pintoresco puente medieval que cruza el río Noguera Pallaresa. Se toma un desvío hacia el Santuari M.D. Arboló, al que se llega en unos 20 minutos. Luego, se sigue el sendero y el Camí de Ferradura bordeando el río hasta el pueblo de Arcalís, donde se encuentra un mural que recuerda a «Lliser d’Arcalís», un bandolero del siglo XIX.

Desde allí,  después de un descanso, se continúa  hasta llegar a las ruinas del castillo, donde solo quedan algunos trozos de  muralla.  El reto merece la pena…  y el paisaje es impresionante. 

 

5. Vallbona de les Monges

La ruta del Cister es uno de los  grandes reclamos del senderismo en Lleida.  La localidad de Vallbona de los Monges es un referente por sus vinos, sus aceites y por la poderosa arquitectura de su monasterio.  Sin embargo, para muchos visitantes es un lugar de referencia para el senderismo. La caminata hasta  Rocafort de Queralt es un buen recorrido de unos 20 kms. Es fácil y está bien señalizada.  Además, se puede hacer en los dos sentidos. 

Una buena opción es llegar hasta Rocallaura, en el  límite de la provincia. Es una entidad local menor perteneciente al municipio de Vallbona de las Monjas siendo el segundo núcleo de población en número de habitantes dentro del municipio. Está situado al norte de la sierra del Tallat, cerca del límite con la Cuenca de Barberá. 

Rocallaura perteneció a las abadesas de Santa María de Vallbona y formó parte del municipio de Vallbona de las Monjas hasta la década de 1920-1930, en el que tuvo ayuntamiento propio hasta el 9 de julio de 1970, cuando volvió a ser anexionado a Vallbona de les Monges. De su iglesia, dedicada a San Lorenzo, depende el santuario de la Mare de Déu del Tallat.  De su antiguo castillo  solo quedan restos.

Otros pueblos para una buena caminata  son Fulleda o Juneda. En el primero,  los vinos son un buen reclamo  para disfrutar de un día entre los caminos y alguna bodegas familiares.  Lo mismo sucede en Juneda  o en San Miguel de Maldá o Maldá, que está en plena ruta del Cister entre masías, molinos y  artesanos locales.

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